Capitulo 9: Blanco y Rojo

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Resulta que Susan también me ha diagnosticado con esquizofrenia y ella se portó muy bien al respecto. Me explicó que lo hacía para que pudiera obtener medicamento de la nota del hospital. Sé que a veces podría perder el control y que necesito de medicina para mantenerme calmado pero no quiero hacer de esto algo importante. Sin importar que ya han pasado dos semanas desde que salí del hospital sigo pensando en ello cada día. He dicho que quiero ser algo más y que para cumplir mi felicidad necesito a veces dañar la de otras personas. A pesar de esto no me entran las ganas de hacer infeliz a Jack solo por qué no quiero tomar unas pastillas al día. Me han ayudado bastante a sobrepasar los tiempos difíciles y sin duda mantienen la mente más centrada. Ya casi no me estreso, he dejado de escuchar voces y de alguna forma me hace más cercano con Jack, lo último creo que es por no poder dejar de sonreír al estar con él. En ocasiones si que quisiera volver a ser yo, pues de verdad que el único momento en el que sucede es antes de dormir. A esa hora el efecto se pasa y puedo abrir la ventana para sentir el viento entre mis dedos y ahí y solo ahí es donde puedo llegar a mi cabeza. Durante ese tiempo me entran las ganas de gritar y arrancarme los ojos, es muy complicado para mí vivir sin sentir nada. La desesperación de no poder enojarme con nadie durante el día a veces me llega al estómago, tengo que ir al baño más de una vez durante el día a vomitar. De un milagro se trata que todavía pueda caminar, dijo el doctor que mis huesos han resultado fuertes para el golpe, no se ha sorprendido pues soy un chico a lo grande como Legoshi (así lo ha dicho). Eso sí, no puedo usar mis rodillas y tengo que ir a las andadas. Cada que pueden me ayudan a caminar y no es normal en lo mínimo. Es muy raro que gente que no te hablaba y que nunca creíste conocer ahora lo quiere hacer. No sé si sea por pena pero ¿En serio? Además, el chico nuevo del club de arte no para de insinuarse. Es horrible aguantar su clase de comentarios considerando que la mayoría ya sospecha de lo mío con Jack y también, que lo hace hablando de chicas. Si fuera unica su situación tendría que hecharlo para atrás y que no es de esa manera ya que lo hace con todos nosotros. Es más que obvio lo que intenta al sacar información de los carnívoros. Solo alguien ciego como lo aparenta ser no vería quien será el que encontrará al asesino.
Allí está de nuevo con su sonrisa y su cabello perfecto, esperando a dar órdenes y sin una preocupación del mundo. Si lo pienso no soy tan diferente de él en estos monetos, yo tampoco siento preocupación y por periodos creo que esa es la forma en la que todos seríamos más felices. No estamos para no sentir nada en el mundo. La felicidad no puede ir sin tristeza y sino ¿Que sentido rendiría ser feliz? Por ello es que no quiero tomar de mis pastillas, no me queda opción. Cada fin de semana tengo que ir con Susan a terapia, se daría cuenta si lo dejará, es muy buena en lo que hace. Es divertido ver cómo he aceptado cuidar de Jack y más bien como él cuida de mi.
Ya me están dando ganas de vomitar de tanto que he pensado, sea un efecto secundario o desesperación, tengo que ir rápido a los baños en cuanto pueda para no preocupar más a mi amigo. Dejé el hangar de drama sin decirle a nadie y camine lentamente sostenido de las paredes con secretos hasta llegar a los baños. Dentro ví a un par de carnívoros que tenían algo entre las manos, lo supuse al ver sus ojos de color rojo. No quice detenerme hasta que de la nariz del chico de en medio empezó a gotear sangre. Lo olí en un instante, estaban inhalando sangre de herbívoro. El vómito llegó a mi boca y lo detuve con la mano, entré al cubículo más cercano de la puerta del baño. Me arrodille y vomité un par de veces, después traté de levantarme con los brazos pero no lograba ni despegar del suelo. Los chicos se acercaron, podía verles por debajo de la puerta. Di una vuelta y recosté la cabeza en el retrete. Busqué algo con lo que defenderme y no encontré nada, solo tenía conmigo mi teléfono pero si movía la mano para alcanzar mi bolsillo me caía al suelo.

-Con que tenemos a un marica en la escuela -dijo el chico con la sangre en la nariz al abrir la puerta.

-¿Te crees mejor que nosotros por tener asco de la sangre? -dijo el chico a su lado, mientras que el otro se encontró tan drogado que no decía nada.

-No es lo que creen.

-¿Si? ¿Que es? -preguntó el central al acercarse.

Pude ver su mirada, los ojos rojos y su boca lista para morder. Sentí como quería tener miedo pero no pude hacer nada al respecto.

-Soy como ustedes, solo vomité por qué no he podido con los vegetales del desayuno.

Estos tipos se conformarían con cualquier tipo de carne, tenía que hacerme ver de su manada para no terminar de alimento.
El chico de al lado empezó a carcajear.

-No me haces idiota, te veo todos los días comer sin ningún problema -dijo al empujar al de en medio y hacerle para atrás- no serás bueno para mentir pero seguro que tú piel hará buen reemplazo para la de un herbívoro.

-Si eres idiota -dijo el chico de en medio- es amigo de Legoshi piensa un poco y averigüa que pasa si se entera que lo hemos comido, mejor dejemos que lo demuestre.

-¿Demostrar que? ¿No saben que los zorros son carnívoros? -sonreí.

-Mucho mejor, te habremos hecho un favor mírate -dijo al señalar mis piernas- estás a las ultimas, necesitas un poco de vida, la naturaleza no nos hizo para vivir de plantas.

-¿De que has vivido desde tu infancia? No te das cuenta de tu realidad, no sabes lo que haces -grité.

-La realidad que veo es en la que estás tirado en el suelo y yo encima de ti -dijo al soltar un puñetazo.

El golpe rompió el retrete y me aventó contra el divisor del cubículo, me recargue en él. Me había lastimado un ojo y roto un colmillo, el ojo comenzó a sangrar, parecían lágrimas de sangre.

-Lastima por lo que te has hecho, lo siento pero para algunos hay que usar un poco de fuerza -dijo al sacar un pequeño frasco con sangre y acercarlo a mi nariz- solo te hacemos un favor, recuérdalo.

No podía moverme, tenía las sustancias del frasco sobre toda mi nariz y mi boca. Ví todo con un tono rojizo.

-La paz ya llegó a ti -dijo al introducir el frasco en el orificio de mi nariz e inclinar mi cabeza hacia atrás, los otros dos festejaron con la mirada.

Sentí la sangre correr por mi garganta, me ardió la nariz como nunca y los ojos los tenía llorosos. Empecé a tener un calor en el pecho y ansias en las uñas de los dedos. El colmillo que se había roto paro de doler y en ese momento fue cuando llegó una sensación a todas las venas de mi cuerpo, lo pude sentir en cada una, así como una tela de araña enredada en mis extremidades. Tenía la cabeza caliente y temperatura en el cuerpo, había recuperado la fuerza. Me levanté sin sentir las rodillas y con una rabia que me sabía en la boca.

-Haz renacido amigo -dijo el chico al abrir sus brazos.

-En realidad, ya es mi segunda vez.

-¿Perdón? -respondió.

Agarré al chico y le levanté del cuello, estaba colgando. Solté un golpe y salió volando contra el espejo del baño y rompiendolo al impactar. Pedazos de madera del cubículo volaron por todos lados. Su amigo me golpeó en el estómago, haciendome vomitar en mi mismo. Le tomé de la camiseta y le aventé en contra de los cubículos a la derecha desmantelando cada uno de ellos. El tercer chico salió corriendo luego de que aventé al segundo, le intenté perseguir pero me detuve en la puerta del baño, algo en mi conciencia me había parado. Me inque y después senté detrás de la puerta, ahí ví mi reflejo en un pedazo de espejo que había caído al suelo. Estaba sorprendido de lo que veía y me negué a seguir. Mire abajo y solo pensaba en que las baldosas hasta ese momento no eran blancas y rojas, solo blancas.

Quiero Ser Un BeastarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora