IV.- Reunión.

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Dos días después de que Hashirama había partido al la aldea oculta del remolino, Madara se vio obligado a asistir a una reunión con los demás líderes de los clanes. Con Tobirama como encargado. Era algo común los miércoles cada dos semanas.

Él ya se estaba preparando mentalmente para la mierda verbal que seguramente le diría el de cabellos como las nubes.

Así que se dirigió a paso lento a la salida de su casa, con Izuna sorpresivamente pisándole los talones mientras se colocaba apresuradamente uno de sus zapatos.

Le miró con confusión, notando qué Izuna traía puesto ropa un poco más formal que la que solía usar durante la semana.

— ¿A donde crees que vas?— preguntó mientras alzaba una ceja, mirando a su hermano atarse el cabello en su característica coleta alta.

Cerró con llave una vez salió de su vivienda, esperando una respuesta que nunca llegó.
No cuando Izuna estaba en silencio mientras terminaba de ajustar sus ropas con rapidez.

Madara estaba oficialmente confundido.

— Iré contigo. — dijo Izuna de pronto, acomodando con firmeza la Banda sobre su frente.

Madara frunció el ceño, aún más confundido. Izuna jamás había querido asistir a una reunión en la torre Hokage. Madara había insistido las primeras veces, pero desistió al recibir siempre una respuesta negativa.  Izuna nunca quería ir, así que le resultaba de los más extraño.

—¿Por qué? — preguntó, comenzando a andar con un paso acelerado. Era tarde para llegar temprano, o a lo que se podría traducir a "no quiero ser esperado por nadie." Y también a un "no quiero que nadie me vea llegar."

— Pues porque estoy interesado en la sarna de estupideces que Tobirama va a soltar hoy. — le respondió su hermano con simpleza, colocándose a su lado e igualando sus pasos.

Madara le miró con el ceño fruncido mientras daba un pequeño asentimiento, sin decir palabra.

Estaba preocupado del desenlace que podría tener aquella junta, en la que solo habían dos posibles resultados:

1- todo salía maravillosamente bien e incluso podrían llegar a un acuerdo entre todos para mejorar la aldea.

2- el lugar quedaría en destrozados luego de un enfrentamiento entre ambos.

Y consideraba más viable la segunda opción. Así que iba preparado para dejar el pudor de lado y enfrentarse con todo lo que tenía si era necesario. Él protegería a su clan de las garras del albino.

Aún así, no tenía un mal presentimiento. Quizás era porque Izuna lo acompañaba esta vez.

Una vez llegaron a la torre del Hokage, ambos entraron con su típico porte imponente que caracterizaba a su clan. Los Uchiha siempre estaban orgullosos de quienes eran y no temían en demostrarlo.

— Buenos días, Madara-san, Izuna-san. — escucharon a sus espaldas, notando el mayor de los hermanos a Shikuo Sarutobi, una sonrisa adornando su rostro felino.

— Buenos días, Shikuo- san. — saludó Madara haciendo una pequeña reverencia, Izuna imitándole. — Llega temprano hoy. — comentó el azabache moviendo sus piernas en dirección a la sala de juntas, con ambos hombres siguiéndole a sus espaldas.

— Es tarde para estar temprano. — dijo Shikuo, encogiéndose de hombros, Madara estuvo de acuerdo. — Procuro llegar lo más temprano posible, pero usted siempre está aquí antes, Madara-san. Así que puedo decir que rompí mi récord.

Madara no pudo reprimir la corta risa que salió de sus labios a la vez que negaba, entrando a la habitación vacía, pero ya preparada con las típicas bebidas y un mapa de la aldea en el centro de la mesa. Seguramente Tobirama ya había arreglado el lugar antes.

DUPLAS [ HashiMada • TobiIzu. ] EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora