XII.- Equivocaciones.

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Por alguna extraña razón -una como llorar al igual que una quinceañera y tratar de no morir en la noche.- habían despertado más tarde que de costumbre. Tobirama se había quedado en su habitación a varios metros de distancia con un futón extra luego de que se hiciera tarde para volver, además, Madara creía que era lo mínimo que podía hacer luego de haberle escuchado y visto llorar por un largo rato. Es un hecho que Tobirama se había negado completamente, pero eran las dos de la mañana e Izuna no había aparecido en todo ese tiempo, por lo que cedió con la esperanza de escucharle llegar. Cosa que no funciono porque se quedó dormido casi al instante y Madara tuvo problemas para conciliar el sueño aún después de ver que dormía, había estado pegado a la ventana esperando por su hermano, y al igual que la última vez, llegó una hora después acompañado de Hashirama. Había sido suficientemente, no quería ver su despedida ni nada. Izuna estaba en casa y pudo recostarse más tranquilo en su propia cama con un kunai entre las manos en caso de que Tobirama se decidiera por atacarle mientras dormía.

A penas sintió un pequeño movimiento en la habitación se había despertado, solo para darse cuenta que había despertado una hora después de su horario habitual. Tobirama aún dormía y parecía haberse removido un poco de su lugar. Ya no podía regresar a dormir así que solo fue a darse un baño sin hacer demasiado ruido. Estaba siendo considerado para el mal humor que estaba cargando por no dormir lo suficiente.

Por la hora que era estarían llegando a la hora en punto de los entrenamientos del día de hoy. Y los últimos, antes de dar a conocer oficialmente a los ciudadanos el cuerpo especial de cazadores ANBU. El lunes Hashirama otorgaría las primeras misiones oficiales para el equipo y ya estaba mentalizándose tanto a él como a los jóvenes a preparase para cualquier cosa. Tendrían el domingo libre y ya estaba pensando en que cosas hacían falta para la despensa y aprovechar ese día para ir a comprar los nuevos suministros.

Cuando decidió bajar, la imagen de Izuna preparándose el desayuno lo sacó un momento de sus casillas. No quería ni siquiera mirarle a la cara.

Estaba herido, tanto su corazón como su orgullo. Y a pesar de que no era su intención, se sentía molesto con todo el mundo, incluyendo a su hermano. En especial con Hashirama.

Ayer había sido consciente de la realidad de su situación; Hashirama jamás lo vería como algo más que un amigo.
Según sus pensamientos anteriores, él estaba bien con ello, pero no había estado completamente preparado para vivirlo en carne propia.

Al parecer Hashirama lo seguía viendo como un niño tonto que no podía lanzar piedras al otro lado del río. Y él no era ningún tonto.

Aún así, no podía evitar sentirse terriblemente mal con la situación. ¿Tener que fingir para conseguir alguna reacción? Solo a Tobirama podía ocurrírsele. Y él quizás si era un poco tonto por seguirle el juego, pero quería saber qué clase de reacción obtendría del moreno y de su hermano.  Reacciones que no le gustaron, por supuesto. Como dice aquel dicho, la curiosidad mató al gato y el había sido demasiado curioso sobre ese asunto.

Suspiró mientras preparaba dos tazas de té, tendría que disculparse personalmente con Shikuo y Akane, estaba seguro que ellos habían quedado demasiados sorprendidos con su berrinche de ayer pero simplemente sintió que Hashirama y él eran como extraños.

Se suponía que Hashirama era su mejor amigo después de todo, debía conocerlo como para saber que todo era una completa farsa. Y ni siquiera lo había notado. Pero vamos, si era lo suficientemente ciego para no notar sus sentimientos por él tampoco notaría que los dos estaban malditamente fingiendo para probarlos a ambos. A Izuna y a Hashirama. Y no sabía exactamente como él albino molesto los sacaría de esa situación sin hacer más desastre del que ya habían hecho.

DUPLAS [ HashiMada • TobiIzu. ] EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora