XV.- El prospecto y la curación.

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Izuna había asistido a la reunión esa misma mañana como nuevo consejero del Hokage. Luego de que Tobirama se hubiera centrando más en el equipo ANBU, el lugar había estado disponible y Hashirama como los ancianos del consejo lo habían elegido a él como nuevo consejero.

No se quejaba, solamente que ahora tendría que pasar más tiempo en la oficina del Hokage. Afortunadamente, Izuna se consideraba una persona agradecida y sobre todo dedicada, así que ya amaba su trabajo.

La reunión no había sido aburrida, pero sí incómoda; pues el líder no había apartado la vista de él en todo momento.

Incluso había besado su mano cuando se presentaron, cosa que Izuna había considerado completamente innecesaria, pues él no era una princesa o un señor feudal, ni siquiera un doncel, para ser tratado así.

Hashirama se había encogido de hombros restándole importancia, diciendo que a veces  "no teníamos -como aldea.-  las mismas costumbres de otros clanes y viceversa". Que sería todo una adaptación.

Por lo que también lo había dejado pasar, pero sabía que no eran precisamente por costumbres las razones por las que no le había quitado la vista de encima durante toda la reunión.

Inojime Yamanaka no era un hombre precisamente feo, en realidad; era bastante atractivo para la edad que tenía. Pero si quería ligarlo, esa no era la forma correcta de hacerlo.

Quizás si se veían a escondidas en el bosque...

Sacudió la cabeza, centrando su atención en los papeles que tenía en mano. Hashirama había decidido adelantar el trabajo del día de mañana para poder disfrutar lo que sería la reunión del día de hoy, en la que estaban invitados todos los líderes de los clanes y la población en general.

La "reunión" (que era una fiesta, pero Hashirama no lo entendía así) tendría lugar en el comedor de Konoha, donde ya estaba todo en marcha para la noche de hoy. La gente de la aldea había comenzado a adornar las calles para la bienvenida de los Yamanaka, e Izuna solamente podía sentirse afligido al tener que asistir al mismo lugar que Tobirama y Madara juntos.

No iba a mentirse a sí mismo, se dio un buen susto cuando lo miró sangrando la noche anterior y mas cuando se enteró que había sido por su hermano Madara.

Afortunadamente, la herida del albino solo había sido un pequeño corte en el abdomen, no era algo profundo pero si algo para tener que hacerle puntos para cerrar la herida.

Había deseado abrazarle luego de que Hashirama había terminado de atenderlo, pero no había tenido el valor suficiente de hacerlo frente a Madara a sabiendas de que esa relación era un maldito problema. Además de que Obito debía regresar a su hogar.

No se permitió sentirse mal por desear que terminaran con eso, porque desde que inició solamente habían surgido demasiados problemas entre ellos.

Y para rematar, Madara parecía más preocupado por su cabello que por la apuñalada que le dio a Tobirama y esa había sido la gota que derramó el vaso. No entendía ni un poco como llevaban esa relación suya, actuando los dos tan malditamente infantiles y extraños, incluso había llegado a la posibilidad de que no era una relación real la que mantenían y es que; una razón era que conocía a ambos. Y los conocía bien.

Sabia que Tobirama era una persona que, a pesar de haber mantenido su relación en secreto, nunca había perdido la oportunidad de intentar besarle en batalla o el escabullirse en su clan bien entrada la madrugada, incluso algunas veces lo había tomado de la mano cerca de las personas en su clan.
A pocas palabras, Tobirama era una persona que poco le importaba ser visto dando muestras de afecto en público. Y jamás durante esa supuesta relación lo había visto hacerlo con Madara.

DUPLAS [ HashiMada • TobiIzu. ] EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora