XX.- Evasión.

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Madara logró tranquilizarse al cabo de unos minutos, específicamente cuando un preocupado Hideaki Senju que regresaba de su cita se acercó hacia el azabache y un Daiki Senju que apenas escuchó gritar a su maestro había salido corriendo hacia la casa del primer Hokage, ambos colocándose frente suyo en posición de ataque, buscado protegerle de algún daño inminente cuando analizaron la situación; no eran los únicos que lo harían si vieran a su sensei en peligro, muchos integrantes de ANBU ya se habían jurado proteger con sus vidas a Madara Uchiha si eso fuera necesario, todo porque el azabache durante todo el tiempo que llevaba el escuadrón en funcionamiento no había hecho nada más que ayudarles a crecer y a progresar, señalando sus puntos débiles y ayudándolos a superarlos, curando sus heridas e incluso compartiendo su alimento con ellos sin pedir nada a cambio o echárselos en cara; y era algo que agradecían bastante ellos y más de sus compañeros.

Madara los había hecho sentir como en una familia estando en ANBU y no dejarían que nada se interpusiera entre ellos, ni aunque tuvieran que rebelarse ante toda Konoha por protegerle.

Hashirama había sido el más sorprendido cuando fue empujado lejos del azabache, mirando como dos de los integrantes mas destacados de su clan defendían a Madara sin siquiera dudar un poco, atentos ante cualquier giro de la situación.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? — preguntó Tobirama, mirando entre los dos jóvenes que parecían culparlo especialmente a él por lo que estaba pasando.

— Protegeremos a Madara-sama de cualquier amenaza, incluso de usted, capitán Tobirama. — respondió Daiki, acentuando su posición, estaba listo para luchar.

— O incluso del primer Hokage. — agregó Hideaki, mirando amenazadoramente al líder de la aldea, quien estaba estupefacto ante la situación.

— Hideaki, Daiki, está bien. — habló Madara luego de recuperarse de la sorpresa, tomando de los hombros de ambos muchachos. — Esta todo bajo control, sólo me alteré un poco.

— ¿Está seguro, Madara-sama? — le preguntó Daiki, quien no pasaba de los 18 años de edad, pero estaba demasiado dispuesto a enfrentarse a quien fuera si eso significaba protegerlo.

— Lo estoy. — Madara respondió, no debería, pero estaba conmovido por ellos. Se habían revelado en contra de su capitán, e incluso del mismísimo Hokage solamente por defenderlo.

Era completamente algo que él haría por defender a un ser querido.

— Entonces nos quedamos. — sentenció Hideaki, mirándole por sobre su hombro. — Y no nos iremos aunque nos lo pida, así que no pierda el tiempo haciéndolo.

Madara guardó silencio, sorprendiéndose aún más cuando ambos muchachos lo dejaron tras sus espaldas. No tenía hijos, pero el sentimiento en su pecho lo hacía sentir como un padre orgulloso.

— Es innecesario, las cosas están bien. — habló Tobirama, colocando a Izuna tras su espalda nuevamente, no quería que en caso de que hubiera un enfrentamiento él saliera herido. — Solamente necesitamos hablar a solas.

— Yo no tengo nada que decir. — dijo Madara, alzando la barbilla y cruzándose de brazos.

— No puedes ir por ahí influenciando a los jovencitos a que actúen por ti. — le regaño el albino, limpiándose el labio con el dorso de la mano. — Eso es manipulación.

DUPLAS [ HashiMada • TobiIzu. ] EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora