DUPLAS [ HashiMada • TobiIzu. ] EDICIÓN.

V. - Divagación.

Entrando el anochecer, Madara se aseguró de usar ropa que no le incomodaría al momento de correr o de enfrentarse a alguien. Su vestimenta consistía en un pantalón oscuro, mientras llevaba una camiseta simple del mismo color con el emblema del clan Uchiha en la espalda. Llevaba su katana en la espalda, la cual iba sostenía de un cinturón que cruzaba por su pecho. Al igual que una bolsa ninja atada a la espalda, donde guardaba algunos shurikens en caso de necesitarlos.

Camino en dirección a la puerta, iría directamente a la torre Hokage y de ahí le explicaría su estrategia a Tobirama. Procuraba no tardar demasiado en encontrar a cuatro parlanchines traidores.

Se sorprendió levemente al ver a Izuna parado junto a la puerta, de brazos cruzados mientras le miraba con preocupación.

— Procura llegar con vida. — fue lo primero que dijo, provocando que Madara le mirara confundido. — Me refiero a que por favor, procura no tomarte tan personal a Tobirama.

Madara comprendió su preocupación, pero no tenía intenciones de discutir con nadie esa noche. Él iba con la mente centrada en un objetivo; atrapar a un grupo de personas peligrosas para el bienestar de la aldea, más importante aún, personas que amenazaban con el bienestar de su clan.

Palmeó su cabeza con suavidad, negando sin mucho afán. — Solo tengo una misión. No fallaré por eso. — dijo tratando de calmarle, saliendo de su vivienda y saltando al techo de la misma, emprendiendo camino al punto de encuentro de esa noche.

Al llegar, se encontró con Tobirama esperándolo con su típica armadura azul. Madara le miró escéptico.

— Se supone que debemos ser silenciosos. — dijo aterrizando sobre la terraza de la Torre Hokage, cruzando los brazos sobre el pecho.

Tobirama le extendió una mascara blanca, la cual tomó con confusión.

— Es para que no se revele nuestra identidad. — le explicó ante su mirada curiosa. Madara asintió, colocándosela sobre el rostro. — Además de que no quiero ver tu rostro horrible.

Madara soltó un bufido, rodando los ojos por debajo de la máscara. Tobirama también se colocó una igual.

Las máscaras eran totalmente blancas, con las únicas aperturas en sus ojos para poder ver alrededor.

— ¿Tienes algún plan? — preguntó en lugar de responderle, caminando detrás del Albino quien hacía demasiado ruido con la armadura. Lo escuchó chasquear la lengua para luego quitársela del cuerpo, quedando solo con una vestimenta similar a la de Madara, no tenía el cuello igual y tampoco tenía el emblema Uchiha. Pero vaya que Lucina similares.

— Si. Nos separaremos. — dijo haciendo la máscara hacia un lado, quitándose su típica banda de konoha dejando que su blanco cabello quedara en varias direcciones y dejándola en el suelo junto su armadura. — Dejaremos clones vigilando en puntos críticos de la aldea, si llegamos a escuchar algo sospechoso, acudiríamos inmediatamente nosotros personalmente.

—¿Que haremos nosotros por mientras?— preguntó Madara mientras lo observaba acomodarse la máscara nuevamente sobre el rostro.

— Yo estaré en la entrada vigilando posibles intrusos. Tú estarás cerca del lugar donde el civil reportó haber visto a los infiltrados, si los llegas a ver, es necesario que utilices tus ojos del demonio para inmovilizarlos. Esto aplica también para tus clones. — le respondió Tobirama haciendo un sello con sus manos, apareciendo a tres clones de sombra. — Procuremos que nuestros clones no estén tan alejados los unos de los otros para poder dar la señal en caso de encontrar algo.

— ¿Ojos del demonio? — preguntó un tanto indignado, Tobirama siempre salía con un insulto nuevo para su clan. — Tienes los ojos rojos también, Tobirama.