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Minnie corría por los pasillos de ese gran palacio en lel cual había pasado los últimos tres meses con la compañía de Yuqi y Shuhua, dos de los tres ángeles favoritos de Miyeon, el ser supremo. Pero no siempre se quedaba en ese paraíso que para ella era una cárcel y es que hace unas semanas había descubierto cierto lugar misterioso donde se encontraba con un demonio llamado Soyeon y ella la llevaba con Soojin, y es que la rubia era hermosa y Minnie caía ante ella con solo verla, era tan cálida y la hacía sentir tan bien, Minnie lloraba al despedirse porque no aguantaba su ausencia, y sus labios, Minnie moria por tocar aquellos belfos aunque sea con la punta de sus dedos, pero no resistía, más la rubia siempre la dejaba colgada y veía como con la mirada Minnie le rogaba para que se acerque más.
- Puntual como siempre, Minnie -Soyeon la recibió con una sonrisa que hacía sus ojos un par de rayas.
- No puedo perder ni un segundo, Soyeonie -cuando se acercó lo suficiente pellizcó una de las mejilla de la menor- ¿Quién querría perder un segundo si está por encontrarse con Soojinie?
En el momento que Minnie dijo esto el semblante de Jeon se puso serio y no pudo evitar aquel pequeño dolor en su pecho.
- A Soojin no le gusta que la llames así -Soyeon quitó la mano de la contraria de su mejilla con cierta brusquedad- y apresúrate si estás tan apurada - Jeon le dió la espalda y empezó a caminar mientras sus ojos picaban.
                                ☁️
Soojin se encontraba sentada en su trono mientras miraba a la nada de su reino, aveces se preguntaba cómo podía reinar en el desorden del infierno y en ese momento recordaba a Soyeon, su fiel esclava, hasta la podría considerar a algo cercano como una mejor amiga. Soojin reinaba sobre el pecado y crueldad, lo había visto todo y solo había una cosa que podría llegar a sorprenderla, la pureza de los ángeles, especialmente la de los querubines y serafines, por su inocencia y castidad Soojin podría quemar hasta su propio reino, y es que ella moría por arrebatar aquella pureza, amaba como los ángeles se entregaban a ella, cómo la amaban a pesar de que era prohibido, mas Miyeon se había cansado de que Soojin profanara a sus criaturas y en orden de protegerlas vivía con sus tres ángeles más preciados, dos querubines y un Serafín, sin embargo Soojin había encontrado la manera de enamorar a una de ellas, y eso la excitaba más, no solo el hecho de que este ilusionado a un ángel sino el arrebatarle a Dios uno de sus querubines más preciados.
- ¡Soojin! -Minnie entraba de un portazo al salón pero se detuvo al verla sentada en su trono- Pe-perdón, no quería interrumpir -Minnie agachó la cabeza al verla en esa posición de poderío, podría jurar escuchar su corazón latir contra su pecho e intentaba controlar su respiración, no quería que Soojin se diera cuenta de lo emocionada que estaba.
Se escuchó como alguien abría las grandes puertas con cierta lentitud, una lentitud tortuosa para Soyeon, ya que era ella quien ingresaba al salón real, no sabía si podría soportar ver a la persona que amaba junto a su superior, peor aún, junto a su amiga.
- Llegaron antes de lo previsto -Soojin se levantó y bajo las escaleras.
- Alguien no quería perder ni un minuto -dijo Soyeon con la mirada perdida en alguna de las columnas del aposento.
Soojin alzó una ceja y miró a Minnie, quien tenía un fuerte rubor en el rostro.
- Ya veo... Soyeon, puedes retirarte -ordenó la rubia sin mirar a su amiga y esta se retiró a la velocidad de la luz, no podía aguantar ver cómo los ojos de quien amaba brillaban tanto por alguien ajeno a su persona.
- Yo... - Minnie quería terminar la frase pero se le fue el aliento cuando Soojin apartó su cerquillo hacia un lado y así darle un beso en la frente.
- ¿Ya lo pensaste? -ahora la rubia la abrazaba con la cabeza escondida en su cuello, Soojin solo pensaba en marcar ese cuello con púrpura. Soojin respiró pesadamente, haciendo que Minnie se estremeciera- Vamos abajo -la tomó de la mano y se la llevó hacia las escaleras.
Minnie sentía que volaba, no podía estar más feliz. Se detienen al bajar el quinto escalón, Minnie nunca ha estado abajo y mentiría si dijera que no tenía curiosidad, mas esos pensamientos fueron desplazados en el momento que Soojin posó sus labios en su cuello dejando un beso casto. Soojin la miró a los ojos y volvió a besar su cuello, pero está vez era un beso húmedo. Minnie soltó un pequeño suspiro ante esta acción, Soojin al escuchar esto empezó a succionar distintas áreas del cuello de la contraria, dejando pequeñas zonas rojas después de cada "beso"
- Ah-ah -Minnie se sentía de maravilla, nunca nadie se había atrevido a hacerle eso, ni siquiera ella lo buscaba, se sentía en un mundo nuevo, y es que tampoco había tenido su primer beso y este tipo de contacto la ponía realmente sensible.
Soojin se detuvo y vió el gran sonrojo que tenía la mayor, posó su mano en la cintura de Minnie  y la acorraló dejando la espalda de la contraria chocar con el barandal, asegurando que no pueda escapar.
Se quedaron viendo por unos segundos hasta que la rubia se acercó lo suficiente para poder besarla. Minnie cerró los ojos y esperó a que suceda, Soojin ante esto la observó un momento, vió como sus labios estaban entreabiertos y no se contuvo, atacó los belfos de la otra con cierta brusquedad, pero bajo la intensidad al notar los movimientos torpes de Minnie, siguieron así hasta llegar a cierta armonía entre sus labios. Soojin podía saborear el maná en los labios de Minnie, Soojin estaba probando el cielo, estaba robando la pureza de lo divino y le encantaba.
- Yo-yo - Minnie estaba agitada y sentía unas cosquillas en su estómago- Acepto, quiero escapar contigo.

HONEY ~Oh My God~ (G) I-DLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora