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–El programa de anoche fue magnífico.

Aquella voz tímida y queda llamó la atención de Niall. Sonriendo, dejó de trenzar el cabello de Selena y alzó la mirada hacia el espejo que tenía frente a él. Fue incapaz de disimular un respingo al volver a ver la mejilla amoratada de Selena y su labio inflamado. Y esas solo eran las heridas visibles. Sin duda alguna, el corazón y el alma de Selena estaban destrozados.

Selena Teefey era una esposa maltratada y una de las muchas mujeres que buscaban refugio en el Centro de Mujeres Camenson, situado a solo tres edificios de la emisora. Niall frecuentaba el refugio desde hacía ocho meses, trabajando como voluntario durante varios días a la semana. La principal necesidad de aquellas mujeres era el apoyo emocional.

De modo que su labor consistía en entablar amistad con unas mujeres que ansiaban la clase de comprensión que solo otra persona podía proporcionarles. Tambien contaba con espacio para donceles en las mismas condiciones.

Niall nunca había sido maltratado, pero cuando tenía trece años, había sido testigo de la brutal relación de su madre con uno de sus novios. Al cabo de varios meses de degradación física y verbal, habían llegado las amenazas y al final su madre había tenido que refugiarse en un centro de mujeres maltratadas junto a él y su hermana.

Desgraciadamente, aquella violenta relación no había puesto fin a la necesidad de Maura Horan de aferrarse a hombres que se aprovechaban de su fragilidad y de sus inseguridades. Aquella terrible situación había hecho cambiar a Niall, que había pasado de ser una jovencito ingenuo a convertirse en un doncel muy cauto en todo lo relativo a los hombres.

Aquel incidente lo había sacudido por dentro y había cimentado su creencia en que apoyarse completamente en un hombre dejaba a cualquier mujer o doncel demasiado indefenso y vulnerable.

Él lo había visto en su madre, que andaba ya por el quinto matrimonio a pesar del coste emocional que sus relaciones habían tenido tanto para ella como para sus hijos. Nataly, melliza de Niall, había seguido los pasos de su madre y se: había casado con un hombre rico y mucho mayor que ella, que inmediatamente había impuesto limitaciones a su joven esposa. Niall nunca comprendería por qué su hermana había aceptado un matrimonio sin amor y sin hijos.

Según su hermana, era una cuestión de seguridad. Pero Niall no entendía que tuviera que pagar por aquella seguridad el alto precio de su independencia.

Niall ya había pasado por eso en una ocasión y la experiencia le había hecho darse cuenta de lo importante que era para él ser coherente consigo mismo y hacer lo que realmente deseaba en la vida.

Después de haber estado saliendo con Paul durante seis meses, había descubierto que se había dejado enredar en una relación que había estado a punto de acabar con toda su confianza en sí mismo.

Afortunadamente, había puesto fin a su relación con Paul, pero después de lo ocurrido, Niall sabía por experiencia propia lo fácil que era dejarse arrastrar por los sentimientos y las inseguridades.

Desgraciadamente, algunas mujeres como Selena no se daban cuenta de que tenían la posibilidad de elegir y construir un futuro mejor para ellas, en vez de continuar atrapadas en matrimonios infelices. Aquella era la tercera estancia de Selena en el centro en solo seis meses, lo que le hacía pensar a Niall que no sería la última, a no ser que encontrara el valor suficiente como para divorciarse de su esposo.

Y Selena no solo tenía que pensar en ella, sino también en el bienestar de su hija Gracie, que tenía solo cinco años.

Niall suspiró y concentró sus pensamientos en el último comentarlo de Selena.

𝑣𝑜𝑐𝑒𝑠 𝑠𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎𝑠 ;𝑛𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora