𝑣𝑜𝑐𝑒𝑠 𝑠𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎𝑠 ;𝑛𝑠

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En silencio, salieron hasta las escaleras y fueron bajándolas lentamente.

Harry fue el primero en volver a hablar.

–¿Estás enfadado conmigo por el debate de esta noche?

–Sí. No– se frotó la sien y suspiró, mirando hacia él. En los impresionantes ojos verdes de Harry había una sombra de preocupación –No estoy enfadado, solo un poco frustrado con tu punto de vista sobre los orgasmos de los donceles. Quizá esté en minoría, pero creo que un doncel debería admitir su responsabilidad en la obtención de su propio placer.

–¿Y también en sus propios orgasmos?

Niall se encogió de hombros mientras rodeaban un descansillo para acceder al siguiente tramo de escaleras. No cuestionó lo cómodo que se sentía con a lado del varón.

Ni lo fácil que le resultaba mantener ese tipo de conversaciones íntimas con un hombre al que acababa de conocer. Tampoco pensó en la inexperiencia que había dado a conocer. Harry nunca lo había juzgado y no le preocupaba que comenzara a hacerlo.

–Como parece que esta noche he sido el epítome de la sinceridad– dijo con ironía –Te diré que creo que es preferible que los donceles se ocupen de su propio placer a que terminen insatisfechos y desilusionados por la falta de él.

–Las cosas no siempre tienen que ser de esa forma, Niall. Con el varón adecuado, jamás sufrirías tal desilusión.

Harry parecía muy seguro de sí mismo. Pero no de una forma arrogante o pretenciosa.

–¿Y si un doncel no puede llegar al orgasmo con un varón ni siquiera mediante la estimulación manual?

Harry le dirigió la más embriagadora de las sonrisas.

–Entonces tengo que asumir que ese varón no te está prestando la atención que necesitas.

–No estaba hablando de mí– lo corrigió Niall rápidamente.

–Yo también estaba hablando en un sentido figurado– replicó él –De verdad, creo que alcanzar y disfrutar de un orgasmo es una cuestión de actitud. Solo disfrutas del placer sexual cuando estás dispuesto a sentir.

Rozó su brazo. Fue un contacto casual que desató una ráfaga de sensaciones en el vientre de Niall. Sentía muchas cosas en aquel momento: deseo, calor... pero no podía considerar aquel estado de inquietud como el resultado de un orgasmo. Sacudió la cabeza y se dispuso a discutir con Harry.

–¿Tú crees que un doncel puede llegar al orgasmo solo con un beso, sin ninguna clase de caricias? ¿No te parece que eso es poco realista?

–Creo que en todo caso sería un poco optimista.

Niall lo miró de soslayo y admiró su firme perfil iluminado por la tenue luz de las escaleras. –Parece muy seguro de sí mismo, señor Styles.

–No, solo estoy seguro de usted, joven Horan– apareció en sus labios una indulgente sonrisa –Y creo que podría llevarte hasta el orgasmo sin utilizar mis manos para tocarte en absoluto.

–Sí, claro– respondió Niall con incredulidad.

Harry se detuvo bruscamente en el descansillo del segundo piso y le agarró suavemente del brazo. –Ya que tienes tan poca fe en mi capacidad para excitarte, ¿por qué no me dejas intentar demostrártelo en este momento?

Niall sintió latir el pulso en su garganta. Y también entre sus piernas.

–Porque es tarde y tengo que irme a dormir.