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–Toma, métetelos en el bolso y utilízalos con buena salud.
Niall clavó la mirada en la media docena de paquetitos que Troye le había puesto en la mano. Aquel ecléctico surtido de profilácticos los incluía de diversos colores, olores, texturas e incluso sabores: naranja, plátano y cereza. Y aunque Niall le agradecía el gesto a su amigo, estaba un poco abrumado por todas las opciones que tenía entre las manos.
–¿Has venido hasta mi apartamento solo para traerme preservativos?– le preguntó a su amigo con una irónica sonrisa.
–Eh, ¿y para qué están las amigos?– Troye se encogió de hombros mientras pasaba al pequeño cuarto de estar de Niall, que conectaba con la cocina a través de una pequeña barra –Al fin y al cabo, tú eres el único que tiene una cita caliente esta noche, y como al parecer yo de momento no los voy a necesitar, he pensado que a ti no te vendrían mal.
Niall sacudió la cabeza, perplejo. Niall cerró la puerta tras su amigo y miró el reloj de la cocina. Tenía media hora antes de que Harry llegara para llevarlo a cenar al restaurante que había seleccionado para su primera cita oficial.
–Lo único que puedo decir es que por Shawn debe merecer la pena la espera.
–Sí, supongo que sí– Troye suavizó su expresión con una mezcla de adoración y satisfacción –En cualquier caso, tengo que reconocer que aunque todavía no hayamos hecho el amor, estrictamente hablando, ¡Mi vida amorosa jamás había sido tan caliente!
–La mía tampoco– admitió Niall.
Troye gimió, con los ojos abiertos por el asombro.
–¿Harry y tú ya lo habéis hecho?
Niall desvió la mirada. Abrió el bolso que había dejado encima de la mesa y guardó los preservativos.
–No, pero al igual que entre tú y Shawn, los preliminares han sido magníficos.
Había pasado casi una semana desde que Harry y él se habían mostrado de acuerdo en participar en aquella campaña... Una semana de pura seducción durante la que Harry había continuado llamando al programa para debatir con él sobre los temas más provocativos.
Una noche Harry le había llamado a su casa y se habían enfrascado en una conversación privada sobre fantasías eróticas. Harry había realizado verbalmente los deseos eróticos de Niall, y lo había dejado deseando mucho más.
Suspirando de placer al recordarlo, Niall tomó el reloj cromado que había dejado al lado del bolso, ajustándolo a su muñeca y se miró en el espejo que tenía al lado de la puerta para después acomodarse el cuello de la camisa. El aparato de aire acondicionado que tenía bajo el espejo refrescó su piel desnuda, pero también hizo que se le irguieran los pezones contra la seda de su camisa.
No lo sorprendió. Últimamente hasta las cosas más cotidianas parecían despertar en él una respuesta sexual. ¡Incluso comprar sandias, melocotones, cerezas o pepinos se había convertido en una experiencia sensual! Casi de forma constante, era consciente de su cuerpo, y del hecho de que Harry y él todavía tenían que consumar su aventura.
Durante los últimos cinco días se había visto obligado a desplegar tal actividad que prácticamente no había podido quedarse a solas con Harry.
Aunque el horario de trabajo de Harry dificultaba los encuentros, habían conseguido reunirse para la sesión fotográfica que Troye había organizado para que pudieran hacerse los carteles que colgaban ya de diferentes paredes de la ciudad y estaban despertando respuestas entusiastas.
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𝑣𝑜𝑐𝑒𝑠 𝑠𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎𝑠 ;𝑛𝑠
Teen Fiction|| ɴ ᴀ ʀ ʀ ʏ || La sensación de vértigo, adrenalina y excitación que le recorre el cuerpo con tan solo escuchar aquella voz aterciopelada y masculina, todos los días a la misma hora y en el mismo lugar, es solo, su punto de quiebre. Siempre acompañá...