Capitulo 9. ¿Porqué no me lo dijiste?

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Habían pasado ya dos meses desde el regreso de los Johnson a Eastlouder, los compañeros de los hermanos se acostumbraron a su presencia, John ingresó al equipo de Lacrosse y Annie al club de fotografía, sin embargo, debido a la compañía no podían pasar demasiado tiempo con sus amigos.

— ¿No creen que Annie y John nos esconden algo? —dijo Jennifer sentada junto a sus amigos en el jardín del instituto

—Tal vez solo están ocupados —mintió Darren

—Pero… ¿En qué? —quiso saber Danielle

—Creo que Annie consiguió un empleo de medio tiempo— continuó mintiendo el castaño

— ¿Un empleo? Pero si son ricos y…

—Ya saben cómo es Annie, le gusta tener dinero por su propia cuenta.

En ese instante los chicos pudieron ver a Annie acercándose a ellos con una radiante sonrisa y decidieron cambiar de tema.

Como solía hacer todos los días al llegar a casa, Annie subió a su oficina, agotada dejó sus cosas en el suelo y dispuesta a terminar el trabajo rápido se sentó en su escritorio pero cuando iba a comenzar el papeleo el teléfono sonó, cansada lo descolgó

— ¿Diga?

—La famosa Anabel Johnson, hasta que consigo contactarla

— ¿Quién habla? — una risa amarga se escuchó desde la otra línea

—Tú peor pesadilla

—Yo no tengo pesadillas

— ¿Acaso la muerte de tus padres no fue una?

—Algún día tendrían que morir

—Eso significa… ¿No te afecto su muerte?

— ¿Qué es la muerte? Para mí es el comienzo de algo nuevo, una vida nueva, una oportunidad nueva

—Ya no te queda nada Annie…— iba a continuar pero Annie lo interrumpió

—Me queda mucho más de lo que imagina…Y no me interesa quien eres, William, un secuaz, un loco acosador. No me vuelva a llamar—volvió a escuchar la amarga risa y colgó.

Estaba sola, en el parque de diversiones favorito de Jace…Vestía únicamente un vestido blanco, parecía ser otoño, el viento soplaba fuertemente a su alrededor, las hojas crujían al hacer contacto con los desnudos pies de Annie, las atracciones parecían dañadas, todo el lugar se veía sombrío, triste, tan abandonado…A lo lejos pudo observar a John, la miraba con enfado, con decepción, la miraba como nunca antes la miró, se acercaba, se acercaba con un cuchillo en mano, con una sonrisa perversa, con maldad en sus ojos, se acercaba con sed, sed de sangre

—Oh Annie…Nadie es como tú crees…Confías en las personas equivocadas siempre

— ¿A qué te refieres?John rió

—Por tú culpa…William ha venido por mí y yo he venido por ti

Su hermano alzó el arma y la atravesó justo en el pecho de Annie, ella pudo sentir como el alma se le iba.

Despertó, todo había sido una pesadilla, hacían meses que no tenía una…Pero ¿Por qué había soñado eso? De todas las pesadillas que había tenido, ninguna era como esa. Se paró de su escritorio con dolor y bajó a la primera planta, tomó su diario de donde solía ponerlo y comenzó a escribir

Querido diario:

La llamada de aquel hombre me ha afectado más de lo que pensé, sabía que algún día William me encontraría, que me contactaría, que su secuaz también lo haría, sabía que no estaba segura y a pesar de ello, una sola conversación ha traído de vuelta las pesadillas…Pero en esta John enterraba una daga en mí, a modo de venganza, lo hizo para deshacerse de un problema, de un obstáculo y si ese sueño quiere decir que ¿No debo confiar en nadie? Si quiere decir que ¿Yo soy un obstáculo? Si me quería decir ¿Qué estoy sola en esta guerra?

Annie guardó el cuaderno y se dirigió a su habitación, John se encontraba en su cama con las manos en su cabeza, debido al movimiento de su cuerpo Annie pudo identificar que se encontraba sollozando, se dirigió hacia él en completo silencio y se sentó a su lado, tomó sus manos en las suyas pero antes de comenzar a hablar la palabra se le fue… Vio  unas marcas en las muñecas de su hermano

John se corta— pensó Annie —Como no me di cuenta antes

—P-Pero…—tartamudeó — ¿Desde hace cuánto? —John la miró

—Un poco después de que ellos murieran

— ¿Por qué nunca me lo dijiste? —dijo con la vista nublada

— ¿Cómo querías que te lo dijera... “Mmm…Annie al ver a mamá y papá muertos entré en una etapa de depresión y decidí descargar mi odio en mí mismo”?

—Hubiera preferido eso a darme cuenta de que todo lo que me rodea son mentiras…Que mi hermano me oculta cosas…Que viví en un mundo que quizás nunca existió, que vendaron mis ojos con sus mentiras

—Tú debías ser fuerte. Jace y yo estábamos dispuestos a todo con tal de que pudieras ser mínimamente feliz siquiera.

— ¿Jace? ¿Él también mentía?

—Todos tenemos secretos

—Yo no, porque he confiado ciegamente en todos

—No lo has hecho

—Tú me protegías a mí, Jace también lo hacía pero… ¿Quién los protegía a ustedes?

—Nosotros mismos

—Nadie se puede proteger solo

—Siempre lo hemos hecho

—No, no lo hacían, se destruían…Y esas marcas comprueban que lo que digo es cierto

—No metas a las marcas en esto

—Las marcas nos llevaron a esto— un silencio se hizo presente en la habitación — ¿Hace cuánto no lo haces?

—Días antes de volver al pueblo— otro silencio más

— ¿Tan mala hermana fui?

—No…Tú siempre has sido fantástica

—No lo suficiente… ¿Por qué? ¿Por qué te haces esto? ¿Y si en uno de tus “inofensivos cortes” mueres? ¿Y si me abandonas? ¿Y si pierdo a lo único que me queda?

—Jamás me perderás

—Quiero actos, no palabras

— ¿Qué quieres que haga?

—No vuelvas a cortarte jamás.

John no dijo nada más, se acostó y apagó la luz, Annie se paró pero escuchó un susurro de John “Me encantaría que fuera tan fácil como lo haces sonar” ella se fue a dormir al igual que él pero lo último que su mente pensó antes de quedar dormida, fue un nombre. Kevin

Secretos en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora