Secretos en familia

Capitulo 20. Un pequeño recuerdo

Annie bufó molesta, tomó a Emma del brazo y la obligó a levantarse, se dirigió junto a ella hasta el elevador y se montó en él sin soltarla, pasaron por el vestíbulo hasta la puerta, abrió el portón y empujo a Emma fuera su casa

-No quiero verte de nuevo en mi casa

-No te prometo nada- Emma dio la vuelta y se marchó bastante enojada

Quizás la actitud de Annie con Emma no haya sido la mejor, ella era consciente de ello, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, subió por las escaleras hasta llegar a su habitación, se paró en el centro del grabado del suelo, hoy más que otros días le llamaba la atención, sin embargo, no podía descifrar que decía o trataba de transmitir, quizás era un simple adorno, pero Annie estaba segura de que no era así.

Trent venía siguiendo desde hace más de media hora a Emma, le veía bastante molesta, murmurando cosas sin sentido y un tanto grotesca, su misión era infiltrarse en casa de los Johnson pero al ver la pelea de "hermanas" decidió que era mejor no hacerlo, tenía claro que se ganaría un buen regaño e incluso un golpe por parte de sus padres, sin embargo, él sabía perfectamente por donde debería meterse o no hacerlo, Emma cruzaba cuadras por todo el pequeño pueblo, parecía no tener un camino exacto por el cual ir pero Trent conocía lo suficiente a la chica como para saber que ella sabía muy bien a donde se dirigía, la veía tan absorta en sus pensamientos que sentía curiosidad por saber en qué pensaba, daba silenciosos y lentos pasos detrás de ella, con una distancia razonable para así no perderla de vista pero no bastante cerca para no levantar sospechas, Trent conocía a Emma desde hace unos cuantos años, él, Andrea y Kevin iban a el instituto Allmymind donde Emma también estudiaba, a Kevin lo transfirieron a su actual instituto hace dos años, cuando sus dos hermanos ya se habían graduado. Emma solía ser la chica detrás de los libros pero cuando te metías con ella salía la leona que ocultaba con tanto empeño, Trent y sus hermanos solían humillarla junto a sus amigos, sin embargo, entre ellos había un lazo pero no de rencor, Emma es la persona menos rencorosa que él había conocido, no le tendría rencor ni a quién matara a todos los que ama, era un lazo de respeto o incluso admiración pero no pasaba de eso.

Trent vio como Emma subía a un auto, pasaba casi por desapercibido, era uno como los que todos los habitantes de Eastlouder conducían, una camioneta sencilla, Trent miró a todos lados buscando algo que le funcionara para poder seguirla, una cuadra más allá vio una bicicleta sin dueño, corrió tratando de que Emma no lo pillase en su acto, se subió en el ¿Vehículo? De dos ruedas, seguía a la camioneta de cerca, tomaba las mismas curvas e iba por las mismas calles, al parecer el conductor no notó que una bicicleta los seguía desde hace cuadras pues conducía con demasiada tranquilidad, la camioneta tomó un camino que llevaba a las afueras del pueblo, Trent se detuvo y la observo alejarse hasta que desapareció de su vista.

¿A dónde vas Emma?

Annie descansaba en el suelo de su habitación, llevaba un buen rato mirando y tratando de descifrar el grabado pero por su mente no pasaba ninguna idea coherente, solo observaba lo que parecía ser una constelación de estrellas pero no lo era, estaba segura, ningún lugar parecía darle pistas de lo que significaba aquel sueño, en ocasiones pensaba que jamás conseguiría respuestas, que quizás moriría sin resolver los secretos que ocultaba su familia y el solo hecho de pensar en ello le helaba la piel, ella estaba segura de que podría hacerlo, tenía fe, aún tenía esperanza.

El timbre sonó por todo el lugar, Annie alzó su mirada y decidió levantarse para ir a abrir la puerta, bajó por las escaleras tatareando una canción, contaba cada paso que daba hasta que llegó al vestíbulo, el gran portón jamás le pareció tan imponente, se acercó a él y lentamente lo abrió. Al otro lado de la puerta se encontraba Dylan con un álbum de fotos en sus manos, ella se hizo a un lado y permitió que entrara, juntos y en silencio se dirigieron a la biblioteca, quizás Annie jamás había reparado las finas estanterías de madera que sostenían los libros, puesto que estaba segura que jamás en su vida había visto una W grabada en la estantería que sostenía los libros de cocina de su madre