Capitulo 4. De nuevo en el intituto

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Danielle recibió a Annie en su casa con los brazos abiertos. Pasaron la noche contándose de su vida en los últimos años pero la madre de Dani les mandó a dormir a las 9.p.m

El día comenzó como cualquier otro día a excepción porque era el primer día en el antiguo instituto de Annie, porque dormía en el cuarto de unas de sus mejores amigas la cual no veía desde hace años y por los relámpagos que sonaban sin control por todo el pueblo de Eastlouder. Annie y Danielle desayunaron rápido y no demoraron en salir en el auto de Joselyn, la madre de Dani, camino al instituto.

Al llegar a la construcción Annie notó lo poco que esta cambió, una nueva piscina    y las paredes pintas de crema eran lo único que notó distinto. Caminaba por el pasillo de manera segura como siempre lo solía hacer, con Danielle a un lado y cientos de miradas curiosas y sorprendidas sobre ellas, los murmullos no tardaron en llegar “Pensaba que jamás iba a regresar” “Esta más guapa” “Hace unos minutos también vi a su hermano” eran unas de las palabras que Annie alcanzaba a distinguir. En frente del salón de ensayo de la banda del instituto pudo ver a Darren hablando con unos chicos, entre ellos Dylan, su mejor amigo al sentir su presencia volteó su cabeza y encarnó una sonrisa.

—Cinco minutos de nuevo en el instituto y ya eres de nuevo lo más hablado por estos pasillos—dijo Darren

—Qué más da, siempre pasa

—No todos los días vuelven los mellizos Johnson…Por cierto ¿Te peleaste con John? Me llamó esta mañana preguntando si pasaste la noche en casa

—Sí, bueno…Me quedé donde Dani— Darren comprendió que el tema era algo de lo que no quería hablar frente a sus amigos, así que cambió de tema

— ¿No tienes que ir donde el director?

—No hay necesidad si yo no voy, él vendrá.

Y como si hubiera predicho el futuro Annie vio al director acercarse a donde se encontraba

—Señorita Johnson, tomé su horario —dijo el hombre de anteojos tendiéndole una hoja con el nombre de sus clases — Y favor evite problemas

—Jerry, sabes perfectamente que es imposible

—Doc. Jefferson para usted —se subió las gafas

—Está bien Jerry

—Tenía que intentarlo

El hombre de mediana edad se fue del pasillo y el timbré sonó dando entrada a su primera clase Annie miró su horario Historia, decía.

— ¿Qué te toca? —preguntó Danielle

—Historia

—Vale nos vemos luego— dijo Dani tomando de la mano a Darren y se fue por el pasillo con los demás amigos de los gemelos

—Yo también me tengo que ir, suerte —dijo Dylan.

Annie caminó por los pasillos y llegó al salón de historia, ubicado en el mismo lugar de siempre, entró y tomó asiento en el primer puesto al lado de la ventana, en la esquina contraria de su hermano. Minutos después entró el profesor, Sr.Petterson.

—Tomen asiento— dijo sin alzar la vista del libro que traía en su mano —Bueno, tenemos dos alumnos nuevos— dijo mirando a los dos mellizos— ¿Annie y John Johnson porque no se presentan a quienes no les conocen?

—Muy bien— dijo Annie parándose y miró a su hermano, se puso en frente del escritorio del profesor y miró a sus compañeros— Mi nombre es Annie y aquel de la esquina de allá es mi hermano mellizo, John —dijo señalando a su hermano— Dudo mucho que ninguno de ustedes no hayan oído hablar de nosotros, somos los hijos mellizos de los difuntos empresarios Edward y Michelle Johnson, hermanos del niño desaparecido Jace Johnson y los mellizos más traviesos del pueblo. ¿Necesitan saber algo más? Sí, bueno para algo existen los chismes.

El Sr.Petterson la fulminó con la mirada y ella le sonrió hipócritamente y se sentó nuevamente

—Veo que no ha cambiado Johnson, creo que este año también tendremos muchos problemas

—No lo dude ni un segundo 

La clase pasó rápidamente y al oír el timbre todos los alumnos abandonaron el salón, solo quedaban John y Annie.

—Annie tenemos que hablar—dijo John acercándose  a su hermana

— ¿De qué?

—No puedes irte de casa una noche sin que yo acepte

— ¿Qué tú aceptes? Tengo 18 años John! No tengo que pedirle permiso a mi hermano, que tiene mi misma edad porque somos mellizos, permiso para hacer lo que se me plazca

— ¡Claro que debes pedir permiso estoy a cargo de ti!  

— ¿A cargo de mí? Yo soy 2 minutos mayor que tú

— ¿Qué no entiendes que estamos en peligro?

—Por supuesto que lo sé, pero no comprendo el porqué, dime John ¿porque?

—No puedo

—Vale, hoy tampoco dormiré en casa— Annie iba a salir pero John le tomó del brazo

—Tú volverás conmigo quieras o no

—No lo haré— el agarre de John se hizo más fuerte

—Te tengo que proteger

—Soy lo bastante grandecita como para poder hacerlo sola

—No es cierto, si no estamos juntos somos más vulnerables

—No me importa

—Annie

—Dime porque estamos en peligro y no me alejaré de ti jamás ¿Vale?

—Está bien, a la salida te espero hermanita— finalizó y le dio un beso en la mejilla dejando a Annie sorprendida, resultó más fácil de lo que pensó

Las demás horas de clase se pasaron como una eternidad para Annie, tenía demasiada intriga aunque no quisiese aceptarlo. Cuando el timbre que dio por finalizada la última hora de clases sonó Annie no esperó ni a Danielle, ni a Darren, ni siquiera esperó para volver a ver a Jennifer, después de todo pasaron 4 años ella podría esperar un día más ¿verdad? En la salida se encontraba John esperándola en su auto, cuando la vio sonrió, él salió antes debido a que tenía la última hora libre. Annie entró en el vehículo rápidamente y se dispuso a jugar con sus manos mientras John conducía a casa. Cuando John se estacionó esperó a  que su hermano bajara para hacerlo ella también. Entraron en silencio pero pararon frente a la biblioteca.

—Espera aquí —dijo su hermano

— ¿A dónde vas?

—Por las llaves de la oficina de mamá y papá — Eso dejó a Annie bastante sorprendida, sabía que le iba a contar lo que pasó pero jamás esperó que iba a hacerlo en ese lugar. John volvió pasados 2 minutos y subieron en el ascensor, pudo ver como su hermano presionaba el botón que contenía el número 3 y llegaron a la planta deseada, caminaron por el pasillo en silencio y antes de introducir la llave en la cerradura John volteó y miró a Annie

—Tal vez no podrás entender todo lo que hay ahí, pero es mejor que te lo enseñe yo a qué tu encuentres otra manera por la cual entrar— dicho esto tomó una llave dorada bastante grande, tan grande como ella nunca imaginó, y abrió la puerta.

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