Capitulo 26. Annie, desde los cinco años abriendo cualquier puerta

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Los Johnson irradiaban alegría, la felicidad de tener a su hermano de vuelta contagiaba al resto del pueblo, Emma no había regresado desde hace algunos días, sin embargo, el plan para encontrar la capsula del tiempo ya estaba elaborado, hoy irían tras ella.

Volvamos un tiempo atrás, donde la sala de espera del hospital se encontraba llena, decenas de personas iban de un lado a otro, enfermeras, doctores, llantos, quizás era un mal ambiente para dos mellizos de seis años que corrían peligro de perder a su madre, el embarazo de Michelle no fue un periodo digno de admirar, fue desastroso y existieron varios peligros que provocarían la pérdida del bebé.

Su padre salió de la sala de partos con una sonrisa mientras llevaban a su madre a una habitación, aquel hombre que los crio les brindó un fuerte abrazo.

-Está bien-dijo con una sonrisa- Están bien-dijo más para sí mismo que para los niños, los mellizos se levantaron felices y empezaron a hacer movimientos extraños con su cuerpo, ellos lo llamaban baile, Edward lo llamaba colapso

- ¡PERRAS! -Gritó Annie, su padre abrió los ojos al escuchar esa palabra proviniendo de la boca de su hija- ¡Tengo un nuevo hermano y ustedes no! Hijas de... -Edward le tapó la boca con una de sus manos y le dirigió una mirada desaprobatoria, luego miró a las demás personas con algo de vergüenza

- ¿Annie de donde aprendiste ese vocabulario? -preguntó

-La tía Lauren lo dice cuando ve sus telenovelas...-dijo tocando una y otra vez su barbilla con su dedo índice- Quizás sin lo del hermano pero algo parecido...Algo como ¡Perra quita tus sucias manos de los bíceps de mi chico, solo yo puedo tocarlo, ustedes no! Pero el actor tiene solo veinte años...-hizo una mueca-no puedo creer que salga con la tía Lauren, pobre chico-Edward la miró con diversión y le dio un casto beso en la frente

-Ignora a Lauren y sus "Chicos" -dijo haciendo en el aire unas comillas-Tendré que decirle a tu madre que no deje que su hermana vea esa clase de programas en casa-susurró. -Ahora vengo, por lo que más quieran no se muevan de aquí-dijo el hombre, sin embargo, Annie y John compartieron miradas cómplices, tenían un plan en mente.

Silenciosamente se dirigieron al cuarto donde ponen a los bebés, una gran ventana permitía que pudieran observar a los bebés, sus pequeños y diminutos cuerpos se movían suavemente al respirar, algunos vestían azul y otros rosa, cada uno tenía su nombre escrito en las mini-cunitas como les bautizó Annie, a lo lejos lentamente pudo leer el nombre de su hermano "Jace Johnson" decían en letras negras y entendibles, Annie sonrió y miró a su hermano

-Ya encontré a Jace-le dijo dando saltitos-Ven, entremos-dijo mientras jalaba la mano de John, intentó entrar, sin embargo, la puerta no se abría, tomó una de las pinzas que se encontraba en su cabello y abrió la puerta sin mayor esfuerzo "Annie desde los cinco años abriendo cualquier puerta" era su lema, ambos entraron silenciosamente

-Se parecen a mis muñecos-gritó Annie llena de emoción, se acercó corriendo donde su nuevo hermanito descansaba y lo tomó en brazos-Tranquilo, a ti no te dejaré caer-le susurró al pequeño bebé recién nacido mientras lo mecía levemente. John dejó de hacer guardia y se dirigió hacia donde se encontraban sus hermanos, tocó con su dedo índice la diminuta nariz del recién nacido, aquel bebé alzo su brazo y tomó su dedo con una de sus manos. Fue ahí, en ese mismo instante donde se dio cuenta que debía proteger a sus dos hermanos, acompañar a Annie a cada una de sus travesuras, Evitar que Jace sufriera alguna especie de daño, sin embargo, no pudo cumplir su misión en su totalidad.

Edward entró en la habitación buscando a sus hijos, al verlos cargando a el nuevo bebé apresuró su paso con una mirada seria y firme. Ambos retrocedieron unos pasos con temor de su mirada, jamás habían visto a su padre enfadado a tal grado.

Secretos en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora