Capitulo 19. Buscando respuestas

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Annie cortó la llamada con su mejor amigo y se puso de pie, intentando no hacer demasiado ruido se fue en puntas de pies hacia la puerta de la habitación, el pasillo se encontraba oscuro, miró hacia la cama de su hermano donde el descansaba en un profundo sueño, salió del cuarto y ajustó la puerta al salir, sus pantuflas no provocan ni el más mínimo sonido cosa que facilitó su misión, hace ya unas semanas Annie se atrevió a entrar al cuarto de sus padres e inspeccionar sus cosas en busca de una pista, sin embargo, no encontró nada, salvo una escalera de emergencia oculta en un armario que llevaba a la oficina, decidió subir por ella para evitar que el sonido que provocaba el ascensor despertara a su hermano. Puso un pie en la escalera con algo de temor, sabía que estaba algo oxidada y temía que cayese mientras subía por ella, el techo era bastante alto, sería un buen golpe. Pie tras pie, Annie subía sin mirar hacia abajo, poco a poco pudo ver la puertita y la abrió sin soltarse de la escalera, se sentó en el suelo de su oficina, volvió a cerrar la puerta y la contempló, estaba bien camuflada a decir verdad, era de la misma madera del suelo, si no fuera porque hace segundos había salido de allí no pensaría que hubiera una entrada secreta a la habitación, ató su cabello en una trenza y empezó a revisar el lugar con detenimiento, había tantos lugares en los cuales buscar, quizá encontraba una pista en antiguas cartas o en cuadernos, quizá se encontraba dentro de un libro, su padre le dijo en donde se encontraba pero no dijo por donde debía comenzar su búsqueda y mucho menos a qué se refería con ello.

Kevin abrió sus ojos lentamente, se encontraba en su habitación, amplia y cómoda, las paredes pintadas de gris, su cama matrimonial en el centro y posters de sus bandas favoritas en las paredes, miró hacía la ventana se encontraba abierta de par en par permitiendo así que el viento se llevara el calor de la habitación, su guitarra descansaba junto a la silla de su escritorio pero en ella estaba alguien. Emma.

-Bonita habitación-Dijo Emma mirando su alrededor

- ¿Qué haces aquí? -preguntó con la voz ronca

-Soy yo la que hace las preguntas aquí Kevin... ¿Ese si es tú verdadero nombre?

- ¿De qué hablas...

-No quiero que le mientas a mi hermana

-No le estoy mintiendo

- ¿Decir que eres hijo único, que eres adoptado, no es una mentira? Eres ridículo-bufó molesta

-No entiendo que haces aquí

-Quiero que me des una buena razón para que no destruya tú relación con Annie

Kevin sabía que la idea de sus padres era descabellada, Fue estúpido, sabía que la verdad saldría a la luz pero jamás imaginó que Emma llegaría a amenazarlo, Kevin era consiente que le partiría el corazón a Annie y eso solo provocaría un enorme daño en él, Kevin se enamoró perdidamente de ella.

-No puedo decírtelo

-Perfecto- sonrió con malicia- disfruta de tus últimos días con Annie.

Annie comenzó a inspeccionar el escritorio, el primer cajón estaba vacío, el segundo estaba lleno de facturas, el tercero estaba bajo llave y el cuarto solo contenía unos cuadernos, con candado, frustrada se dirigió hacia la biblioteca, leía los nombres de los libros, cogía uno que otro que le llamara la atención pero los resultados eran nulos, cada libro, cada cajón, cada repisa e incluso debajo de cada alfombra no había nada, nada que le sirviera, nada sin llave, nada que le diera una mínima pista de lo que significaba ese sueño, tomó los cuadernos con llave y los escondió en unas cajas vacías, si bien sabía que sus padres guardaban bastantes secretos, sabía que no sería fácil descubrirlos -Se encuentra en el verso de la canción más antigua- se repetía mentalmente dando vueltas por el lugar, tenía que ver con música, claro estaba, pero ni su madre ni su padre tocaban ningún instrumento, su madre cantaba pero ella no sabía cuál era siquiera su canción favorita, aunque fuesen una familia unida nunca supo bastantes cosas sobre sus padres, eran bastante reservados y en ocasiones hacían viajes de trabajo incluso por nueve meses, quizás la respuesta a sus dudas estaba en otro lugar, quizá en la biblioteca o en el salón de música pero pocas veces sus padres entraban al salón donde Annie y su hermano tocaban hermosas melodías con el piano, la biblioteca no podría ser aunque ellos permanecieran mucho tiempo en ese lugar Annie había visto, leído o escuchado todos los objetos que se encontraban ahí. Un ruido hizo que fijara nuevamente su atención a su alrededor, eran pasos, lentos y discretos, pasos de fino tacón, la habitación oscureció y lo último que pudo ver fue una sonrisa maligna antes de que todo se sumergiera en una profunda oscuridad.

John despertó al sentir unos pasos por el pasillo, un tanto adormilado fijó su vista en la cama de Annie pero esta se encontraba vacía, todo estaba obscuro, ni una mínima pizca de luz se veía en la mansión, solo se podía escuchar los pasos ligeros por el pasillo y la suave lluvia contra su ventana

Una noche normal, solo pido eso-dijo John en su mente, se levantó de su cama y se dirigió hacia la puerta, asomó brevemente su cabeza pero se encontró con un pasillo totalmente vacío, un tanto asustado subió al ascensor, presionó el botón 3, pasaron 3 minutos pero el ascensor no arrancaba, alarmado salió de él, bajó por las escaleras hasta llegar al pasillo, una dulce melodía acompañada por una dulce voz se escuchaba por largo pasillo, John entró en el salón de música silenciosamente, de espaldas había una chica tocando el piano, mirando fijamente a Annie dormida en el sillón

-La encontré en la oficina tirada en el suelo- contestó la chica sin dejar de tocar el piano- Tiene una herida en la frente, alguien la golpeó lo suficientemente fuerte como para que cayera-La chica se volteó dejando que John pudiera reconocer sus rasgos. Emma. -Se la he curado pero aún sale un poco de sangre

- ¿Qué haces aquí? -preguntó intrigado

-Desde pequeña suelo venir a este lugar por las noches, me gusta recorrerlo, me gusta ver cómo fue mi madre, aunque nunca se hizo cargo de mí no le guardo rencor- dijo Emma con la voz hecha un susurro al final

- ¿Quién la golpeó? - preguntó ignorando la frecuente confesión de la chica

-No pude ver a nadie, cuando llegué hace ya varios minutos estaba herida, lo pude identificar porque la poca sangre que había en el suelo estaba seca

John se acercó a su hermana, se veía débil como si padeciera de una enfermedad hace varios días, sus labios estaban pálidos como el resto de su rostro, temblaba ligeramente y en ocasiones cerraba sus parpados con más fuerza como si quisiera quitar una imagen de su mente.

-La temperatura está demasiado baja- explicó Emma cuando vio como John pasaba sus manos por el rostro de Annie con preocupación-Debe estar teniendo pesadillas, por unos minutos despertó pero estaba agotada, al parecer pasó toda la noche despierta

-Sigo sin comprender bien lo que pasó

-Solo necesita reposo

- ¿Cómo sé que no fuiste tú quién la golpeó?

- ¿Me crees tan idiota como para golpear a una persona pero de igual manera quedarme a cuidarla y decirle a su hermano que alguien más la lastimó? Yo la hubiera dejado tirada como lo hizo quien la golpeó

-Nada de esto tiene sentido

-La vida no tiene sentido.

Andrea corría por las calles del pueblo donde creció, quizás jamás había corrido de manera tan rápida pero no tenía opción, Emma casi la atrapa y lo que menos quería era tener a esa niña discutiendo con ella, cuando por fin pudo ver su casa corrió más rápido y entró, siempre le había gustado su casa, tenía un estilo medieval que le daba un toque único a las fiestas que ella, Trent y Kevin hacían a escondidas de sus padres, con la respiración aún agitada ingresó en la sala donde sus padres estaban sentados con una mirada sombría, como solían tener.

- ¿Cómo te ha ido? - preguntó su madre con firmeza

-Annie quedó inconsciente

- ¿Cuan lastimada estaba? -siguió preguntando la mujer

-No mucho, Emma casi me atrapa

-Niña inepta- exclamó su padre-No nos interesa su supuesta hermana, la queremos fuera del camino

Andrea solo asintió con su cabeza y se retiró de la habitación, caminó hasta llegar a su cuarto y poder llorar tranquila, ella no solía ser de las que lloran pero esta vez era inevitable, lloraba de impotencia, lloraba porque jamás fue y quizás jamás sería suficiente para sus padres.

Annie abría lentamente sus ojos, parpadeaba muy a menudo o por lo menos hasta que su vista se ajustó, dormía en la sala de música con John junto a ella y Emma en el otro sillón, dio un respingo cuando notó a la que se hacía llamar su hermana frente a ella, la chica se despertó cuando sintió como Annie se levantaba

- ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué no es obvio? Dormir

Secretos en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora