Secretos en familia

Capitulo 17. Recuerdos, Una broma y Una visita inesperada

Grandes gotas lluvia caían sobre el tejado de la casa de Annie, el viento frío se podía sentir incluso enfrente de la chimenea del salón de música, Annie, Kevin, Darren y Danielle estaban sentados en un sillón hablando animadamente, los relámpagos se podían ver por las ventanas y el fuerte estruendo de las gotas pegando contra las ventanas se oía por toda la habitación; los chicos esperaban a que John y Jenny trajesen los bocadillos, sus tripas pedían a gritos algo de comida, hace ya unos cuantos días las llamadas por parte de William pararon, Jenny se había recuperado y Annie podía notar cierto cambio en su hermano, John sonreía con más frecuencia y aceptaba las hipótesis que ella planteaba sobre la situación, pero aunque esas últimas tres semanas habían ido de maravilla Annie sabía que algo malo se acercaba, después de todo nada es eterno y manteniendo la vida que ella tiene esos momentos de felicidad duraban poco, un trueno más fuerte causo que todos callaran y estuvieran atentos si se repetía uno de esos pero en cambio un rayo cayó en uno de los árboles del jardín al lado de la ventana, los cuatro observaron como el árbol iba al suelo, sobre alguien. Las chicas gritaron y junto a los demás salieron a ver quién se encontraba bajo el roble, John y Jenny se les unieron y todos juntos empujaron el árbol bajo la lluvia pero cuando lo pudieron moverlo milagrosamente, no encontraron a nadie, era imposible que todos hubiesen imaginado lo mismo, se miraron los unos a los otros en silencio y entraron en la mansión, se sentaron donde anteriormente estaban con ahora unas galletas recién horneadas, comenzaron a comer en silencio pero todo se volvió oscuro.

Sentado en su cama, con un álbum de recuerdos en sus manos Dylan miraba atento, pasaba las fotos una y otra vez, en gran parte de ellas se encontraba Annie, con sus bonitas trenzas y sus vestidos de colores, cuando tenían tan solo 5 años y jugaban todos juntos en el parque, pasó nuevamente la página, aún con la misma edad Annie, él y un niño con ojos azules se miraban con odio, Annie y Dylan al portador de ojos azules y este a ellos dos, era curioso que aún recordara que aquel niño se llamaba Trent, pero al pasar nuevamente página Dylan se encontró una nueva foto en la que el mismo niño salía sonriendo hipócritamente y arrugando la nariz junto a Dylan mirando hacia la cámara, ese niño, no había duda, era Kevin.

Dylan recordó que había quedado con los chicos en casa de los Johnson, tomó un buzo con capota, sus llaves y el celular para emprender su corto camino, llovía bastante fuerte, tronaba estruendosamente pero a Dylan le daba igual, cruzó unas cuantas cuadras bajo la lluvia, bajó unos que otros escalones hasta poder ver la gran construcción que era el hogar de los Johnson, hace bastante tiempo no iba a ese lugar, aún podía ver a Annie de pequeña corriendo de un lado a otro escapando de su hermano, una sonrisa pequeña se dibujó en los labios del castaño y continuó con su trayecto, sin embargo, cuando estaba a punto de acercarse al portón de la mansión un rayo cayó sobre un roble que estaba cerca de él, se quedó quieto observando como el gran árbol caía hacia donde se encontraba, pero todo se volvió tan confuso y lo único de lo que estaba consiente en ese mismo instante, era qué, sobre él había una bonita chica de ojos marrones y cabello castaño, ella lo había salvado.

La electricidad se había ido dejándolos en una gran oscuridad, Annie rio de la manera más extraña que había hecho nunca, fue casi como de...Bruja, la chimenea seguía encendida alumbrando solo un poco de la habitación ella se paró y se sentó al rederos de ella, los demás hicieron lo mismo

-Me encanta estar aquí, esta habitación es mi favorita- dijo Annie rompiendo el silencio que unos segundos atrás había- Suelo descansar de tantas cosas, a veces toco el piano o la guitarra pero sin duda alguna este es el mejor sitio de la mansión para estar cuando se va la luz

- ¿Por qué? - preguntó Kevin, ella sonrió maliciosamente

-Porque...En esta habitación se escuchan miles de cosas extrañas, es la más oscura...Y es perfecta para jugar a la gallina ciega- rio un poco y le dio a su hermano una mirada cómplice, se acercó aún más a la chimenea