Capitulo 25. Encuentros inesperados

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Arriba y abajo, arriba y abajo, aquel era el trayecto que tomaba Jace en el columpio de él que solía ser su parque favorito, el viento cálido golpeaba el rostro del niño cada vez que ascendía, movía sus pies conforme la dirección que el juego tomaba, por primera vez desde hace casi un año vio al sol esconderse tras las montañas que se veían a la lejanía, se sentía cómodo, libre, se sentía en paz. ¿Qué podía decir? Quizás aquellos últimos meses no habían sido tan malos como él imaginaba, conoció a Emma, convivió con William y descubrió muchos secretos de su familia, sin embargo, la verdad era un gran peso en sus hombros, él solo tenía doce años ¿Por qué le tocó cargar con ese peso desde hace años? Él sabía incluso más que John teniendo solo nueve años cuando sus padres murieron pero sabía demasiado para su corta edad, a pesar de la realidad de la que ha sido toda su vida él siempre había sido un buen niño, buenas notas, ninguna infracción, bueno... ninguna grave, un rayo de luz en la oscuridad y una tumba con los secretos que él sabía, quizás lo último fue lo que lo llevó a aquel estado, quizás eso provocó que estuviera encerrado en una casa de campo durante meses, quizás eso provocó la muerte de sus padres.

Emma corrió tan rápido como pudo, logró escapar de Trent, no sabía que contestar, no tenía ninguna respuesta y la verdad no era una opción, jamás imagino estar junto a los hermanos McQueenze en medio de un interrogatorio y peor, que el interrogatorio fuera para ella, llegó a la calle donde su padre solía recogerla, sin embargo, la camioneta no se encontraba allí, a lo lejos vio una motocicleta estacionada, aún prendida y con casco sobre el asiento.

Si no te quedas las cosas no es un robo ¿Verdad? Es solo un préstamo-intentó convencerse a sí misma de ello, tomó el casco y lo depositó en su cabeza, le quedaba algo grande pero no demasiado, tomó las manijas de la motocicleta y arrancó con algo desequilibrio, en el trayecto comprendió como se hacía y aceleró un poco más. Condujo por las calles del pequeño pueblo recordando como lo hacía su padre cuando la recogía, calle 94, 87,64 y así sucesivamente hasta que encontró un letrero "Vuelve pronto a EastLouder" condujo fuera del pequeño pueblo hasta por fin dar con la casa de campo de su familia, apagó la motocicleta y le puso el soporte, guardó las llaves en su chaqueta y se dirigió dentro de la casa.

- ¿Papá? -llamó mientras cerraba la puerta-Ya he llegado-no obtuvo respuesta, el lugar se fundía en un gran silencio, todo parecía vacío, comenzó a buscar a su padre habitación por habitación, cerrando puertas y abriendo otras, hasta que llegó a la habitación del hombre, tocó la madera con sus nudillos dos veces, sin embargo, el silencio seguía intacto, tocó nuevamente provocando un sonido ensordecedor, nuevamente no obtuvo respuesta, intentó abrir la puerta pero esta se encontraba bajo llave, tomó una de las pinzas de su cabello e hizo justo como lo hacían en las películas, forzó la cerradura.

Al entrar vio a su padre tendido en el suelo, en sus manos sostenía una caja de píldoras, Emma sintió como la sangre abandonaba su cuerpo, tomó el teléfono y marcó el 911, cuando su llamada fue respondida no esperó a oír la voz de quién había contestado el teléfono

-Por favor, necesito una ambulancia, ahora

La oscuridad comenzaba a hacerse presente en las calles de Eastlouder, las tiendas ya habían cerrado y pocos habitantes circulaban por las calles, las bocinas de los autos sonaban y el tráfico comenzaba a despejarse, la luna ya alumbraba con todo su esplendor desde el cielo, era una linda noche, Annie caminaba de vuelta a casa, sin embargo, el sonido de metal oxidado hizo que cambiara de destino, el césped se encontraba húmedo mojando así los pies de Annie al caminar, a medida a como se acercaba el sonido de los columpios sonaba más fuerte y claro, a lo lejos pudo ver como un niño de espaldas a ella montaba en un columpio, aquel niño parecía inmerso en sus pensamientos, lejano de la realidad, Annie decidió acercarse un poco más, la neblina obstaculizaba su visión, caminó hasta entrar en aquel parque que le traía recuerdos, cuando estuvo lo bastante cerca pudo identificar unos ojos mieles que la miraban con nostalgia, ella reconocería aquella mirada en cualquier lugar, después de tantos meses puedo volver a ver a su hermano.

Los parpados de Kevin pesaban, los abrió poco a poco, entre parpadeo y parpadeo hasta que sus ojos se acostumbraron a la luz de aquella habitación, sus manos y ropa llenos de sangre hacían que el chico se sintiera incomodo, se encontraba en el suelo de una habitación que no conocía, una gran puerta, antigua y dañada impedía que pudiera explorar aquella choza en la que se encontraba, los recuerdos eran borrosos y confusos, sintió un dolor en la parte trasera de su cráneo, llevó su mano hasta aquel lugar dándose cuenta de que tenía una gran herida, su cuerpo le dolía inmensamente y pudo observar unos moretones por todos sus brazos, se levantó lenta y cuidadosamente evitando cualquier golpe o dolor, ya de pie, se dirigió hacia el baño, prendió la luz y miro a su reflejo, aquella era quizás la peor vista que había tenido de sí mismo, sus labios cortados, uno de sus ojos morado, unos cuantos moretones en su mandíbula y resto del cuerpo eran algunas de las cosas que podía ver en su reflejo, lavó su rostro, sin embargo, su apariencia no parecía mejorar. Los sonidos de una puerta abrirse provocó que saliera del baño para observar a su padre.

- ¿Dónde estoy? -cuestionó Kevin mirando al hombre de manera desafiante

-Digamos que estarás aquí por un buen tiempo

- ¿Por qué?

-Considéralo como tú castigo-contestó aquel enorme hombre con una maliciosa sonrisa, salió de la habitación dejando a Kevin solo por un tiempo indefinido.

-Annie-dijo alegre Jace mientras se levantaba y abrazaba a su hermana

- ¿Jace? -dijo a punto del llanto-cuanto te he extrañado ¿Qué ha pasado? ¿Qué era lo que el otro día ibas a contarme?

-No ha pasado nada, William me tenía en la casa de campo de la familia de papá y sobre lo otro...No era nada-susurró, él sabía que guardar durante más tiempo era torturarse a sí mismo, que lo destruirían lentamente como lo venían haciendo desde hace años, sin embargo, si su padre quería que sus hermanos lo descubrieran por su propia cuenta permitiría que así lo fuera, sin importar el dolor que esto le provocara a él mismo

-Nunca vuelvas a darme un susto así, de ahora en adelante no volverás a salir de casa-dijo Annie tomando el rostro de su hermano en sus manos, como si Jace fuera su propio hijo

-Prometo no volver a hacerlo-contestó el sonriente, Annie depositó un beso en la mejilla de su hermano y volvió a fundirse en un profundo abrazo con él.

Secretos en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora