Capitulo 3.Secretos ocultos

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Darren entró en la habitación, se quedó parado en frente de Annie mirándola como si fuera solo un sueño del que tenía miedo de despertar.

—Cuando Dylan me dijo que habías regresado lo creía imposible— Dijo Darren — ¿Sabes? Pensé que no volverías jamás y de verdad me tocaría ir yo a por ti

—Jamás incumplo mis promesas Darren McDowell, creí que lo sabías —su amigo sonrió por aquel comentario

—Gracias a Dios, creí que los neoyorquinos te lavarían el cerebro —Annie río ante su comentario

—Si alguien le lavaría el cerebro a alguien sería yo a los neoyorquinos 

—Lo sé —Darren sonrió con nostalgia— Nunca llamaste

—Lo siento. No estaba preparada

— ¿Por qué regresaste?

—No tenía opción…Es algo…complicado

—Puedes empezar desde el inicio

Annie comenzó a platicarle de su vida en Nueva York, de su tía, de la desaparición de Jace, de aquellos hombres que los buscaban. Darren escuchaba atento, tratando de no perderse de ningún detalle, de vez en cuando Annie le contaba una anécdota graciosa y él reía.

—Annie esta situación es más delicada de lo que parece—dijo Darren cuando Annie concluyó su relato— No te parece demasiado extraño…Que tus padres fueran asesinados, tú hermano desapareciera y…! Mierda Annie John!

—Que pasa conmigo —Dijo John entrando en la habitación despreocupado

— ¡MALDITA SEA JHON DESAPARECES DURANTE 4 HORAS Y NI TE DIGNAS A MANDAR UN PUTO MENSAJE EN UNOS PUTOS SEGUNDOS, CREI QUE LOS HOMBRES QUE ENTRARON A LA CASA DE LAUREN TE HABÍAN SECUESTRADO, JAMÁS EN TÚ PUTA VIDA ME VUELVAS A HACER ESTO! —Gritó Annie

—Vale, vale lo siento pero deberías de cuidar tu lenguaje hermanita—le contestó su hermano con una pizca de diversión en sus ojos

—Mmm…Bueno creo que, es mejor que me vaya—Dijo Darren levantándose

— ¡NO, TÚ TE QUEDAS HOY! —Gritó su mejor amiga

—Pero si…

—Darren cállate y quédate —dijo John—Puedes dormir en el cuarto de Kevin o…

—Ni hablar John!, él duerme conmigo

—Annie ya no tenemos catorce

—Por Dios, es mi mejor amigo, no va a pasar nada—dijo la chica ya bastante enojada mientras arreglaba la cama, al terminar volvió a mirar a su amigo—ven, tengo sueño—Darren se limitó a asentir y se acostó a su lado, puso su mano en su cintura y susurró

—He extrañado mucho a mi histérica amiga—John apagó la luz y se fue a dormir en su cama

—Y yo a mi amigo el danzarín—ambos rieron

— ¿Pueden callarse? Me tocó soportar al director del colegio con sus estúpidas anécdotas durante 4 horas y no estoy de humor para escuchar murmullos y risitas durante toda la noche

— ¡Vete a la mierda John! —contestó su hermana, estaba harta de ese rollo de su hermano.

A la mañana siguiente Darren se quedó a compartir más tiempo con su mejor amiga, la tarde se desarrolló entre risas, películas y comida, sin embargo, en la noche se tuvo que marchar haciendo que Annie recordara cuál era su realidad, de la que por más que quisiese no podría escapar, aunque se sentía más libre que hace unos días el dolor no se iba, la muerte de sus padres no estaba superada, jamás lo estuvo y eso, algo tan insignificante como una tarde de películas le hizo caer en cuenta que por más que intentara no la podría superar nunca si nadie la entiende. Ella solía pensar que la vida que tienes es la que te tocó, que nadie puede tenerla y tú no podrás cambiarla… Pero a fin de cuentas todos somos seres humanos, somos miserables a nuestra manera ya sea, con un accidente, con entrar en una etapa de depresión o como en su caso la pérdida de las personas más importantes en su vida, todos sufren, la vida posiblemente nunca será fácil, sin embargo, hay personas que han alcanzado la felicidad, tal vez sus problemas fueron bastante grandes pero a fin de cuentas lo superaron, esas personas cambiaron su destino con las decisiones que tomaron. ¿Por qué ella no podría hacerlo? Tal vez durante los últimos años de su vida trataba de superar lo sucedido de manera errónea, en lugar de intentar olvidar ella debía resolver. Tal vez así, todas las piezas de su rompecabezas encajarían poco a poco y podrían por fin dejar de lado o conseguir librarse todas las dudas que han nacido en su mente. Pero primero lo primero, debía hablar con su hermano.

Annie buscó a su hermano por toda la casa, hasta dar con él en la biblioteca, se encontraba sentado en una silla de cuero marrón, al frente tenía una pila de papeles apoyados en un enorme escritorio de roble, tenía en sus manos las gafas que solían pertenecer a su padre y las miraba con atención. Cuando Annie por fin lo vio comenzó a hablarle de manera rápida

—John tenemos que hablar— dirigió su mirada al objeto que su mellizo tenía en sus manos — ¿De dónde sacaste eso?

—Annie, verás…— fue interrumpido por la furia de su hermana

— ¡Responde ahora! ¿De dónde carajos sacaste esas gafas? — Pero su hermano no respondía— No puede ser…Tú… ¡Tú tienes la llave de la oficina de mamá y papá! Tú me mentiste… ¿Por qué no me dijiste Jonathan? ¿Por qué? 

—Annie escúchame por favor

—Solo dame la llave

—No, Annie no

—Entonces saca una puta copia

—No

— ¿Por qué?

—Créeme es lo mejor

— ¿Lo mejor? Lo mejor hubiera sido que yo hubiese desaparecido y no Jace, mejor hubiese sido que esas balas hubieran caído en mi cuerpo en vez en los de nuestros padres, mejor hubiese sido que no me ocultaran todas esas cosas a lo largo de toda mi vida…Siempre supe que tú y Jace sabían que hacían papá y mamá, porque murieron, confiaron más en Jace que en mí y él tenía 9 años cuando mi vida se convirtió en un infierno, ¿Crees que soy tonta? A mí no me tomes por el pelo y dime la verdad

—ANNIE NO DIGAS ESO, NO LO HARÉ DE TODAS MANERAS

—Muy bien entonces lo averiguare. Pero que te quede algo claro, no me esperes esta noche

— ¿A dónde piensas ir?

—Cualquier lugar menos aquí.

Annie tomó su diario de la librería, corrió escaleras arriba, tomo sus cuadernos y libros, empacó un poco de ropa y las cosas necesarias para sobrevivir unos días o una noche. El próximo día tendría que asistir a clases en su antiguo instituto y allí vería a John por mucho que quisiera que no fuera así. Tomó su celular y buscó en su lista de contactos a Danielle ella sin duda la acogería esta noche y podría volver a tener esas noches de chicas que hace años no hacía. Tomó las llaves del auto y ya dentro a él  llamó por fin a su amiga

Secretos en familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora