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Me desperté boca abajo con una mano en la cintura y otra en el culo, cuando levanté la cabeza vi a Sirius dormido y sonriendo, miré la hora y eran las cinco de la mañana, mierda.

—Sirius... Cariño... Canuto despierta... Hey... —le di un beso y se quejó

—Pues no te doy más besos, su te vas a quejar —digo y apoyo la cabeza en su hombro

—Intenta estar sin darme besos —me susurra y sonrío

—Vamos a las habitaciones, lo último que quiero es que hablen más de nosotros —digo, el sube la mano y me acaricia la cintura

—Qué le jodan a lo que digan, tú, yo y los chicos sabemos que es mentira y eso es lo importante —lo beso y nos levantamos

—Te qui... —oímos un ruido y me pone contra la pared

—La capa —digo y el nos tapa justo cuando alguien baja las escaleras y le abre la puerta a alguien

—No, no está en la cama. Y yo que se. Vamos a buscarlos —sale y Sirius nos destapa

—Te quiero, ahora no me han interrumpido —dice riendo y lo abrazo

—Yo también te quiero —me besa y al separarnos miramos la puerta

—Te apuesto una ranacee chocolate y una cerveza de mantequilla a que era McKinnon —digo y el me agarra de la cintura y vuelve a pegar nuestros labios

¡HEY POTTER! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora