Capítulo 18: No Todo El Mundo Oculta Cosas

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ERICK

«Prometeme que núnca me romperás el corazón» dijo ella y sentí como mi corazón dio un vuelco ante su petición. Sentí un nudo en mi garganta, no quiero ni puedo articular palabra alguna.
Se que tarde o temprano le haré daño y me odio por ello, quisiera evitarlo acomodé lugar, y haré todo por evitarle el dolor de romper su corazón.
Ella al no obtener respuesta alguna por mi parte me miró a los ojos con ilusión y me limite a asentir con la cabeza y la enrolle en mis brazos hasta sentir como lentamente se quedó dormida en mi pecho.

Al día siguiente desperté acalorado con una breve capa de sudor cubriendo mi cuerpo gracias a que el cuerpo de Renata estaba encima del mío, junto con una frazada cubriendo nuestros cuerpos desnudos.
Tenía su pierna izquierda enredada alrededor de mi cintura, su mano entrelazada con las mía a la altura de mis hombros y su cabello cubría su rostro que aún está posado en mi pecho.
Es jodida mente hermoso contemplarla así a mi lado. Dormida, se ve tan perfecta, tan inocente, tan vulnerable, pero tengo que despertarla o moriré asfixiado.

─Amor... ─susurré ─Despierta, es tarde. ─insistí

─Déjame dormir. ─dijo en un susurro y se volvió dándome la espalda y dejándome espacio para salir de su agarre.
Sin hacer demasiado ruido me salí de la cama y me dirigí al cuarto de baño para darme una merecida ducha.
Luego me dispuse a prepararle algo de desayunar a mi novia, cuando esté finalmente estaba listo me dirigí a su cuarto y cuando entro en el, miró hacia la cama y sigue ahí tal y como la dejé, en un profundo sueño.

─Despierta ya. ─le susurré en el oído dándole un leve empujón en su hombro desnudó

─Déjame en paz. ─gruño y me metí debajo de las sábanas para así lograr despertarla

─Amor despierta de una vez. ─dije dando leves besos en su cuello y cara

─Erick... ─chillo ella frunciendo el ceño aún con sus ojos cerrados

─Que te despiertes, bella durmiente. ─dije y comencé a hacerle cosquillas

─Joder, que pesado eres. ─se incorporó por completo en la cama con el señor fruncido y cruzando sus brazos a la altura de sus pechos, cubriéndose con las sábanas, se levantó de malas al parecer.

─Ya es tardisimo, llevo rato intentando despertarte. ─intentó besarla pero ella se volteó la cara y se volvió a tapar con las sábanas

─No me toques. ─chilla claramente enojada

─¿Esta molesta, mi bella durmiente? ─dije con tono burlón ─¿Alguien se despertó de malas hoy?

─No. ─se limito a responder, pero su postura es obvia, esta de malas.

─Pues yo se como quitártelo, preciosa. ─dije y me subí encima de ella sin dejar caer todo mi peso

─No lo creó. ─dice ella ahora sonriente y junto mis labios con los de ella sin darle tiempo a quejas

─Te amo. ─dijo ella al separar nuestros labios, vaya biporalidad.

─Espero que no se te haga costumbre enojarte siempre que intente despertarte. ─reí

─Tengo hambre. ─dijo ella ignorando por completo lo que dije

Apareciste Tú: El Romance #ERENA1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora