Jordan: Sustos

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Estábamos sentados en la sala de espera del hospital, Kat dormía apoyada en mi hombro, miré la hora, 23:45. La madre de Kat estaba en la habitación de Skai, el médico nos explicó que padecía anemia, no era muy grave pero había que controlarlo. Estaba a punto de cerrar los ojos cuando una voz me alarmó.

-Jordan- dijo la madre de Kat saliendo de un ascensor, su rostro mostraba una expresión cansada pero aliviada.- Jordan, ¿por qué no vas a casa?

-Señora Evans, lo siento pero no quiero dejar aquí a Kat...

-Llámame Christine,- dijo con una leve sonrisa, asentí y continuó.- bueno, ¿por qué no te quedas esta noche en mi casa con Kat?

-¿Lo dice enserio?

-Sí, pero no te acostumbres, es que quiero quedarme con Skai pero tampoco me gusta la idea de que Kat quede sola, se que es mayor, pero después de lo de hoy, prefiero asegurarme.- dijo ella buscando una cosa en su bolso.

-Es...esta bien, me quedaré.

-Bien, toma, llamaré a un taxi para que os venga a buscar.

-Gracias, se lo devolveré.- ella negó con la cabeza.-¿Le importa si pasamos antes por mi casa?

-No, tranquilo, es mejor que avises a tus padres...

-No, si ellos no están aquí, es que quiero coger algo de ropa, ya sabe...

-Ah, sí por supuesto. Bueno, creo que será mejor que la vayas despertando, yo voy a volver a arriba. ¡¡Cuidado ehh!!- cuando dijo eso abrí los ojos de golpe, ella se rió y yo sonreí ligeramente, me dí la vuelta y me dirigí a donde estaba Kat.

-Kat... Kat preciosa...- le susurré mientras le acariciaba un brazo- Kat, vamos a casa...

-¿Eh?- dijo ella medio adormilada.-Vale...

Llegamos a la puerta del hospital y había un taxi esperando en la puerta, entramos y le dije la dirección de mi casa, Kat se apoyó en mi pecho y yo le acariciaba el pelo.

Cuando llegamos a mi portal le pedí al taxista que nos esperara y el asintió, subimos a mi piso y empecé a recoger mis cosas.

-Jordan, ¿y tu hermana?

-Ah, es verdad, ella está en la casa de su amiga Sarah, me envió un WhatsApp hace un rato de que se quedaba a dormir...

-Ah vale...

-Venga vamos, que ya es muy tarde.

Bajamos y el taxista nos estaba esperando, le dimos la dirección de la casa de Kat y el coche se puso en marcha.

Cuando llegamos pagué al taxista y subimos.

-Jordan, ¿me esperas un minuto que quiero ir a la ducha? Es que no aguanto el olor a hospital...

-Sí, ve, ¿pero te importa si luego voy yo?

-Ah, claro, sin problema, espera que te busco una toalla.

-Vale.- ella se fue y yo me quedé solo en su cuarto, cuando volvió me dio una toalla azul y cogió las cosas que necesitaba.

Diez minutos después ella ya había terminado, abrió la puerta y un olor a vainilla salió del cuarto de baño. Una Kat limpia con ese dulce olor y con gotitas de agua que caían por su pelo salió del baño.

-Ya puedes entrar- dijo intentando evitar el contacto visual.-Ven, te digo donde estan las cosas...

-Vale.- la seguí hasta el baño, cuando me dijo cual era el champú que no tenía que usar, porque era para pelo dañado o algo así, salió y me dejó solo en el baño.

Cuando acabé de ducharme me dirigí al cuarto de Kat donde ella estaba sentada en su cama leyendo un libro, toqué la puerta y ella levantó la mirada, sonreí y me devolvió la sonrisa.

-Y... ¿dónde dormiré?

-Mmm... donde quieras...

-Está bien, dormiré aquí, si no te molesta claro...

-Yo... por mí...

-Pues ya está, ¡hazme sitio!

-¡Ven!- me señaló el lugar que me dejaba y me acerqué a la cama, me tumbé a su lado y quedamos cara a cara.- Buenas noches Jordan...

-Buenas noches preciosa- le dije, ella me sonrió y se dio la vuelta, la abracé por detrás y ella tomó mis manos entre las suyas, sonreí ante su acto y le dí un beso en la mejilla. Poco a poco los párpados me pesaban más hasta que caí en un profundo sueño.

Me desperté y me estaba asando, no estaba acostumbrado a dormir con camiseta, pero no quería que Kat se sintiera incómoda, miré la hora y ví 02:28, Kat se despertó y se giró.

-Jordan, ¿qué pasa?

-Es que tengo calor... no estoy acostumbrado a dormir con camiseta...- ella no respondió por un segundo hasta que dijo.

-Bueno, pues quítatela...

-¿Segura?

-Sí, pero me la das a mí.

-Está bien.- empecé a sacarme la prebda y Kat encendió la luz, me observó, y se sonrojó.-¿Qué? ¡Disfrutando de las vistas eh!

-Yo solo encendí la luz para que pudieras ver...

-Ya ya... Toma.- le dije mientras le daba mi camiseta.-Por cierto, ¿para qué la quieres?

-Porque huele a tí.- dijo eso y la abracé, me recosté y ella apoyó su cabeza sobre mi pecho, posó una de sus manos en mi torso y apagó la luz, yo la rodeaba con un brazo y nuevamente nos quedamos dormidos.

Y de repente llegaste tú...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora