Madison
Fui al baño a limpiarme un poco mi camiseta. Agarré un poco de papel higiénico y lo pasé por la prenda de ropa.
Terrible día para elegir una prenda beige.
-¡Ah, mierda! -gruñí frustrada al notar lo inútil que es intentar desaparecer la estúpida mancha.
Idiota. Idiota. Idiota.
No había nadie en el baño y no había otra manera que quitarme la prenda de ropa y lavarla con un poco de agua y eso fue lo que hice.
Miré a los costados, echando el ultimo vistazo a los cubículos posicionados atrás mío y al ver que, efectivamente, no había nadie me la quité con seguridad.
Sentí el frio calarse por mis poros y eso solo indicaba que tenía que apresurarme ya que el clima de hoy no era precisamente cálido. Mientras intentaba lavar con agua la prenda me convencí más que esa asquerosa mancha no saldría.
Maldita sea.
De repente, escuché un sonoro ruido en la puerta, indicándome que alguien la había abierto.
Rápidamente, puse la prenda en la parte de mi pecho y me giré al ver a la chica que había entrado con una expresión de pánico en el rostro, sin embargo, no había ningún rastro femenino ... sino masculino, uno que conocía perfectamente.
Cameron Jones.
-¡¿Qué mierda haces aquí?! -chillé.
De acuerdo. Me había convertido en una completa loca, pero en mi defensa en estos momentos no me sentía tan valiente; estaba en sostén y la molestia había tomado más peso, mi burla se había ido muy lejos cada vez recordaba el ridículo en que me había puesto ese idiota.
No respondía, estaba aturdido, mirándome la parte de los pechos como un maldito imbécil y de pronto pareció reaccionar y se aclaró la garganta.
-Yo... pensé que era el baño de los chicos -se notaba nervioso. Tal vez petrificado.
No le creía.
-¡Fuera de aquí!
Al verme tan frustrada y molesta, sus nervios disiparon y me mostró esa burla que usualmente tenía conmigo.
-Como digas -se dio vuelta y antes de salir dijo- Suerte con la mancha y... lindos pechos.
Cerró la puerta, dejándome con mil emociones revoloteando en mí; entre ellas la rabia, confusión y algo de vergüenza.
El color carmesí había ascendido en grandes niveles en mis mejillas y es que éstas no podían estar mas rojas.
Oh, ese idiota no iba a dejarme con la palabra en la boca, por supuesto que no.
Me puse la camiseta como pude y salí del baño con el paso apresurado, intentaba localizarlo y no fue muy difícil hacerlo.
Di unos pasos hacia él, cautelosa de no hacer mucho ruido y lo tomé del hombro dispuesta a girarlo y antes de que reaccionara le planté una bofetada en el rostro, haciendo que este emitiera un sonido fuerte y me ganara algunas muecas y comentarios por parte de las pocas personas que había en el pasillo.
No me arrepentía en lo absoluto.
Tenía la mejilla roja y su rostro me miraba entre molesto y adolorido.
-¡Eso fue por lo del batido! -y antes de que pudiera responder, le clavé otra bofetada- ¡Y esta es porque en ningún momento pedí tu opinión acerca de mis pechos, maldito imbécil!
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¡Sólo tú, imbécil! (Editando)
Teen Fiction¿Qué pasaría si dos personas exactamente iguales caen el uno por el otro? Algo tan usual, ocurre casi siempre ¿no? Bueno, sucedió con Madison Johnson y Cameron Jones. Ambos tan obstinados, tan orgullosos, tan vengativos. Quizás tan jóvenes o tan i...