Capitulo 13 - Impacto

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Cameron

Salía de la casa de Aisa aun sintiendo la rabia permanecer tan imperturbable en mí.

Habíamos discutido, otra vez.

Vaya sorpresa.

Últimamente como que eso se nos estaba dando muy bien y sinceramente era desgastante tanto como ella para mí.

No quería lastimarla, pero sentía que habíamos caído en el punto en donde simplemente nuestros caminos se habían separado y lamentablemente ya no compartíamos las mismas cosas. Y sopesar en la relación que teníamos me dejaba un insípido sabor en la lengua que se tornaba molesto conforme más lo saboreaba.

Resultaba que nuestros padres al compartir el mismo rubro de negocios y ser socios, pues habían tomado la misma decisión. Es decir, mudarse a Suiza.

El padre de Aisa, Carter Robinson, le había hecho la misma propuesta, misma que ella no dudó en aceptar.

No la culpaba, siempre había sabido que le encantaba Suiza.

Como sea, apenas le conté que había rechazado la propuesta de papá, la falta de empatía por parte de ella y mi orgullo no fueron una buena combinación. Formando una bola de enredos de la cual ninguno de los estaba dispuesto a desenredar.

"—¡Ya te dije que no iré! —exclamé, hastiado de sus reclamos.

—¿Por qué no? —interrogó sonando como un quejido—. ¡Cuando mis papás me lo dijeron solo pensé que al menos te tendría a ti y que no sería tan malo después de todo!

Ambos estábamos en su habitación. Venía a pasar el rato con ella, pero obviamente no resultó como esperaba.

Ahora estamos gritándonos frente a frente.

—¡Lo siento por ti, pero yo no voy a irme, Aisa! —declaré con determinación.

Apretó los labios, enfadada.

—Escucha. Sé que debe ser duro para ti —su tono de voz sonó más pausado y tranquilo, pero no causó ningún efecto en mí—. Créeme, yo también estoy asustada, pero... —trató de acercarse a mí a lo que yo se lo impedí.

—No, Aisa, yo no estoy asustado —aclaré alejándome de su cercanía—. Simplemente no quiero irme de aquí.

Tensó los hombros y elevó el mentón, adquiriendo una postura inquebrantable que pocas veces veía.

—¿Y qué pasa conmigo? ¿Te has puesto a pensar en lo que pasará con nuestra relación si me voy?

Bufé y la miré con apatía demostrando la falta de afecto que me causaba su pregunta.

Sabía que se había quedado sin argumentos, pero eso no quería decir que dijese lo que se viniese en gana para logar su propósito.

Su chantaje emocional no iba a funcionar conmigo.

—¿Te estás escuchando al menos? —pregunté negando con la cabeza—. Estas anteponiendo tu egoísmo de tenerme contigo antes de lo verdaderamente quiero.

—No quiero perderte ¿no lo entiendes? —su voz sonó quebrada haciendo sentir como un insensible.

Joder.

—No vas a hacerlo. No tienes que irte si no quieres —esclarecí a lo que ella movió la cabeza.

Dio unos pasos hacia a mí y me miró fijamente.

—Es que yo sí quiero —dijo.

Tal vez me hubiese gustado que al menos su revelación me hubiese afectado de tal manera que me hiciese replantearme la idea de dejarlo todo e irme con ella, pero no.

¡Sólo tú, imbécil! (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora