Capítulo XVIII

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Tardaron unos 30 minutos en llegar a su destino. La música sonaba tan fuerte que podía escucharse a un par de cuadras de distancia. Era sorprendente que los vecinos aún no hubieran llamado a la policía.

Sin poder ocultar su emoción, Zay y Riley salieron del taxi y corrieron hacia la entrada del lugar siendo seguidos por los demás, a excepción de Maya, que se quedó en la acera.

Riley paró a medio camino al notar que cierta rubia no iba con ellos y regresó unos pasos. – ¿Peaches, ya vienes?

– Si, sólo dame un momento. – contestó Maya, sacando su celular del bolso. – Tengo que hacer una llamada, ahora los alcanzo.

– ¡Te esperamos adentro! – gritó Riley, tomando a Lucas del brazo para llevarlo consigo. Tenía que empezar su plan lo antes posible.

Zay dió tres toques y esperaron unos segundos hasta que la puerta fue abierta, dejando ver al anfitrión detrás de esta. – Sean bienvenidos, adelante, pasen muchachos. – Charlie se acercó a Zay y le tendió un vaso de vodka.

– Al frente, – dijo señalando el tumulto de gente, mientras abrazaba a Lucas por los hombros. – Está la pista de baile y a su derecha, – señaló. – Está el bar, pueden pedir lo que quieran, todo va por la casa. – Volteando, lanzó un guiño en dirección a Riley. El color carmesí que coloreó sus mejillas no pasó desapercibido por Farkle, que mostró una cara de disgusto.

– Si necesitan ir al baño, suban las escaleras en la última puerta a la izquierda. – concluyó. – Si necesitan algo, no duden en llamarme.

– Gracias amigo. – gritó Zay tomando el resto del trago de un sorbo. – Creo que iré por otro de estos. – mencionó alzando un poco el tono de voz, pues la bulla era mucho más fuerte allí.

– Yo... mejor iré con él. – habló Lucas. – No puedo dejar que se embriague de nuevo. Ahora volvemos.

Riley, Farkle y Charlie siguieron con la mirada como el rubio se dirigía en la misma dirección del pelinegro, y luego se miraron entre ellos formando un silencio incómodo dónde sólo podía escucharse la música de fondo.

– Riley, – dijo Charlie, acercándose demasiado. – Te ves muy hermosa.

– G-gracias...

– ¿Quieres bailar, linda? – preguntó aún más cerca del rostro de Riley.

– Ella no quiere. – Farkle contestó, tomando el brazo de Riley para llevarla detrás de él y empujó a Charlie hacia atrás. – No vuelvas a acercarte a ella sin su consentimiento ¿Me entiendes?

Charlie se incorporó y se dibujó una sonrisa burlona en su rostro.

– ¿Quién te crees que eres para decirme que hacer? – Se acercó a Farkle y lo empujó también, haciendo que este choque con Riley. – Esta es mi casa, puedo hacer lo que quiera.

Un bitoreo se escuchó alrededor de los tres, pues un grupo de personas había notado la tensión de ambos muchachos.

– No voy a repetirtelo. – Farkle giró hacia Riley para comprobar si estaba bien y luego volteó. – Aléjate, no quiero problemas.

– ¡Bien, imbécil! Me iré esta vez, pero no tendrás tanta suerte la próxima.

Dicho esto, el joven se retiró empujando a unas cuantas personas para irse a cualquier otro lugar de la gran casa.

– ¿Estás bien? – preguntó Farkle, mientras volteaba a ver a la castaña.

– No t-tenías que hacerlo. – contestó la castaña temblando, luciendo un poco encorvada, haciéndola verse más pequeña. – Lo tenía controlado.

El Mejor Amigo De Mi Hermano - Lucas & Maya [CANCELADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora