El Mejor Amigo De Mi Hermano - Lucas & Maya [CANCELADA]

Capítulo XXI

— Hijo, irás a Nueva York a terminar la preparatoria y la universidad.

***

POV Lucas

Doce palabras le dieron un giro completo a mi vida.

Saber que me mudaría en un par de semanas a una nueva ciudad fue emocionante y aterrador al mismo tiempo. Siempre soñé con viajar por el mundo, conocer otras culturas, hacer nuevos amigos, divertirme y tal vez incluso conocer a la persona que me quité el aliento, pero nunca fue algo más que eso, un sueño. Porque siendo honestos, ¿A qué más podía aspirar un vaquero de Texas?

Me criaron pensando que algún día me haría cargo del rancho de la familia y estaba bien con ello, después de todo amo montar a caballo y aún tengo algo pendiente con una oveja. Pero ahora debo dejar todo, mi hogar, mi caballo Cometa, mi escuela, si es que aún puedo decirle de esa manera, a mis padres, a PappyJoe y a Zay.

Zay me visitó un día después de enterarme de la noticia. Se disculpó unas mil veces con PappyJoe y se adjudicó toda la culpa por lo que había pasado con Patrick. Mi abuelo le dijo que todo estaba bien y que no debía preocuparse más por eso. Después, cuándo estuvimos en mi habitación me confesó que no había venido a verme antes porque estaba muy avergonzado y se sentía culpable. Le dije que lo dejara pasar, pues ya no podíamos cambiar lo que pasó y que él no lo había hecho a propósito así que no debía sentirse así. También le conté que debía irme, su cara fue todo un poema. Primero creyó que le mentía en venganza, luego empezó a reír hasta las lágrimas diciéndome que mis chistes habían mejorado. Era una lástima que no estuviera mintiendo, lo iba a extrañar. Después de todo es mi mejor y único amigo. Cuando notó que no me estaba riendo, su rostro se volvió serio.

— Entonces es cierto... — mencionó luego de unos segundos.

— Te voy a extrañar, amigo. — dije, para después tomarlo del hombro. — Prometo llamar seguido y también volver en las fiestas.

Zay se quedó en silencio unos segundos, como si estuviera pensando. — También te voy a extrañar, hermano. — dijo él soltando una sonrisa cómplice. — ¿A dónde dijiste que te irás?

— Nueva York... — respondí con un deje de duda. — ¿Por qué sonríes así?

— ¿Quién? ¿Yo? — preguntó agudizando la voz. — Por nada, nada. ¡Te acompañaré al aeropuerto! ¿Cuándo te vas exactamente?

— En dos semanas.

— Excelente, tengo tiempo suficiente. — escuché que murmuró lo último. — ¡Bien, debo irme ahora! Te veré en dos semanas.

— De acuerdo... — contesté un poco confundido, mientras acompañaba a Zay a la puerta de mi habitación. — Nos vemos luego.

***

Me encontraba camino al aeropuerto y no habían señales de que Zay fuera a aparecer, me hubiera gustado esperar un poco más pero perdería mi vuelo si no me apresuraba. Guardé mis maletas con ayuda de PappyJoe, le di un abrazo, el más largo que le he dado alguna vez, y subí al taxi junto a mis padres rumbo al aeropuerto.

Gracias al cielo, el trayecto fue rápido y sin complicaciones. Aún faltaba media hora para abordar el avión, así que tomamos asiento junto a los demás pasajeros. Me puse a jugar Solitario para matar el tiempo cuando escuché que alguien gritaba mi nombre. Alcé el rostro y divise a Zay trotando hacia nuestra dirección con una maleta colgando del brazo.

— ¿Listo para irnos a Nueva York? — dijo parando frente a mi con una gran sonrisa en el rostro.

— ¿Irnos? ¿Qué? — le pregunté confundido.

— Bueno, resulta que mi padre solicitó una transferencia a la oficina de Nueva York. ¿No es genial?

— ¿Qué? — contesté aún confundido.

— ¿No me estás escuchando bien o qué? — soltó una risa ligera. — ¡Iré a Nueva York contigo!

— Espera, ¿De verdad? — pregunté sin poder creerlo.

— Pues claro, tonto. — dijo con obviedad. —  ¿Si no que estaría haciendo aquí con una maleta y un boleto de avión?

Al escuchar su respuesta me levanté de mi asiento y abracé a Zay. — No puedo creerlo, hermano. ¿Por qué lo hiciste?

— Es muy curioso, antes de que pasará todo este problema, ya sabes, tú, yo, Patrick, ustedes peleando y luego tú golpeando al director, y-

— Zay... — le corté. — Ya estás divagando.

— Cierto, como estaba diciendo mi padre habló con toda la familia, nos contó que su empresa quería transferirlo a otra sucursal en otro estado. — dijo mientras ambos tomábamos asiento. — Él nos dijo que podíamos elegir a dónde iríamos, entonces nos dió unos días para pensarlo.

— Espera. — lo corté. — ¿Te ibas a mudar y no me habías dicho nada?

— Lucas, cariño. Eso no es importante ahora. — dijo sonriendo como si no hubiera dicho nada. — Como decía, podíamos escoger entre muchos lugares pero ninguno de nosotros estaba seguro. Eso fue hasta que bueno... te expulsaron y me enteré que irías a Nueva York. — dijo bajando el tono de voz.

— Eso es inesperado. — solté aún tratando de digerir la historia.

— Si, lo es. Pero cuándo le dije a mi padre si existía la posibilidad de ir a Nueva York, dijo que sí y aquí me tienes.

— Estoy muy feliz, de verdad que sí, pero algo no me queda claro. ¿Dónde está tu familia? ¿No deberían estar aquí ahora? — pregunté.

— Ah, ellos se quedarán un par de semanas para preparar todo lo de la mudanza y esas cosas. — dijo para después pasar su brazo por mis hombros. — Si te preguntas que hago aquí, pues les dije que me quedaría con ustedes mientras ellos preparaban todo, así que viviremos juntos por al menos un mes. ¿No es genial?

— ¿No dijiste un par de semanas? — sonreí.

— Detalles, cariño.