Capítulo 4: El Viaje

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Palacete Benelli, Italia

Había pasado una semana desde la boda de Aldebaran y Aitana. Todos sus compañeros habían regresado a sus misiones, excepto Aspros y él.

Aspros había amanecido de mal humor a la mañana siguiente de la boda, pero no quiso dar explicaciones del porqué. Sísifo sabía que debía regresar al Santuario y ayudar a los jóvenes aspirantes a caballeros a entrenar, pero el recuerdo de Sasha le hacía clavarse a esa tierra. Aquí fue donde la vio por primera vez. Aquella preciosa niña de pelo violeta y enormes ojos verdes como las esmeraldas. Recordaba su olor y el suave tacto de su piel. Él la amaba tanto que le entregó su corazón por toda la eternidad.

*En el jardín de rosas*

—NO y no. Da igual las excusas que me des. No vas a regresar a esa montaña sola. —Aitana estaba desesperada. No quería que su hermana pequeña fuese sola hasta ahí y mucho menos quedarse. —Todavía estoy enfadada contigo. ¿Por qué no me habías contado que tú padre había fallecido? Una cosa es que hubieses vivido con él, el hombre que te protegería hasta la muerte y otra distinta es que estés sola.

—Tengo que regresar, le prometí que siempre estaría con él tanto en la vida como en la muerte. —Aitana agarró a su hermana de los hombros y la zarandeó. —¡Pero tú te estás oyendo! ¡No le debes nada! ¡Él te apartó de mi lado y te crió como una salvaje! — Aitana por pura desesperación se echó a llorar.

—¿Qué está sucediendo aquí? —las dos hermanas miraron la cara seria de Aldebaran. Él cual se limitó a cruzar los brazos y mirarlas. Sofía tragó saliva. Nunca había visto a Aldebaran así, tampoco es que lo conociese desde hace mucho, sólo un par de semanas. Aspros y Sísifo se encontraban detrás de él con semblante serio.

Los ojos de Aspros no se apartaban de la menor de las hermanas. Desde la noche de la boda había estado evitándola. Sabía que si la tenía cerca no podría contenerse.

—Sofía quiere regresar a su casa en las montañas. —Aitana se secó las lágrimas y se rodeó el cuerpo con los brazos. A Aldebaran le rompía el corazón ver a su esposa en ese estado. La noche anterior mientras se abrazaban en la cama, ella le había contado la historia de su hermana, al menos lo que ella sabía; y el deseo de ésta de regresar a las montañas.

Aldebaran suspiró pesadamente. —Sofía si estás decidida a ir, al menos deja que te acompañe y me asegure de que vas a estar bien.— Aitana miró atónita a su esposo. Aldebaran sabía que aquello le iba a costar caro con su esposa, pero entendía perfectamente la situación de la joven que le miraba con esos ojos turquesa decidida a irse.

—No. Yo la acompañaré y me asegurare de que esté bien. — Todos sorprendidos se giraron a mirar a Sísifo. —Tu quédate con tu esposa. Así tendré la oportunidad de seguir con tu misión. —Aldebaran asintió. Aitana no estaba muy convencida de ese arreglo. Ella sabía lo que Sofía sentía por aquel joven y era tan inocente...

Aspros apretó la mandíbula y sin decir nada se alejó hasta desaparecer de la vista de todos. Sofía no pudo evitar seguirle con la mirada, todavía recordaba el sabor de sus labios en los suyos.

***

Sofía estaba terminando de empacar sus pertenencias, cuando alguien llamó a la puerta. —Adelante, está abierto.— La puerta se abrió para volver a cerrarse. Ella se giró para ver quién había entrado en su habitación. Apoyado en el marco de la puerta se encontraba Aspros. El corazón empezó a acelerarsele, sintió una punzada de miedo al mirar aquellos ojos jade que la traspasaban.

Él suspiró y en un par de zancadas cruzó la habitación hasta ella. —Estás hermosa con esos pantalones y esa cola de caballo, damita. —Ella creyó que se le iba a salir el corazón del pecho cuando sintió sus dedos acariciar su cuello acercándose peligrosamente a la abertura de su blusa. Él se inclinó y agarrándole el rostro, la atrajo hasta él. —No puedo dejarte marchar sin volver a probar el sabor de tus labios. —Acercó sus labios a los de ella y permanecieron unos segundos sin moverse. Se debatía entre besarla o soltarla. El deseo ganó esa batalla y sin más la besó, estrechándola fuertemente entre sus brazos. Los dos perdieron la noción del tiempo hasta que los golpes en la puerta los hicieron volver a la realidad.

Más allá del tiempo [Saint Seiya: TLC] [FINALIZADO] #FL2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora