El Santuario, Grecia
Sofía corría escaleras abajo. Se le había hecho muy tarde y tenía que convencer a Sísifo de que la acompañase al pueblo. Entró rápidamente, se lavó y se vistió con un vestido de terciopelo violeta con cachemir y unos botines negros. Diciembre había comenzado con una ola de frío que había cubierto todo el Santuario con un manto de blanca nieve. No tenía tiempo de recogerse el pelo, así que dejó que sus rizos rojizos cayesen por su espalda.
-¡Sísifo!- Sísifo levantó la mirada de su libro. Mientras movía entre sus dedos el colgante con forma de punta de flecha que le había regalado Sofía aquella mañana por su cumpleaños.
Sonrió ante la hermosa mujer que tenía frente a él. -Sísifo, necesito que me acompañes al pueblo. Se me ha olvidado recoger unos libros que me pidió Dègel y no quiero ir sola con este frío.- «Por suerte, no estaba mintiendo. Era cierto que tenía que recoger esos libros».
Sísifo se levantó y cogió su abrigo. -De acuerdo, vamos.- Estaba contento de que se lo hubiese pedido a él y no a otro, mientras pensaba en un caballero con largo cabello azulado y ojos jade. Su mirada se ensombreció por unos segundos. Cogiendo la mano que le ofrecía Sofía y salieron rumbo al pueblo.
***
-¡Date prisa! Están a punto de llegar y Sofía se enfadara si no está todo listo.- Kardia miraba molesto a Regulus, mientras colgaba una lona con un feliz cumpleaños. Le parecía ridículo celebrar una fiesta de cumpleaños, pero había sido incapaz de negarse a esos ojos turquesa que una semana atrás le habían mirado suplicantes. No sabía si lo que le había terminado de convencer era su mohín de niña inocente o las galletas que le había llevado para conquistarlo.
Alguien le dió un codazo en las costillas para llamar su atención. -Pareces una estatua ahí subido sin moverte. Seguro que estás pensando en la guapa camarera- Kardia se frotó las costillas sin mirar a Manigoldo. -¿Por qué me huele que el que no deja de pensar en la camarera eres tú?-Manigoldo sin perder la sonrisa retiro con el pie el taburete al que estaba subido Kardia. Se oyó un golpe seco y todos se giraron a mirar, Kardia se había levantado y perseguía a Manigoldo alrededor de las mesas de la taberna. -¡Me las pagarás, maldito crustáceo!
Albafica sonreía ante sus dos amigos peleándose. Se encontraba a unos metros de los demás contemplando la escena. Días atrás, Sofía se había presentado en su casa. Ninguno de los dos hizo mención a lo que había sucedido tiempo atrás. Ella con sus entrenamientos y ahora con las misiones no solía estar mucho en el Santuario. Casi siempre estaba con Sísifo o Aspros, el cuál se había convertido en su compañero oficial para las misiones.
Todos se habían dado cuenta de los sentimientos de Aspros hacia la joven. Cuando estaba ella presente, sus facciones se relajaban y sonreía. La trataba con afecto y amabilidad. Si alguien intentaba gastarle una broma que no fuese Sofía o Deuteros recibía un buen derechazo.
Ella le había pedido ayuda para organizar la fiesta de cumpleaños de Sísifo. Él había aceptado ayudarla, así podría pasar más tiempo con ella y entender que es lo que había sucedido la otra vez.
Lo cierto es que no había habido ningún momento en el que poder estar a solas con ella para hablar, pero había disfrutado igualmente ayudándola. Distraído en sus pensamientos estaba cuando los dos Sagitarios aparecieron en la puerta.
Sísifo se quedó mudo. Con que eso era lo que había estado tramando Sofía toda la semana.
Todos le gritaron felicidades y cuatro músicos se pusieron a tocar y cantar canciones alegres. Aldebaran le entregó una jarra de cerveza y chocó su jarra contra la de él. Aitana que había acompañado a su marido a Grecia para la ocasión, abrazó a Sísifo con afecto deseándole feliz cumpleaños. Uno por uno fueron acercándose y felicitando a Sísifo, incluso Asmita. Harukei y Sage no habían querido perderse la celebración y se encontraban sentados con ropa de calle hablado con Shion y El Cid.
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Más allá del tiempo [Saint Seiya: TLC] [FINALIZADO] #FL2020
Fanfic50 años después de la Guerra Santa... Los caballeros de oro del S. XVIII han resucitado, desconocen el motivo, pero no pararan en su empeño de defender y proteger a la humanidad tal y como Atenea siempre ha deseado. Sofía intentará por todos los med...