Más allá del tiempo [Saint Seiya: TLC] [FINALIZADO] #FL2020

Capítulo 9: La Condesa

Londres, Inglaterra

La lluvia golpeaba con fuerza los cristales de aquel ventanal. Sofía miraba impaciente por la ventana a que Aspros regresará.

No habían tenido problemas en infiltrarse en aquella casa. Aldebaran había movido unos hilos usando la influencia del apellido de la Familia Benelli.

Llevaban un par de días ahí y no habían conseguido averiguar casi nada sobre la desapariciones. Únicamente que hombres jóvenes de la alta sociedad desaparecían y el último sitio donde habían sido vistos era en aquella mansión.

Se habían presentado como el matrimonio Benelli, así que eso les obligaba a compartir dormitorio. La familia Malory era la dueña de esa enorme mansión y del condado de Essex. La Condesa de Essex era una bella mujer, a la cual le gustaba mucho disfrutar de las fiestas en sociedad. Todas las noches organizaba algún tipo de reunión social en la mansión. Su esposo había fallecido recientemente de unas fiebres. El matrimonio no tenía herederos, así que la gente comentaba que la Condesa estaba en busca de un futuro marido.

La puerta del dormitorio se abrió. Me giré para mirar quién había entrado. Aspros se sacudía el agua de lluvia del abrigo. Me mordí el labio, estaba muy guapo con aquellos pantalones de ante negros ajustados y las botas negras de caña alta. La camisa de seda  blanca  dejaba ver la forma de sus torneados brazos y el chaleco de seda gris con ribetes plateados le daba un toque muy elegante.

—Enseguida traerán tu guardarropa para esta noche. La Condesa ha sido muy amable al acompañarme.—Me guiñó un ojo. Sentí una punzada de celos. Sabía que Aspros no se separaba de la Condesa para conseguir averiguar algo, aprovechando la fascinación que sentía ésta por los hombres jóvenes y guapos.

Apreté los dientes y retorcí la tela de mi falda. Me molestaba sobremanera que Aspros disfrutase tanto de la situación. Me giré para darle la espalda y mirar la lluvia. Veía su reflejo a mis espaldas mirándome fijamente.

Se acercó y me abrazó por la espalda. Abrazados miramos la lluvia caer hasta que unos golpes en la puerta nos sacaron de nuestros pensamientos.

—Disculpen Lord y Lady Benelli. Les traigo el guardarropa de la señora.— Aspros agradeció a la doncella  dándole unas monedas. Abrí la caja, había al menos 3 hermosos vestidos dentro. Aspros miró con curiosidad por encima de mi hombro y sonrió.

—Iré a cambiarme para la velada. —Aspros se rió haciendo un gesto de adelante. Cogí el primer vestido y me dirigí al vestidor. Aspros se reía a carcajadas a mi espalda. —Pequeña damita, tarde o temprano acabaras desnudándote ante mí.— Hice una mueca de disgusto.

Una hora después, Aspros y yo entrábamos en el salón principal cogidos del brazo. Aspros no había dicho nada desde que había salido cambiada con un hermoso vestido de seda aguamarina que dejaba al descubierto mis hombros y media espalda. Para la ocasión llevaba un recogido alto con unos mechones sueltos sobre los hombros.

Las miradas de todos los presentes se posaron sobre nosotros. Las damas cuchicheaban mirando de arriba abajo a Aspros. Juraría que a alguna de ellas se le había caído la baba al pasar al lado. La Condesa se acercó a saludarnos y cogió a Aspros del otro brazo y lo arrastró a un grupo de hermosas mujeres que charlaban  animadamente.

Tratando de guardar la compostura me acerqué a una mesa dónde habían colocado una gran cantidad de canapés de todos los tipos. Cogí uno sin prestar mucha atención.

Las horas pasaban, la fiesta estaba en pleno apogeo. Hacía tiempo que no veía a Aspros. Decidí ir en su busca. Pregunté a un grupo de mujeres si habían visto a mi esposo, un joven alto, atlético, con cabello largo azulado y ojos jade. Las mujeres se miraron entre sí, aquello no me dió buena espina. Una de ellas miró disimuladamente hacia una puerta camuflada por la mampostería de la pared. Todas negaron con la cabeza.