CAPÍTULO XXVIII

1.3K 160 23
                                    

Wei Ying estaba nervioso. No era miedo, solo estaba nervioso y eso no ayudaba a mejorar sus síntomas. Solo bastaron un par de días para que el golpe de calor llegara. Sus entrañas se retorcian ansiosas por ser llenadas, su entrada soltaba cantidades de lubricante y el dolor en su vientre no lo dejaba pararse.

Mian Mian lo había mandado a una de las habitaciones más apartadas del castillo. Su aroma estaba fuera de control y eso podía ser malo. Sus cachorros se habían quedado con Yanli y Jiang Cheng. Ya había pasado un día completo de eso y aún no sabía nada de sus alfas. Xiao Xingcheng y otros betas habían estado suministrando alimentos y baños fríos, pero nada de eso sirvió mucho. Ya estaba comenzando a sollozar llamando a sus alfas.

Por otro lado los alfas estaban que arrancaban cabezas.

-Ya nos estamos cansando de esperar. -Gruño Lan Wangji.

Los dos alfas podían sentir el aroma de su omega a kilómetros. Él los había aceptado.

-Lo sé, lo sé. -Dijo Mian Mian. -Pero tenía que protegerlo. Saben muy bien que los omegas el primer día pueden emitir muchas feromonas sin control y lo que menos quiero es que se porten como bestias con el pequeño conejito.

-¿Crees que somos animales?. -Hablo Lan Zhan.

Mian Mian los miró sin expresión alguna por unos segundos.

-Tomen la llave. -Les extendió la llave de la habitación donde estaba el omega. -Cuidenlo bien. -Los alfas casi arrancaron la llave de la mano de la joven. -¡Les estaré mandando comida para....! Y ya se fueron. -La joven Mian Mian se dejo caer en su silla. -Necesito vacaciones...unas largas vacaciones.

Wei Ying se removió en la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Wei Ying se removió en la cama. Se había quitado la ropa y tirado las sabanas al no soportar el roce de éstas con su piel sensible. Chillo al acariciar su goteante miembro en busca de alivio, pero no era suficiente. Una de sus manos viajó por sus testículos, yendo cada vez más atrás con la intención de darse consuelo con sus dedos, pero se detuvo al sentir unos conocidos aromas.

Se relamió los labios y dirigió su vista nublada a la puerta, no paso mucho para que esta fuera abierta, dejando a la vista a los dos alfas Lan, con sus pupilas dilatadas, jadeando por la saturación de feromonas que había en la habitación. El pelinegro se arrodilló y empezó a gatear hacía la orilla de la cama y extendió sus brazos.

-Alfas. -Casi gimió la palabra.

El primero en acercarse fue Lan Zhan, que no dudo en besar esos húmedos labios rojos. Lamio y mordió a su antojo, introduciendo su lengua y saboreando el tibio interior. Lan Wangji rodeo la cama, ubicandose detrás del pelinegro, apartando el largo cabello, deslizando sus manos por la perlada piel a causa del sudor.

Comenzó a dejar suaves besos en el hombro. Sus colmillos rasparon un poco la sensible piel, mientras los gemidos del omega morían en la boca de Lan Zhan.

MI CAMINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora