CAPÍTULO XXVI

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La noche anterior, cuando Lan Xichen salió.

Wei Ying miraba a sus hijos que estaban dormidos. Salió de la habitación de estos sin hacer mucho ruido. Recordó lo mal que se había puesto Yanli. La omega había llorado un buen rato, echandose la culpa por haber dejado solo a Jiang Cheng. Jin Zixuan le había prometido que lo encontraría.

Los rayos iluminaban el cielo y la tormenta azotaba con mayor fuerza. Tenía que salir a buscarlo, tenía que encontrar a su hermano. Se acercó a su armario y lo abrió con cuidado, sacando así algo con que abrigarse.

Caminó hasta la puerta y asomó su cabeza, viendo que nadie estuviera cerca. Sabía que sus cachorros no se despertarian en toda la noche, además la habitación de Yanli era la contigua a la suya, así que le avisaría a su amiga para que estuviera pendiente de los niños.

Salió de la habitación, cerrando despacio la puerta.

-¿A donde crees que vas, Wei Ying?. -El omega soltó un gritillo al tiempo que se giraba rápidamente, encontrandose con el par de ojos negros y dorados.

-Yo... -Wei Ying respiró profundo tratando de calmar el susto que le habían pegado el par de alfas.

Había comprendido de donde habían adquirido la habilidad sus hijos de ocultarse tan bien. No los había sentido en ningún momento hasta ahora.

-Voy a ir a buscar a Jiang Cheng. -Dijo con voz firme.

-No es necesario. -Dijo Lan Zhan.

-Aún no lo encuentran y está lloviendo. No me pidan que me quede tranquilo.

-El rey ya fue a buscarlo. El lo traerá. -Habló Lan Wangji.

Wei Ying había aprendido que el par de alfas llegaban a ser muy sobreprotectores, y que tenían una buena relación de amistad con Lan Xichen. El pelinegro sintió la seguridad en las palabras, pero aún así la intranquilidad en su corazón persistía.

-Si no lo han encontado los guardias ¿como pueden estar seguros que el Rey si podrá?. -Desafío Wei Ying.

-Solo lo sabemos. -Dijo con simpleza Lan Zhan.

-Eson no me tranquiliza. -Habló Wei Ying comenzando a alterarse. -Voy a ir a buscarlo también.

Wei Ying comenzó a caminar. Cuando pasó al lado de Lan Wangji sus piernas fallaron, y una extraña sensación se apoderó de su cuerpo. Jadeo al sentir como su cuerpo no respondía y una neblina cubría sus sentidos. Unos fuertes brazos lo sujetaron de la cintura, impidiendo que cayera.

-Se va a enojar mañana. -Dijo Lan Zhan, mirando el cuerpo del omega acurrucarse contra el suyo.

-Hmn, Ya lidiaremos con el después. Además tu también lo ibas a hacer. -Dijo Lan Wangji acercándose y acariciando la mejilla del omega, quien gimió bajito y se acercó más al toque.

Lan Wangji había liberado de golpe su aroma, enfocandolo en el pelinegro. Las feromonas del alfa había sacado el lado sumiso del omega, actuando como una especie de sedante. Lan Zhan también liberó su aroma.

-Si hubiera salido con esta tormenta lo más probable es que se hubiera perdido. -Dijo Lan Zhan levantando el cuerpo del omega.

Lan Wangji abrió la puerta de la habitación. Caminaron hasta llegar a la cama, donde delicadamente puso el cuerpo del omega en ella. Ninguno de lo dos había dejado de expulsar su aroma. Los dos alfas se quitaron parte de su ropa y se acostaron a cada lado del omega, el cual no demoró en acurrucarse contra los duros cuerpos. Los dos alfas le brindaron suaves caricias, haciendo que el pelinegro ronroneara y a los pocos minutos se había dormido.

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