CAPÍTULO XIV

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Wei Ying corría lo más rápido que podía, apretando la mano de Jingyi y cargando a Sizhui con su brazo libre.

Podía escuchar su nombre ser pronunciado a lo lejos pero el martilleo de su corazón era casi ensordecedor. Llegó a su habitación, donde por fin soltó a sus hijos y cerró las puertas tras ellos. Apoyó su espalda en la fría madera y se deslizó hasta el piso, enterrando su rostro entre sus manos.

Eran ellos.

-Mami. -El débil llamado de Sizhui lo sacó de sus pensamientos.

Miró a sus hijos; Sizhui estaba abrazando a Jingyi, el cual se sujetaba la mano derecha, se podía ver algo roja la piel de esta. Lo había jalado todo el camino. Los dos estaban agitados y por su aroma algo nerviosos.

-¿Mami estás bien?.

Sin decir nada Wei Ying gateo hasta sus hijos y los abrazó.
Los había asustado sin querer. Sus cachorros. Su cabeza se llenó de preguntas.

¿Sabrán que los niños son sus hijos?. ¿Ellos les habrán dicho algo?. ¿Los alfas se dieron cuenta de quién era él?.

Apretó más los cuerpos de sus hijos contra el suyo.

-Mami no tengas miedo. Nosotros te protegeremos. -Habló Jingyi. No sabía por qué su madre tenía miedo, pero ellos lo cuidarian sin importar qué. -Los capitanes nos dijeron que si comemos bien y nos comportamos seremos muy fuertes.

Wei Ying se tenso.

-¿Qui...¿quiénes son los capitanes?. -Preguntó alejándose un poco para ver el rostro de sus hijos.

-El capitán Lan Zhan y el capitan Lan Wangji son los dos alfas con los que estabamos ahora. -Respondió Sizhui. -Ellos son los más fuertes de todo el reino. -Dijo sonriente, tratando de animar a su madre, sin saber lo que en verdad estaba pasando.

-Algún día seremos tan fuertes como ellos. -Dijo Jingyi.

Wei Ying se dió cuenta que sus hijos no sabían quienes eran esos hombres en verdad. Quizás esos alfas no lo reconocían. Si era así, era mucho mejor, solo era cuestión de mantenerse alejado. Tenía que pensar como alejar a sus hijos de esos dos.
El pelinegro sonrió, mirando a sus hijos y acariciando sus suaves mejillas.

-Claro que lo serán. -Dijo Wei Ying.

-¡Wei Ying!, ¡Wei Ying!. -El pelinegro escuchó la voz de Jiang Cheng que lo llamaba del otro lado de la puerta.

Se puso de pie y abrió, recibiendo a un muy agitado omega.

-¿Cómo...cómo es posible que corras tan rápido llevando a esos niños?. -Dijo Jiang Cheng entrando a la habitación. Caminó hasta la cama donde se sentó. -¿Que pasó? ¿porqué corrías así?.

Wei Ying miró por un instante a sus hijos.

-Niños vayan a su cuarto a jugar. Voy a hablar un rato con el tío Jiang Cheng.

Los niños se miraron, pero asintieron y se fueron a la habitación contigua. Wei Ying espero a que cerraran la puerta y se sentó al lado de Jiang Cheng. -Los vi. -Susurro.

-¿A quién?. -Habló de la misma manera el omega. Wei Ying tragó grueso y miró hacia la puerta de sus cachorros.

-A los papás de mis cachorros. -Habló por fin. Jiang Cheng quedo sorprendido, boqueando sin saber que decir. -Ellos están aquí Jiang Cheng.

-Espera... -Jiang Cheng sujetó a Wei Ying de los hombros. -¿Estás seguro? ¿cómo sabes que son ellos? ¿porqué están aquí?.

-Sí, estoy seguro. -Dijo Wei Ying. -No podría confundir sus aromas...y sus ojos. Ellos hacen parte del ejército. Según los niños son capitanes. -Wei ying se puso de pie y paso sus manos por el cabello en señal de desesperación. -No se que hacer. Los niños no saben nada, y no sé si ellos me reconocieron.

-De casualidad. -Habló Jiang Cheng. -Son un par de cabello negro largo y con cintas en sus frentes.

Wei Ying volteó a mirar al otro, sorprendido y en espera de una explicación.

-Nos los habíamos encontrado un día de casualidad. La vez que estabamos hablando con tu amiga. -Dijo Jiang Cheng. -Ellos preguntaron si yo era la madre de ellos y les dije que si.

-Entonces ellos no saben que soy yo. Dijo Wei Ying. -Tengo que mantenerme alejado de ellos. No se que pueda pasar si se enteran que Jingyi y Sizhui son sus hijos...

-No te preocupes. Sabes que cuentas conmigo y con Yanli. Mantendremos a raya a esos alfas. Además nadie puede entrar a la zona de omegas, a menos que esten cortejando a uno, así que mientras estes acá todo estará bien. -Dijo Jiang Cheng. -Yanli y yo podemos encargarnos de recoger a los niños cuando están con los demás y de mantenerlos alejados de ellos.

Ya tenían un plan, pero no sabían hasta cuando les iba a funcionar.

Minutos antes.

Lan Zhan y Lan Wangji vieron como el omega comenzó a correr, tomando en brazos a uno de los niños y sujetando al otro. Intentaron alcanzarlo, lo llamaron por su nombre pero este solo corría como si una jauría de perros lo persiguiera.

-Ca..capitanes, no pueden pasar a....a este lado del castilllo. -Dijo uno de los guardias que vigilaban la zona donde estaban los omegas.

-Hazte a un lado. -Gruño Lan Zhan, viendo como la figura del pelinegro se alejaba más de ellos.

-Lo ...lo siento señor, pe..pero son ordenes y. -Los guardias estaban muertos de miedo. Tenían frente a ellos a los alfas más fuertes del reino. Pero era recibir la ira de ellos o transcribir un libro parados de manos.

Y era muy incómodo.

-¡Muevanse!. -Rugio Lan Wangji, listo para desfundar su espada y deshacerse de los que se interponian entre ellos y su omega.

-¿Que está pasando aquí?. -Lan Xichen había llegado al lugar, guiado por el alboroto.

Apenas había entrado a uno de los pasillo, y vio a un omega pasar corriendo con dos niños. Jiang Cheng que todavía tenía en brazos, se había lanzado a perseguir al pelinegro. Iba a ir tras ellos, pero el ruido de los dos alfas lo hizo observar hacia ellos.

-Mi rey. -Los guardias hicieron una reverencia al alfa. Lan Xichen miró a los capitanes.

-Saben que no pueden pasar a la zona de omegas sin hablar con Mian Mian primero.

-Esto es importante rey. Tenemos asuntos de ese lado. -Dijo Lan Zhan

-Capitanes, no deberían estar asustando a mis subordinados. -Mian Mian había aparecido también en el lugar.

-Espero que alguien me explique que está pasando aquí. -Dijo Lan Xichen llevando sus manos detrás de su espalda.

-Lo que pasa, es que este par de lobos se quieren comer a un conejito. -Dijo Mian Mian, ganandose un mirada fría de los gemelos. -Vamos, necesitamos hablar y sin peros, y ya que lo asustaron, ahora no creo que él quiera verlos. -Habló mirando a los alfas.

Mian Mian comenzó a caminar y Lan Xichen la siguió. Lan Zhan y Lan Wangji miraron nuevamente el camino donde se había ido el castaño.

Era verdad. En el aire se podía percibir un poco el aroma a miedo.

¿Por que les tendría miedo?.


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