El bastón extensible de Chat noir chocaba una y otra vez contra el estoque de Lepidóptero, desviando todos los ataques que este lanzaba. No era la primera vez que cruzaban armas, pero en cierta manera lo sentía así, pues en esta ocasión ambos eran conscientes de quién se encontraba bajo la máscara de su oponente. Y eso le estaba afectando incluso más de lo que había previsto.
El adulto aprovechaba su mayor fuerza y envergadura para acosarlo implacablemente, mientras el chico se escudaba principalmente en su agilidad. Por el momento, Chat se concentraba sobre todo en esquivar y defenderse, inconscientemente incómodo ante la idea de golpear al hombre que le había dado la vida.
--Hiciste bien en pagarme esas clases de esgrima, padre --trató de bromear, pero sus palabras sonaban amargas, e iban ganando dureza mientras trepaban por su garganta--. Uno nunca sabe cuándo va a cruzarse con algún desaprensivo dispuesto a asesinar a sus amigos.
--Es curioso cómo parece importarte la vida de todo el mundo, salvo la de tu propia madre --escupió el villano con rabia.
--Ninguna vida debería valer más que otra. ¿Qué crees que pensaría mamá si te supiera dispuesto a apilar cadáveres de inocentes a los pies de la urna donde la retienes, sin permitirle descansar?
El rostro del hombre se contrajo ante aquellas palabras, pero enseguida recuperó una expresión tan enloquecida como repleta de determinación.
--Voy a recuperarla cueste lo que cueste. ¡Voy a recuperarla, y no permitiré que nada ni nadie me lo impida! --vociferó--. ¿Es que no lo entiendes? ¡El camino hasta lograrlo no importa! Cambiaré la realidad para que nada de esto haya pasado. Cargaré sobre mis hombros, yo solo, el peso de mis acciones, pues ella no sabrá nada, y tú nada recordarás.
--Tiene que haber otra manera, padre; ¡una que no implique dañar a nadie más!
--Créeme, no la hay. ¡He estudiado cada página del grimorio hasta que los ojos me dolían casi tanto como el corazón!
--A lo mejor es que ni siquiera sabes bien qué buscar --Adrien apretó los dientes, desviando con dificultad otro lance--. El maestro Fu era un hombre sabio, y quizás, con sus conocimientos, nos podría haber ayudado. ¡Pero tú lo atacaste y lo obligaste a ceder su puesto de guardián, haciendo que perdiera la memoria!
El villano encajó las palabras como un golpe. ¿Acaso había destruido una pieza que podría haber sido clave, en su afán por desarrollar con éxito su plan inicial? Ciertamente, en los apuntes que habían sustraído al viejo guardián había hallado una considerable cantidad de información interesante que él solo no había logrado desentrañar, como la que advertía de la importancia de posicionar correctamente los elementos durante el ritual que desencadenaría el poder absoluto, que lo había obligado a recolocar la urna donde yacía su esposa.
Pero ahora los resultados de aquella investigación a la que Fu había dedicado la mayor parte de su larga vida estaban a su disposición, guardados a buen recaudo en su tablet. Así que el anciano en sí no tenía por qué hacerle falta, ¿verdad?
El silbido generado por el bastón de Chat noir al pasar demasiado cerca de su rostro, tras el tímido ataque que había lanzado el héroe gatuno aprovechando su desconcierto, lo trajo bruscamente de regreso al presente. Los movimientos de su hijo al pelear habían ido ganando precisión y seguridad, obligándolo a retroceder unos pasos: tendría que olvidarse de las dudas y la charla si quería recuperar la ventaja y alzarse vencedor.
Se concentró en la lucha, tanteando los puntos débiles de su oponente, amagando con su estoque para buscar que cometiera algún error fatal, tirando a fondo, buscando las zonas más vulnerables. Ahogó una exclamación excitada cuando le pareció encontrar un hueco en la defensa de Chat noir, y juró por lo bajo al recibir un duro golpe en el costado cuando el chico cambió el movimiento en el último instante. Maldijo a D'Argencourt por haberlo enseñado tan bien, sin poder reprimir un ramalazo de orgullo al constatar lo hábil que resultaba su hijo.
ESTÁS LEYENDO
A fuego lento (Reto Adrinette)
FanfictionUn capítulo diario para acompañar a nuestros ciegos favoritos en su peculiar historia de amor... (Advertencia: al final no he podido resistirme y los estoy haciendo sufrir un poco antes de la recompensa. Pero todo llegará... )