Toque de manos

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Multimouse contuvo la respiración mientras Adrien delineaba suavemente su antifaz con la yema de sus dedos. Le estaba dedicando el mismo tipo de mirada intensa que había enloquecido sus latidos solo unos momentos antes; solo que, ahora, ella estaba usando el prodigio del ratón, así que no debería reconocerla como su amiga. Frunció el ceño, confusa; ¿qué estaba ocurriendo allí? Apostaría su alma a que el chico no era, ni de lejos, de los que coqueteaban con todas.

Sus palabras no tardaron en sacarla de dudas.

--Ten cuidado, Marinette.

--¿Marinette? --dio un respingo de sorpresa al escuchar su nombre y negó con fuerza--. ¿Yo... ? Yo no... Ehm... --algo en la mirada del chico le confirmó que de nada serviría seguir disimulando, y bajó los hombros, algo abatida--. ¿Cómo lo supiste?

--Bueno, eres una persona muy especial para mí, una de las más importantes de mi vida. Creo que te reconocería bajo cualquier disfraz --afirmó él con dulzura.

Ella sonrió de medio lado, consciente de la paradoja.

--¿Seguro?

--Claro que sí. Esos ojos tan lindos no puede ocultarlos ninguna máscara. Bueno, lo supe por eso, y también...

--¿Por qué más? --lo alentó ella, curiosa.

Él señaló con el dedo sus mejillas, y la punta de su nariz, riendo entre dientes.

--¡Porque todavía tienes la marca de los bigotes y la naricilla que te pinté!

Multimouse emitió un pequeño quejido que sonó bastante ratonil, y se frotó la cara, avergonzada.

--¡Qué desastre! ¿Cómo he podido olvidarme de eso? ¿Por qué Ladybug no me advirtió? ¡Se supone que mi identidad debía ser secreta!

--No te preocupes, jamás la revelaré ante nadie: tienes mi más solemne promesa --frotó el rostro de la chica, terminando de borrar las marcas--. ¡Ya está! Tu secreto está a salvo.

Marinette asintió, sobrecogida por la idea de que el desastre podría haber sido total si hubiera cometido aquel error con el traje de Ladybug. Afortunadamente, había acudido a tratar de liberar a Adrien antes de ir a enfrentar a Gothel, y apenas se había podido asomar entre los barrotes para hablar con el chico. Tembló solo de imaginar lo que habría podido ocurrir, y Adrien debió de intuir sus nervios, porque le ofreció un abrazo tranquilizador.

Su contacto resultaba tan cálido... Se permitió unos placenteros segundos de relax, apretada contra su torso, contenida por sus brazos, arrullada por su corazón. La diferencia de envergadura entre ambos resultaba un poco más notable de lo normal, pues a ella todavía le faltaba una pequeña copia para estar completa. Vio por el rabillo del ojo como la diminuta Multipegase la observaba con algo de envidia, y le hizo una seña para que trepara con ellos también. Adrien sonrió, acariciando su cabecita con extrema delicadeza.

--Tenemos que ponernos en marcha --mumuró Multimouse, separándose de su pecho con un suspiro resignado, mientras él ayudaba a la pequeñina a descender.

--Tienes razón. Escóndete en cuanto te destransformes, por favor; Kagami parece realmente enfadada. No podemos dejar que te encuentre.

Ella bajó los ojos al escuchar el nombre de la otra chica, y Adrien asió su mano antes de permitirle separarse totalmente de él.

--Hablaremos cuando todo esto pase, ¿de acuerdo? Me parece que tenemos que aclarar algunas cosas después de lo que ha pasado hoy --dijo--. Sobre ella, sobre Luka, y sobre nuestra... amistad.

--De acuerdo --enterró la promesa en el fondo de su mente, consciente de que aquel no era el momento adecuado para dar vueltas a lo que aquellas palabras podían conllevar--. Ahora, pongámonos a salvo y dejemos la pelea para Ladybug y Chat noir. ¿Te llevo hasta tu casa?

A fuego lento (Reto Adrinette) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora