Capitulo 22

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Después de recoger una copa de vino, Peter escuchó su explicación y no le gustó, por mucho que supiera que Lali no estaba mintiendo. Tan pronto como se acercó, fingió tropezar y derramó todo el líquido del tazón sobre su vestido, haciéndola sobresaltar.

- ¿Qué paso? Preguntó mirando a Peter y sintiendo el vestido mojado.

- Derramé accidentalmente vino, lo siento. - explicó - Mejor nos vamos a casa pronto, si mantienes el vestido mojado te resfriarás.

- No hay forma de resfriarse por mojar la falda de mi vestido.

- Creo que sí, mejor no arriesgarse, después de todo, lo que está en juego es su salud y la de los bebés. - le pasó un brazo por la cintura - Vamos, Lali.

Prácticamente la arrastró y ella solo tuvo tiempo de saludar a Mariano, lo que la enfureció porque no entendió las acciones de Peter. Cuando llegaron al auto, él le abrió la puerta, pero Lali se puso de pie y no entró. Ella lo miró, se llevó las manos a las caderas y preguntó mostrandose molesta.

- ¿Por qué me arrastraste así? - tocó el pie en el piso molesta.

- Para que podamos llegar a casa pronto y cambiarte de ropa. - explicó de una manera simple.

- Y ni siquiera me dejó despedirme de Mariano, fue de mala educación.

- Entonces lo llamas.

- No tengo el teléfono.

- Que pena. - respondió con falsa tristeza - Ahora entra, Lali.

Molesta, ella se metió en el vehículo y él se dio la vuelta, sentado al volante y arrancando el auto. Miró hacia delante, aliviado al saber que Lali no se había quedado en compañía del hombre. Sí, estaba celoso, se había admitido a sí mismo, y en ese momento estaba siendo egoísta.

- Mierda, Juan Pedro! - exclamó enojada Lali - Conocí a un buen tipo, la noche podría ser maravillosa, pero arruinaste todo.

- No seas así, Mariana. - ralentizó el vehículo - Puedo hacer que tu noche sea mejor de lo que imaginabas.

Peter detuvo el auto en la esquina de una calle un poco oscura y sin pensar en la reacción de Lali, se giró de lado y le puso la mano en la nuca y la besó. Al principio se sorprendió, pero cuando sintió sus labios en contacto con los de ella, abrió la boca de inmediato, dejando escapar un leve gemido de satisfacción por matar uno de sus deseos que la consumía todos los días.

Ella puso su mano sobre su rostro mientras entrelazaba la lengua de Peter con un ritmo intenso. Sintió que disminuía la velocidad y saboreó cuidadosamente el sabor de su beso. Ese momento fue único, porque sentía algo que había deseado durante mucho tiempo, pero nunca encontró el momento adecuado para intentar algo. Ahora estaba siendo saciada y no tenía la intención de terminarlo tan pronto.

Lali se entregó a él, amando ese contacto y explorando cada esquina de la boca de Peter con su lengua. A veces, alternaban el beso con algunos mordiscos en el labio inferior, pero ninguno de los dos se atrevió a alejarse, incluso con poco aliento, seguían moviendo los labios tratando de satisfacer ese deseo reprimido. Se inclinó y colocó una mano sobre su muslo, tratando de sentir la piel suave, mientras sus labios seguían descubiertos y las lenguas entrelazadas con sed.

El cuerpo de Peter rogó por el de ella y estaba apretando su muslo, sin ninguna protesta de Lali. Ella sostenía su cabello y tan pronto como sintió que el beso se detenía, chupó el labio de Peter y abrió los ojos encontrando sus ojos color avellana con intensa intensidad.

- Llévame a casa, Peter ... - preguntó en un susurro sin aliento - A la habitación ...

- Su deseo es una orden.

Amor por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora