Capitulo 8

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Peter no quería prolongar el tema. Hablar de Lali de alguna manera podría obstaculizar cualquier cosa que pudiera pasar entre él y Martina. Lali era una mujer hermosa con un cuerpo extremadamente sexy, pero eso no lo haría tener una relación con ella. Las cosas eran complicadas entre los dos y ambos tenían mucho que resolver, sin pensar en una relación de amor entre ellos.
Bebió un poco más de cerveza, se rió con sus amigos y la prima de Azul ya se había rendido a él. Peter intercambió algunos besos con Martina, ya preguntándose cómo la llevaría a casa y pasaría la noche con ella. Él era un hombre, ella era hermosa, sería una tontería de su parte no tratar de acostarse con ella. Tomó otro cigarrillo y guardó el paquete en su bolsillo, lo encendió y sopló el humo, dejándolo entre sus dedos. Se reclinó en su silla cuando sintió que Martina acariciaba su peto sobre su camisa y conversó entusiasmado con Daniel y su esposa, ya que Tincho se había ido con Azul. Su teléfono celular sonó, y le tomó un tiempo sacarlo de su bolsillo, ya que estar sentado lo hacía más difícil.

- hola? . - Él respondió después de unos pocos tonos.

- Peter? Soy yo, Lali.

- Lali? - Se movió en su silla.

- No me siento muy bien. Tengo náuseas y me siento un poco mareada. - Dijo con voz ronca.

- ¿Donde estas? - Preguntó comenzando a ponerse nervioso.

- En casa. Pero tenía miedo de estar sola.

- Voy para allá ahora! - Dijo de inmediato - ¡Siéntate y en cinco minutos estaré aquí! - Colgó - Necesito irme. - Le dijo a sus amigos levantándose.

- ¿A donde va? - Tincho preguntó mientras regresaba con Azul.

- Lali no se siente bien. - Explicó rápidamente. Pague a mi cuenta. - Sacó su billetera y sacó algunas notas, arrojándolas sobre la mesa.

*************

Peter se apresuró al estacionamiento para buscar su auto. Abrió la alarma y se metió en el vehículo, arrancando rápidamente y conduciendo por las concurridas calles. Maldijo bajo el flujo del tráfico y su nerviosismo aumentó con la preocupación por Lali. Le tomó más tiempo de lo que pensaba, pero finalmente detuvo el auto frente a su departamento. Corrió hacia arriba y por instinto, giró el pomo, sorprendido de estar abierta. Entró y la cerró rápidamente, mirando a su alrededor y llamándola. Escuchó la voz de Lali respondiéndole y corrió hacia ella, entrando a su habitación.

- Lali, ¿qué pasó? ¿Estás bien? - Fue a la cama y se sentó en el borde.

- Me siento un poco débil. - respondió apoyándose en la cama.

- ¿Te lastimaste? - Preguntó preocupado

- No. - Lo miró - Cuando sentí que me estaba mareando, inmediatamente me senté en la cama, pero tuve miedo.

- ¿Pero ya te sientes mejor?

- Un poco. Solo tengo miedo de levantar y retroceder la debilidad. - respondió suavemente.

- ¿Comiste?

- A la hora del almuerzo.

- Ha pasado mucho tiempo sin comer, así que por eso estás muy débil. - Se sentó más cerca. - Tienes que comer algo, Lali.

- Pero me siento mal. - respiró hondo.

- Pero necesitas algo, incluso si es ligero. Puedo prepararte un té. Comes con algunas galletas. - sugirió él.

- Todo bien. Pero no prometo comer mucho. - Lo miró.

- Comas lo que puedas. - se acercó y besó su frente - Y por cierto, ten cuidado. No pasaste la llave por la puerta.

- Puede dejar. - Ella sonrió levemente.

Peter salió de la habitación y fue a la cocina. Le preparó un poco de té, colocó unas galletas en un plato, lo colocó en una bandeja y llenó dos tazas, dejando una para él, con la intención de acompañarla y hacerla comer un poco más. Volvió a la habitación y ella estaba mirando la televisión, puso la bandeja en el medio de la cama y se sentó en el borde.

- Me puse una taza para que no te sientas sola - Comentó sonriendo.

Lali lo miró y sonrió de la misma manera. Cuando Peter besó su frente, antes de salir de la habitación, pudo sentir que había bebido y fumado. El ruido que escuchó en el teléfono le dijo que no estaba en casa y que probablemente estaba en algún lugar con amigos. Ahora oliéndolo, ella se dio cuenta de que se estaba divirtiendo y ella había perdido el conocimiento.

- Gracias. - Dijo ella - Lo siento.

- ¿Por lo que? - Él la miró confundido.

- Sé que te estabas divertiendo. Deberías divertirte en algún lado. - comentó

- No tienes que disculparte conmigo, iría a cualquier parte para ayudarte.- Él tomó su mano. - Lo que importa es su salud y la del bebé. - Él la tomó de la mano.

- Aún así, me siento mal por molestarte. - Dijo suavemente.

- Pero no me molesta en absoluto. - le acarició la mano - Todo lo contrario, me siento bien ayudándote. - miró su panza - ¿Ya le estás dando trabajo a mamá? - Él le habló a su hijo, sonriendo y ella le sonrió.

- Programé los exámenes para mañana, alrededor de las ocho. - Ella le advirtió.

- Lo haré, asegúrate.

- Y hablé con mis padres. - respiró hondo

- ¿Hablaste sobre el embarazo? - Preguntó con los ojos muy abiertos.

- Sí, no quería esperar. Pero haré una cena que será mañana por la noche. - comentó

- Quiero estar presente Después de todo, si lo hicimos todos juntos, tenemos que estar juntos cuando tus padres vengan aquí. - La miró curiosa - ¿Dijo que estamos saliendo?

- Dije... - Suspiró. -No tenía otra opción.

- Entonces es una razón más por la que estoy aquí. - Tomó la taza de la bandeja. - Ahora tomalo, Lali. Y no te arriesgas a quemarte la lengua. - Él se la entregó.

- Gracias Peter. - Lo miró con una sonrisa.  - Sin embargo, me siento un poco más segura. - Estás más tranquilo, ves todo con optimismo y me ayuda a enfrentar todas estas situaciones complicadas.

- Eres una mujer fuerte, pero el embarazo te deja un poco nerviosa debido a las hormonas, te conmueve emocionalmente y estoy aquí para ayudarte. - Tomó un sorbo de té.

- Por mi culpa estás aquí, deberias estar tomando cerveza con tus amigos  y estás aquí bebiendo té. - Se mordió el labio inferior sintiéndose un poco culpable.

- Me gusta el té, no me importa no beber" - Sonrió - Mañana vengo a recogerte, traerte de regreso, ir a trabajar, ir a casa, ir a un restaurante, traer la cena y esperar a tus padres.
. - tomó una galleta

- Iba a cocinar. - Lo miró.

- Es mejor que no, Lali. - Puso la taza en la bandeja. - Te sientes enferma, te mareas, así que cuanto más te lleves la comida, mejor estar lejos de la cocina.

- Pero te cansarás de tener que hacer tanto.

- Mejor me canso que tú. No estoy embarazada, Lali. - Él le sonrió. - Voy a pedir comida italiana ¿A tus padres les gusta?

- Lo hacen, especialmente mi padre. - Ella sonrió cada vez más relajada.

- Mejor aún. - Él rió un poco.

Peter miró su reloj y notó que era hora de irse, después de todo, Lali también necesitaba descansar. Ella ya se sentía mejor con su bocadillo, así que llevó la bandeja a la cocina y Lali lo condujo a la puerta, donde Peter besó su mejilla y se fue. Al cerrar la puerta por un momento, sintió que ese beso había estado en sus labios. Volvió a la cama y se sentó. Pasó una mano sobre la colcha y suspiró. No podía pensar en estas cosas, pero sin duda sus hormonas ya estaban empezando a volverla loca.

Amor por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora