Capitulo 34

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En los días que pasaron, Lali se sintió cada vez más feliz y aprovechó el sábado para ir al centro comercial con Candela y comprar algo de ropa para los bebés. Ahora que sabía el sexo de los bebés, podía elegir la ropa según cada uno y tenía que controlarse para no comprar todo de la tienda. Llegó a casa tan pronto como abrió la puerta, pudo escuchar el sonido de la televisión y Peter sentado en el sofá junto a Daniel y Tincho. Estaban viendo un partido de fútbol y la mesa de café estaba llena de botellas de cerveza, vasos, bocadillos y el cenicero.

Peter dejó el vaso sobre la mesa y se llevó el cigarrillo a la boca, apagando el humo lentamente. Volvió a fumar y un disparo en el juego hizo que estallara y saliera humo de su boca mientras gritaba.

- Mierda! - Puso su mano sobre su cabeza - ¡Juez ladrón, falta la mierda! - gritó.

Los ojos de Lali se abrieron ante su nerviosismo y cerraron la puerta lentamente. Tincho fue el primero en notar su presencia allí y le dio un codazo a su amigo, quien se dio la vuelta y la vio con las bolsas en sus manos, aún de pie en el mismo lugar. Peter se levantó de inmediato y entregó el cigarrillo por la mitad a la mano de Daniel. Se acercó a ella con un ligero beso en los labios y tomó las bolsas de su mano.

- Es pesado, Lali. - dijo mientras sostenía todas las compras - No tienes que cargar peso.

- Vine en taxi, solo llevé las maletas cuando llegué a casa. - Alisó su brazo - Gracias por tener cuidado conmigo.

- Siempre tendré cuidado contigo, incluso cuando no esté embarazada. - besó su frente - Perdón por el desorden que hicimos en la habitación.

- Mientras lo arreglen más tarde. - Él sonrió.

- Puede dejar. - Pasó todas las bolsas a una mano - Llevo las cosas a la habitación.

- Yo también voy a subir. - ella tomó uno de sus brazos - Me duelen los pies.

- Te haré un masaje cuando venga a estar contigo.

- Voy a cobrar. - se alisó el brazo - Hola Tincho, hola Daniel. - los saludó

- Hola Lali - respondieron ambos.

Peter la llevó al dormitorio y dejó las bolsas en la silla. La besó y bajó mientras Lali fue al baño. Se sentó de nuevo para ver el juego con sus amigos y cuando terminó. Los tres comenzaron a ordenar hasta que arreglaron todo rápidamente y Daniel se despidió de Peter junto con Tincho.

Al subir al dormitorio, Peter vio a Lali tendida en la cama aparentemente dormida y se acercó a verla más de cerca. Ella era tan hermosa que siempre estaba impresionado cuando la miraba. Se moría de ganas de dormir con ella, así que fue a la ducha, relajó su cuerpo y se acostó con cuidado para no despertarla.

Dos semanas después, Peter iba con Lali a la fiesta de premiación de un importante periódico de Nueva York, por el cual fue nominado como Mejor Locutor. Él estaba en la ducha mientras ella se preparaba. Lali se había puesto el vestido, pero mirándose en el espejo, suspiró frustrada. No le gustó lo que vio, se sintió gorda y el vestido no le quedaba bien. Sus senos eran más grandes, su barriga era muy redonda y sentía que no estaría a la altura de ninguna de las mujeres en esa fiesta. Se quitó el vestido y se sentó en la cama con solo las bragas puestas, dejó el vestido a un lado y puso un brazo sobre sus senos.

Cuando Peter salió del baño, vestía solo su ropa interior y fue directamente a la silla donde había dejado sus pantalones. Mientras se vestía, vio el reflejo de Lali en el espejo mirando al suelo y luciendo bastante distraída. Sin abrocharse los pantalones, se acercó a la cama y se sentó en el borde, colocando su mano sobre su pierna.

- Lah ... - la llamó - ¿Por qué no te estás preparando?

- No voy más. - respondió en voz baja sin levantar la cabeza.

- ¿Por qué? - él la sostuvo de su barbilla y lo hizo mirarlo - ¿Estás enferma?

- Estoy bien, me siento fea. - Suspiró - No quiero aparecer así a tu lado. Te ves tan hermoso? Peter. - sintió sus ojos llorar.

- Y te ves perfecta, Lah. - Alisó su rostro - Apuesto a que todas las mujeres embarazadas querían ser como tú. - Se inclinó y le dio un beso.

- Pero me siento gorda. - Se le cayó una lágrima - Tómalo.

- No eres gorda, no inventes tonterías. - La besó en la frente - Vístete y muéstrame cómo te quedó el vestido.

- De acuerdo, pero no te gustará. - tomó el vestido que estaba sobre la cama.

- Muéstralo, Lah.

Se sentó mientras Lali se levantaba sosteniendo el vestido y se iba al espejo para prepararse. Se lo puso en la parte del busto, que era aún más grande debido al embarazo y que la molestaba, la hacía sentir más gorda. Era un vestido largo de seda, de color gris, y la tela utilizada lo hacía más brillante, dando un hermoso efecto. Tenía un escote en forma de V y una blusa sin mangas, con correas más gruesas para sostener aún más los senos llenos. Se giró lentamente hacia él, colocando sus manos sobre su estómago y deslizándose sobre su vestido.

Amor por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora