Capitulo 29

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Los días pasaron y Lali notó a Peter un poco diferente. Algunos días de la semana llegó un poco más tarde y ella comenzó a darse cuenta de que siempre eran lo mismo. Varias cosas comenzaron a pasar por su mente, una de las cuales era que podría estar teniendo otra mujer. Suspiró profundamente imaginándolo y detuvo el trabajo que estaba haciendo en su estudio. Era martes y este era uno de los días en que Peter había llegado más tarde. No dijo nada sobre tener algo más que hacer en la radio, lo que sugiere que solía irse al mismo tiempo.

Estaba bastante intrigada y las hormonas no la ayudaron a calmarse, por el contrario, estaba bastante irritable e impaciente. Prefería no seguir pintando el cuadro que le habían ordenado, ya que la sensación nerviosa que estaba experimentando podría dañar el trabajo. Decidió irse temprano porque no le quedaba cabeza para seguir pintando nada. Tan pronto como llegó, como de costumbre, Peter no estaba en casa y ella se duchó para intentar relajarse, pero eso no ayudó.

Comenzó a preparar la cena y Peter solo llegó cuando terminó. Ya se estaba sirviendo sin esperarlo, ya que no podía pasar su tiempo de alimentación y solía llegar más tarde. Cuando colocó el plato sobre la mesa, entró a la cocina con una sonrisa en la cara, como si nada estuviera pasando. Molesta, Lali volvió la cara cuando él se acercó a besarla, como siempre hacía cuando llegaba. Al darse cuenta de que ella estaba extraña, levantó las cejas, frunciendo el ceño y preguntó:

- ¿Pasó algo, Lah?

- Dime, Juan Pedro. - ella lo miró colocando sus manos en sus caderas - ¿Pasó algo?

- Conmigo no. - respondió con calma.

- Entonces, ¿podrías explicarme por qué viniste a esta hora? - Preguntó.

- Tuve una reunión. - respondió encogiéndose de hombros.

- Ahora tienes este tipo de reuniones todas las semanas, ¿no? - preguntó cruzando los brazos - Es curioso que solías venir a casa mucho antes y ahora toda la semana llegas tarde. ¿Crees que soy tonta?

- Oh, por favor, Mariana. - rodó los ojos - No quieres estar celosa de mí, porque odio eso.

- Y por eso buscaste otra, ¿verdad? - lo acusó

- que mas? - Se pasó la mano por la cara, perdiendo la paciencia - ¡No hay otra! ¡Deja de estar loca, Mariana!

- ¿Tú que vienes tarde varios días y crees que voy a creer que se trata de reuniones? Si lo fueran, me lo hubieras dicho antes y no hubieras esperado que te preguntara. - apuntó su dedo hacia él - ¡No estoy loca!

- ¡No me apuntes con el dedo! - Alzó la voz.

- Hago lo que quiero, estás haciendo lo que quieres ¿verdad?

Lali giró su cuerpo para salir de allí, pero se mareó y pronto su estómago se revolvió y eso la hizo salir de la cocina hacia el baño, rezando para poder llegar a tiempo. Peter la vio correr y fue tras ella, nervioso por la forma en que se había ido sin preocuparse por una respuesta.

- ¡No me dejes hablando solo, Mariana! - Él prácticamente gritó.

Cuando se dio cuenta de que ella entró en el baño, él fue allí y se sorprendió al acercarse y ver la puerta abierta. Cuando llegó a la puerta y pudo mirar adentro, todas sus defensas fueron desmanteladas y su corazón dio un salto. Lali estaba arrodillada frente al baño y vomitaba todo lo que había comido ese día. Preocupado, él inmediatamente se acercó a ella, arrodillándose a su lado. Lali no protestó, no tenía fuerzas para nada, solo vomitaba continuamente y tenía dificultad para respirar. Ella ya estaba roja y Peter estaba totalmente preocupado, sosteniéndole la cabeza, hasta que cesaron los vómitos y ella cerró los ojos, su cuerpo flácido.
Ella descansó la cabeza sobre su pecho y respiró hondo, recuperando el aliento. Peter la abrazó y pasó una mano por su cabello y después de unos minutos así, cuidando de calmarla, la levantó y la hizo ponerse de pie. Se quedaron en silencio mientras ella se cepillaba los dientes y él la llevó en su regazo a la cama. Lali apoyó la cabeza sobre la almohada y la miró con gran preocupación.

- ¿Cómo te estás sintiendo? - Preguntó, colocando su mano sobre su frente.

- Fue una fuerte náusea. - respondió en voz baja con los ojos cerrados.

- Por mi culpa, sé que está embarazada y que su presión aumenta fácilmente. - Le alisó la cara - Lo siento.

- Solo peleé porque me siento incómoda con que llegues más tarde de lo habitual. - lo miró a los ojos - Dime, Juan Pedro, ¿estás con otra mujer?

- ¿Quieres que sea sincero?

- Sí, respondió, temerosa de la respuesta.

- Entonces espera aquí, porque necesito mostrarte algo. Peter dijo y se levantó de la cama.

Bajó a la oficina y abrió uno de los cajones, buscando el folleto que había guardado allí por un tiempo. Volvió a la habitación y Lali seguía en la misma posición, mirando a la puerta esperando a Peter. Se acercó y le entregó el papel, que Lali dudó antes de quitárselo. Cuando leyó lo que estaba escrito, su corazón se sintió aliviado al saber que los retrasos de Peter no estaban relacionados con una aventura, sino con las clases para padres primerizos.

Lali levantó la vista y vio los ojos almendrados de Peter mirándola dulcemente. Ella acercó su mano a su cara y la acarició, sintiendo el rastrojo. Inmediatamente se arrepintió de haber pensado que él estaba teniendo una aventura, mientras que él solo estaba tratando de ser un buen padre para los bebés.

- Mira, Lah, quería sorprenderte cuando nacer los bebés y mostrarte que ya sabía cómo cambiar pañales, preparar biberones y todo eso. - Peter comenzó a explicar - Pero entiendo que pensaste que estaba con otra mujer por el momento en que llegué a casa.

- Lo siento, Peter. - Ella le alisó la cara - Fui realmente tonta por acusarte así. - se acercó a él y le dio un largo beso - Me alegro de que hayas buscado eso pensando en nuestros hijos.

- Y también porque tendremos dos, y me gustaría ayudarte en todo lo que pueda. - Él tomó su mano - Fue una sorpresa, pero no pensé en lo que podrías pensar al verme llegar tarde y no pensé en tu salud. - besó su mano - Lo siento.

- Lo siento, no confié en ti. - Suspiró - Soy tonta, te acusé de algo mientras estabas pensando en ayudarme.

- Relájate, Lah. - Él le acariciaba la cara.

- Me siento mal, Peter. - Miró hacia otro lado - Te acusé injustamente.

- Lah, me gustas mucho, nunca haría nada para lastimarte.

- gracias! - sonrió más aliviada - También me gustas mucho, lo siento de nuevo.

- Está bien, olvídalo. - Se inclinó y besó su frente - Descansa un poco y luego te traeré algo ligero para comer.

Lali decidió seguir su consejo y descansar un rato. Miraba televisión mientras Peter ordenaba la cocina. Después de que todo estuvo arreglado, preparó dos sándwiches, puso jugo de naranja en dos vasos y tomó la merienda en una bandeja, para que él y Lali comieran en la cama. Ella le agradeció y tan pronto como vio los sándwiches, sintió que su estómago gruñía de hambre.

Amor por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora