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Estoy a las puertas del juzgado, nervioso, franqueado por John, Ian y mi padre. Mi madre se quedó en casa de Ian y John cuidando a Sam. Un sudor frío me recorre la espalda cuando veo llegar a Meg. Vestida como si fuera a ir a misa, parece la típica católica que va a misa todos los domingos. Maquillada levemente, no parece drogada.

Una media hora más tarde escuchamos el número de nuestro caso y como nos llaman para hablar con el juez.

-Bien, por lo que veo el caso es por la custodia de su hija. Pero también veo que le pertenece al padre.

-Sí, así es. Pero me preocupa mucho Samantha. -Comenzó a decir Meg, con voz lacrimosa. - Él es una persona peligrosa, que no para de beber, drogarse y meterse en peleas, no quiero que mi pequeña viva con alguien así.

-Disculpe que llegue algo tarde. Soy James Bing, abogado del señor Tom Geller. -Estoy impresionado y puedo jurar que me puse duro al ver como este magnífico hombre viene en mi auxilio. -Tengo un grupo de personas que no les importará atestiguar que mi cliente es un padre protector, que ya no hace esas cosas de las que le acusa la señorita. Aparte de los padres del cliente, sus amigos, vecinos, clientes del taller. -Continúa exponiendo ante el impresionado juez. -Puede contar con la palabra del pediatra de la niña y varias guarderías en las que mi cliente ha estado para matricular a la pequeña.

-Eso no quiere decir nada. -Le interrumpe Meg. -Es fácil conseguir el apoyo de los más apegados.

-Puede ser, pero, por otra parte, tengo información fehaciente de sus actividades durante este último año. También él tiene su propio negocio y vivienda para darle a la pequeña los cuidados necesarios, en su caso carece de todo ello.

Tras el juez resolver en mi favor, salí con mi padre y amigos a la calle, donde esperamos a James. Le pedía a mi padre que se quedaran esa noche con Sam, ya que quería estar a solas con James, John me miraba con burla, pero me daba igual.



Nada más entrar por la puerta de mi casa ya tengo a James devorando mi boca, su lengua atrapa la mía, mientras sus manos van arrancando la ropa de nuestros cuerpos, yo trato de separarme un poco para poder respirar.

-Vamos a la cama. -Consigo decir entre jadeos. -También te eché de menos.

-Joder, eres delicioso, vamos a tu cama, deja que devore tu polla, te voy a dar mucho placer. -Vamos corriendo a mi cama. -Solo tenemos esta noche, mañana me voy a las seis de la mañana.

- ¿Tan pronto? -No puedo evitar el tono de tristeza.

-Sí, lo siento.

Me tira sobre la cama y su boca ya está marcando mi cuello descendiendo hasta morder y chupar mis pezones, yo no dejo de gemir mientras una idea se va anclando en mi cerebro.

-James, espera. -Le empujo un poco para que me mire. -Hay algo que quiero decirte.

-Después hablamos. -Su boca vuelve a pegarse a mi piel. -Necesito lamerte entero.

-James, quiero hacerlo todo. -Se despega para mirarme asombrado. -Estoy preparado para llegar al final.

- ¿Lo dices en serio? -Su cara asombrada hace que mi estómago se contraiga de felicidad. -Estás seguro de dar ese paso.

-Hemos hecho muchas cosas, te deseo.

-Pero mañana me voy, no sé cuando volveré. -Preocupado se sienta para discutir el tema.

- ¿No quieres follarme? -Me acerco para besar su cuello, pero sus manos me detienen alejándome de él.

-Me vas a dar tu primera vez, a mí, que no te puedo ofrecer un futuro ni nada, insisto mañana me voy y no podré cuidarte.

-No soy virgen, no del todo. -Me corrijo al ver como levanta su ceja. -Ya me metiste los dedos otras veces. Además, no voy a hacer esto con ningún otro tío, solo me siento atraído por ti. No te estoy pidiendo salir, ni ninguna relación.

-Pero ...

-Quiero disfrutar contigo de todo lo que puedes darme, sé que no hay nada entre nosotros. Me he tirado a miles de tías, sé como va esto. Solo sexo.

-Pero mañana...

-Te vas temprano, ya lo has dicho. -Me está poniendo nervioso. - ¿Qué hay con eso?

-No va a ser muy agradable para ti la primera vez, por muy tranquilo y con cuidado que lo hagamos, sentirás dolor. -Me mira preocupado. -Mañana y más días puedes sentirte como una mierda y no podré estar contigo para cuidarte o ayudarte.

-James, no me gusta arrepentirme de nada. -Le tomo la cara con cuidado y lo beso con suavidad. -No hacer todo lo que podamos es algo de lo que siempre me arrepentiría.

- ¿Estás seguro?

-No tienes ni puta idea de lo duro que me puse al verte entrar al juzgado. -Le acaricio la mano. -No esperaba que vinieras a ayudarme, en cuanto abriste la boca lo único que pensé, es que me gustaría sentir como es todo esto contigo, hoy.

-Me llamó el otro día John, estaba muy preocupado, tenías que haberme llamado tú. -Me regañó. -Menos mal que fui informado y pude solucionar las cosas sin que estuvieran muy complicadas.

-Estás muy ocupado, no quería molestarte. -Le digo avergonzado.

-Lo sé, pero menos mal que me esperaba algo así y tenía todo planeado e investigado por si aparecía. -Me sonríe con suficiencia. -Siempre que me necesites vendré, no dudes en llamarme.

-Espero no vuelva a ocurrir, pero si aparece de nuevo, te llamaré.

-Bien, de todas formas y volviendo al tema. -Sus ojos brillan de deseo. -Necesitamos cosas como lubricante y condones. Además de una ducha juntitos.

-Abre ese cajón. -Sorprendido saca del cajón lo que me pidió. -Te digo que lo había pensado.

- ¿Cuándo compraste todo esto? -Le sorprendí mucho.

-En diciembre, por si acaso venías en las fiestas algún día. Te estoy diciendo que pensé en ello estos meses. -Le vuelvo a besar. -Cuanto más lo pensaba más me apetecía poder experimentar todo esto contigo.

-No me lo esperaba.

-Me he informado, además que tengo completamente fe en ti y en tus aptitudes. -Mi lengua se desliza por su cuello. - ¿No te parece raro que tenga que suplicarte?

-No hace falta que me supliques, yo también deseo entrar en tu cuerpo, disfrutar de ese pedazo de lindo culo que te gastas. Pero también quería estar seguro de que sabes todo.

-Vamos a la ducha, estoy dispuesto a dejar todo el control en tus manos, seguiré todas tus recomendaciones y me fiaré de tus decisiones.

-Eres increíble, no puedo creer que con lo peleón y luchador que eres, que puedas hacer eso.

-Me has demostrado que puedo dejar todo en tus capaces manos, mi culo también. James, me gustó y disfruté de todo lo que hicimos hace meses, pero quiero más. -Le vuelvo a besar para que se cerciore de mi deseo. -Lo quiero hoy, dámelo.

-De acuerdo, no discuto nada más, vamos a la ducha.

Continúa>>>

Mi familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora