19

833 100 5
                                    

Salimos corriendo de casa de sus padres, teníamos mil cosas que hacer aún para la fiesta de cumpleaños. Fuimos directos a la pastelería a recoger la tarta de Sam y poco después recogimos los globos. El resto del tiempo estuvimos encerrados en la cocina preparando toda la comida. Terminamos de decorar y por fin pudimos darnos una ducha y cuando pensaba que podría descansar unos minutos, llegaron mis padres con Sam.

La bañé rápidamente y le puse su hermoso traje, así como una hermosa corona de cumpleañera, mientras estaba liado con ella comenzaron a llegar los invitados, fuimos al salón justo a tiempo de ver la cara de asombro de Ian y John al ver a James, los dos me miraron a mí como preguntando y yo solo sonreí.

Realmente estuve a la carrera toda la tarde, preocupado de que no faltara de nada, más preparar los juegos para los más pequeños y pintar sus caras para parecerse a sus personajes favoritos, también la parte de la piñata, sacar la tarta y soplar las velas y los maravillosos regalos que la niña tardó un rato en abrir.

Por fin todo el mundo se marchó, le pedí a James que bañara a Sam, ella estaba muy feliz de que James se encargara de ella esa noche, así como leerle un cuento antes de dormir. Mientras tanto yo estaba ocupado recogiendo y ordenando todo lo que quedó de la fiesta.

-Tom, no has parado en todo el día, deja que yo termine lo poco que queda. -Me empuja gentilmente alejándome de los últimos cacharros que me quedan por recoger. -Ve a darte una ducha.

-De acuerdo, gracias.

Cuando salgo de la ducha lo encuentro sentado en el salón, dos botellas de cerveza frías esperan en la mesa así como algunas papas de los paquetes que habían sobrado.

-Vamos a relajarnos un poco, lo mereces. -Me tiende la cerveza mientras me acomodo a su lado. -La fiesta fue todo un éxito, Sam lo paso genial y estaba tan feliz.

-Verdad que sí. Está tan linda. -Me recuesto contra él mientras acaricia mi cabeza distraídamente.

-Tom, el lunes regreso a Nueva York.

- ¿Y eso? -Me separo para mirarlo preocupado.

-No pasa nada malo. Es solo que te mentí un poco. En verdad aún no me deshice de mis obligaciones allí. Quise venir antes para saber si sentías lo mismo que yo.

- ¿Entonces?

-El lunes renuncio a mi trabajo y empaco todas mis cosas para mandarlas aquí y también dar por finalizado el contrato de alquiler de mi piso. Regresaré el sábado que viene.

- ¿Quieres que vaya a ayudarte?

-No, gracias, no hace falta.

-Bien, mientras estás ocupado con todo eso, yo arreglaré el dormitorio de Sam. Esta semana iré haciendo que se acostumbre a su nueva habitación.

- ¿Estás seguro de querer trasladarla tan pronto?

-Quiero poder hacer el amor contigo sin sentirme culpable si se despierta y nos ve. Tiene dos años, seguro la convenzo sin problemas.

-Bueno el dormitorio está al lado, no nos costará oírla por la noche.

-Espero con ansias que sea sábado y por fin estemos juntos. James te amo.

-También te amo Tom. Verás lo felices que seremos.

Comenzamos a besarnos y en pocos segundos mi ropa a desaparecido por completo, mi maravilloso hombre, entre mis piernas degustando y saboreando mi incipiente dureza yo solo soy capaz de gemir y disfrutar de sus atenciones, su mirada llena de deseo me enciende y me transforma en alguien de lo más lujurioso, tiro de su cabeza para que me suelte y desesperado de deseo me siento sobre él haciendo que su polla vaya llenándome profundamente. Cuando lo siento bien clavado en mí, mis caderas comienzan a moverse no puedo parar de gemir y estremecerme al sentir como choca en la próstata, enloqueciendo mi cuerpo de gusto y placer.

Me hace cambiar de postura varias veces, mientras sudamos y gruñimos de satisfacción abrazados estrechamente mientras nuestros cuerpos se buscan, anhelando un orgasmo que se desliza lentamente en un principio hasta por fin estallar dejándonos jadeando y agotados el uno sobre el otro. Nos regalamos besos tiernos y sus ojos brillan de amor mientras me acaricia y me dice mil cosas hermosas, promesas de un futuro lleno de amor y felicidad, sueños de un mañana en el que veamos a la pequeña Sam ir a la universidad.

Yo solo quiero continuar así, escuchándolo hablar de un maravilloso futuro, mientras nuestros desnudos cuerpos están entrelazados y sus manos no dejan de acariciarme, cómodo pleno y feliz como me encuentro no puedo evitar quedarme dormido perdiéndome el resto de sueños e ilusiones de James.




-Venga Sam despierta. -Voy a la carrera por la casa. -Se nos hizo tarde, vamos para que desayunes.

-Quiero dormir más.

-Cariño, levanta, nos hemos dormido todos, no llegarás a clase. -Estoy desesperado en el dormitorio vistiéndome mientras grito a Sam para que se levante. -Vamos, papi está terminando el desayuno.

-No quiero que papá me ayude, prefiero a papi, quita tú. -Me empuja, mientras trato de que salga de la cama.

Voy corriendo a la cocina donde James está terminando de preparar el desayuno, tan tranquilo como si todo ese ajetreo no fuera con él.

-Por favor James, ve a ayudar a Sam, solo quiere a papi, a mí que me den. -Rezongo molesto mientras él me mira sorprendido.

-Amor, ¿cómo que te den? el único que te da soy yo. -Dándome un pequeño beso mientras ríe todo pervertido.

-No estoy de humor. Es tarde, por favor ayúdame.

-Ya voy.

Le veo dirigirse al dormitorio de Sam tranquilamente mientras yo me desespero nervioso e intento no ponerme a gritar como un desquiciado. Llevamos más de un año viviendo juntos y lo que más me cuesta y me desquicia es lo relajado y pausado que es, mientras yo soy todo nervio que odia las mañanas como esta, en la que se nos hace tarde para todo. Para mi sorpresa dos minutos después Sam está desayunando completamente arreglada y lista para ir al colegio.

-Papi me lleva al colegio. Nos vemos después. -Me da un beso y coge su mochila. -Adiós papá.

-Adiós cariño, tómate el café tranquilo. -James me da un pico. -Ten un buen día de trabajo.

-Adiós a los dos, tengan un buen día.

Respiro tranquilo una vez se cierra la puerta de la calle, desayuno más sereno y dejo toda la loza en el fregadero, en unas horas vendrá la señora que viene a limpiar todos los lunes. Gracias a ella, podemos vivir en una casa limpia y agradable.

Poco después bajo al taller y comienzo a abrir las rejas, encender los teléfonos y preparar café, no mucho después comienzan a llegar los mecánicos del turno de mañana y mientras beben el café miran el listado de los coches a arreglar y lo que debe ser mirado, nos vamos repartiendo el trabajo, para cuando nos terminamos de beber el café comenzamos a trabajar.

Así es más o menos mi rutina, los días se deslizan sin casi percatarme, lo único que puedo decir es que soy muy feliz, como jamás pensé que sería. Sonrío sin darme cuenta mientras pienso en James, por culpa de él y sus ganas de una mamada fue que se nos hizo tarde hoy. Pero supongo que tampoco importa tanto, sobre todo mientras gime y se estremece de placer mientras llena mi boca. En eso le veo acercarse.

-Voy al despacho, la niña llegó a tiempo. -Me susurra al acercarse a mí.

-Menos mal.

-Sube conmigo.

- ¿Por qué?

-Te debo una mamada y ahora es un buen momento.

Les digo a mis chicos que bajaré en diez minutos o así y vamos a su despacho. Subimos en el ascensor y al bajarnos vemos la mesa de la secretaria vacía, así como la puerta de la oficina de John cerrada. Me siento más tranquilo, ni John, ni la secretaria que comparten han llegado.

James abre con su llave el despacho y me lleva a una de las estancias donde me libera del mono y arrodillándose comienza a devorar mi hombría con el mismo anhelo con el que yo me dejo devorar. Amo la pasión de este hombre.

Continúa>>>

Mi familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora