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Los días van pasando, casi arrastrándose, las marcas que decoraban mi piel fueron desapareciendo, haciendo más real nuestra separación. Hago todo mecánicamente, siento como si fuera un bloque de hielo sintiéndome solo, vacío y desesperado. Una de las cosas que más me cuesta, es la falta total de contacto que habíamos acordado tener. No recibir mensajes a ninguna hora del día me llena de angustia.

Así pasaron los primeros meses, poco a poco he conseguido llevar mis rutinas y ocuparme de Sam, la ansiedad y añoranza siguen ahí y aún me cuesta conciliar el sueño, pero soy consciente de que todo esto lleva tiempo.



Por fin es septiembre, el primer día de guardería de Sam, ambos estamos muy ilusionados y esperanzados. En verdad solo estará una hora porque durante esta semana se irá haciendo al nuevo lugar y a no estar con ningún familiar. La dejo en la guardería y voy a una cafetería cercana a tomar un café mientras espero que se haga la hora. Solo puedo pensar en las ganas que tengo de llamar a James y compartir con él este momento. Cuando Sam sale, está muy feliz y con ganas de volver al día siguiente, la llevo a casa de mis padres y vuelvo al taller.



- ¿Qué tal Sam? -John llegó al taller para hacer su trabajo.

-Bien, ya lleva dos semanas de clases y le gusta mucho. Está muy feliz. -Le enseño fotos y videos que tengo en el móvil.

-Está tan preciosa y grande.

- ¿Verdad?

-De resto ¿cómo sigues?

-Estoy mejor, le echo de menos, pero... -Me encojo de hombros, no sé que más decir.

- ¿Se vienen Sam y tú este sábado a almorzar con nosotros?

-Bueno...

-Venga hace tiempo que no quedamos, te hemos dejado espacio para que lamieras tus heridas. Ahora comienza a divertirte y quedar con amigos. Sam también tendrá ganas de vernos.

-Tienes razón, nosotros llevamos el postre. -Me dejo convencer, es cierto que han sido pacientes y que no puedo estar así mucho más, además Sam les echa de menos, pregunta mucho por ellos y también por James, pero ahí ya no puedo hacer nada.



El sábado llegó más rápido de lo esperado. Les observo cocinar, muriendo de envidia mientras se acarician y miman como siempre han hecho. Sam no para de hablar contando mil cosas que cuesta entender, así que ahí estoy yo haciendo de traductor. Tras finalizar el almuerzo y Sam despertar de su siesta vamos al parque. Ian juega con ella para dejarnos a John y a mí hablar relajadamente.

-Tras ver como aumentan tus clientes regulares, debería plantearte aumentar el negocio.

- ¿Qué me propones?

-Compra el edificio de al lado, lleva en venta siglos y es barato. Tendrás más espacio, podrás dar cabida a cuatro o cinco coches más, ya que es más amplio que en el que vives y trabajas.

- ¿En serio me da el dinero?

-Hasta para arreglar todas las viviendas, es más puedes alquilarlas. Aumentar plantilla y ahorrarás para la universidad de Sam.

- ¿Puedo pensarlo?

-Sí, pero creo que te sentará bien este nuevo proyecto, ocuparás la mente, además una vez tengas todo encauzado, podrás trabajar solo de mañana, si así lo deseas, tendrás más tiempo para estar con la niña cuando salga del colegio.



Finalmente decidí hacer caso a John, me meto de cabeza en las reformas y arreglos que tengo que realizar en el edificio de dos plantas adquirido. La distribución no difiere mucho a la de mi casa, con la diferencia que en mi caso, mi edificio es más pequeño y la vivienda es toda la planta, con un salón enorme, cocina amplia, dos grandes dormitorios el estudio y dos baños, uno de ellos solo accesible desde mi dormitorio. El edificio de al lado repartido en dos viviendas, estoy planteándome que sean varios despachos.

-John, como el taller está tomando toda la planta baja de ambos edificios, no me parece bien que sean viviendas. -Le voy contando mis ideas. -Estaba pensando arreglarlas y alquilarlas como oficinas.

-Pues me parece una idea genial. -Se queda pensando. -Yo estaría encantado de alquilar una de ellas, seguro es más barato que donde estoy ahora, aparte que es más amplio.

-Me vendría genial, tener a mi mejor amigo tan cerca.

-Eres un interesado, te hace falta porque así te ayudo con Sam.

-Eso también.

-Estás algo mejor, ¿verdad?

-Sabes, me di cuenta de que he sacado mil cosas buenas de mi relación con James. Aunque ya no estemos juntos, me ha cambiado para bien.

- ¿A qué te refieres?

-Es cierto que la paternidad, el tener que ocuparme de Sam me calmó y tranquilizó mi mala leche y se llevó toda la oscuridad que me rodeaba.

-Eso es cierto, eres más cariñoso y ahora se puede hablar contigo sin temer que dejes sin cabeza a alguien.

-Eso lo hizo Sam, pero con James aprendía a dejarme ayudar, confiar y demostrar cariño. Sé que, con ayuda de ustedes, había comenzado a confiar, pero con él pude quitarme la coraza y no ser tan fiero.

-Es cierto, se les veía muy relajados, en concordancia. ¿De veras no le dirás todo esto?

-No, no lo haré, no es justo. Yo no quiero cambiar mi vida, no voy a obligar a nadie a que haga lo que yo no estoy dispuesto a hacer.



- ¿Entonces no te importa?

-Por supuesto que no. Es mi nieta. -Me hace gracia como se indigna mi madre.

-De acuerdo, recoge a Sam de la guardería. Mañana tráiganla a las tres para ponerle el traje nuevo que le compré. -Hablo algo apresurado. -Los invitados llegarán sobre las cuatro.

-De acuerdo, no te preocupes de nada, tienes tiempo de arreglar todo. Hasta mañana.

Colgamos y yo sigo dos horas más para dejar la casa brillando. Mañana es el cumpleaños de Sam, dos añitos ya. Que rápido pasa el tiempo. Me doy una rápida ducha y antes de ir a comprar lo que necesito para la fiesta me doy una vuelta por el taller para ver si todo va bien. Hoy me tomo el día libre para poder tener todo perfecto para mañana sábado. Mis empleados están tranquilos, tampoco hay mucho trabajo hoy.

-Hola Tom, siento molestarte.

-Hola John ¿qué sucede? -Justo saliendo de casa me llama, a veces es muy puntual.

-Resulta que hay una persona a la que le interesaría alquilar una de las oficinas, ¿puede ir en unas cuatro horas?

-Claro, yo ahora voy a comprar las cosas que necesito para mañana. Seguramente regrese en dos horas o así.

-De acuerdo, le informaré.

- ¿Sabe que no estará disponible hasta marzo?

-Sí, pero solo va a verlo, no es algo seguro. No te preocupes.

-Vale, mañana te veo en el cumpleaños de Sam.

-Sí, hasta mañana. -Colgamos sin nada más que decir.

Voy al supermercado para comprar toda la alimentación que mañana emplearé, paso por la dulcería para encargar el pastel de cumpleaños que recogeré al día siguiente, también compro toda la decoración platos, cubiertos y demás cosas para la mesa. Encargo los globos con helio que también recogeré mañana, entre ellos hay un gran 2 dorado.

Cargado con la compra regreso a casa, ocupado como estoy guardando y ordenando todos los comestibles y separando la decoración para adornar el gran salón, me pongo tenso al escuchar como llaman a la puerta. Molesto por la interrupción abro casi furioso.

- ¡Tú! -Me salió un grito.

- ¿Puedo pasar?

Continúa>>>

Mi familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora