Capítulo 39

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Natalia trasteaba por la cocina terminando de emplatar el almuerzo cuando sintió unos pequeños brazos rodear su torso, únicamente cubierto por una fina camiseta negra de mangas cortas.

-Gracias por la ducha - susurró Alba besando su hombro sobre la tela.

-No seas tonta Albi,  no es nada- respondió girando sobre su cuerpo para dejar un beso en su frente.

La morena estaba nerviosa , muchísimo, y todo por que sabía lo que aquella tarde podía suponer para su no relación,  era la tarde perfecta para juntas superar ese pequeño bache que les impedía avanzar como el resto de parejas , por que eso era lo que Natalia Lacunza esperaba encontrar en Alba Reche, su pareja.

Aunque los nervios le recomian las entrañas no se dejo amedrentar por ellos y no dio ni un atisbo de estos.

Su conversación resultó fluida toda la comida y no pararon de sonreír en ningún momento dandose muestras de afecto continuas.

Alba por su parte intentaba tantear el terreno con Natalia acariciando su pierna de vez en cuando y besando la mano derecha de la chica que no soltó en ningún momento.

Al terminar de almorzar recogieron los platos y se dejaron caer en el sofá una encima de la otra para ver una película mala de esas que ponen en Antena 3.

Natalia , que sujetaba a la rubia sobre su cuerpo,  no dejaba de repartir timidas caricias por los laterales de su figura introduciéndose lentamente bajo su ropa.

Alba conciente de los constantes movimientos de la morena se irguió apoyándose con las manos en el sofá para encarar a la chica que, nerviosa, descansaba bajo ella.

-¿Todo bien?- preguntó acariciando el contorno de su mejilla.

-Si cariño , todo está bien.

La rubia asintió convencida y comenzó a dejar leves besos sobre sus clavículas al descubierto acariciando a su vez el rostro de Natalia , que se dejaba hacer manteniendo la calma.

Alba cayó en la cuenta de algo que había pasado por alto, la última vez que Natalia tuvo una experiencia sexual salió destruida física y psicológicamente,  la chica necesitaba sentirse a salvo y la rubia iba a hacerlo por ella.

-Mirame Nat , voy a cuidar de ti. Te quiero- susurró sobre sus labios llenandola de tranquilidad.

La morena siguió el ritmo del beso que se tornó algo mas lujurioso conforme pasaban los segundos y la ropa les empezó a sobrar a ambas.

Alba deseaba apartar la molesta tela que le impedia amar a esa diosa que tenía entre sus manos pero se recordó una vez mas que tenía que ser lo mas delicada posible con la camarera.

-Vamos a la habitación nena- musito la psicóloga tirando de su manos hasta el dormitorio.

Natalia caminaba detras de la rubia ordenando sus ideas y repitiéndose mil veces que Alba nunca sería como aquel hijo de puta.

Alba es paz.

La morena se sentó en la cama a petición de su amante que se coló entre sus piernas sentada en cuclillas.
Acaricio sus mejillas captando su atención.

-¿Te importa si me quito la ropa?-preguntó con una sonrisa tierna.

Natalia negó notando su boca secarse por momentos,  no quería tener miedo pero su cerebro había pulsado el botón del pánico hacía unos minutos y no sabía como pararlo.
Respiró hondo unas cuantas veces y recobró el control en ella misma observando como la rubia descubría la escultura que era su cuerpo ante sus ojos.

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