Capítulo 46

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La semana que Rafi pasó en casa de Alba las chicas no se vieron mas que la primera mañana,  Natalia había decidido dejar a madre e hija pasar unos días juntas y mientras ella aprovechaba para hacer lo mismo con el pequeño Lucas.

Los mensajes entre ellas fueron constantes y diarios pero nada comparado con sentirse una a la otra.

Aquella mañana Natalia hacía su turno en la cafetería como cada día  cuando Alba entró a por su café. Desde que la rubia había empezado las practicas las visitas mañaneras habían sido reducidas a una o dos por semana , pero aquella mañana ya no esperaba verla.

-Buenos días- saludó Alba con una sonrisa.

-¡Albi!- exclamó sorprendida Natalia llegando hasta ella en una zancada.

Ambas se fundieron en un abrazo que se demoró lo suficiente para que Sabela tuviese que intervenir.

-Natalia la mesa 5 por favor- dijo la castaña con un tono dulce.

No quería interrumpir, ella había sido testigo de aquella historia desde el minuto uno y aunque estaba feliz por ver a su amiga en su propia nube,  no podía dejar el sentido de la responsabilidad de lado.

La morena atendió a los clientes y volvió junto a Alba para hacerle su café.

-No esperaba verte aquí hoy- comenzó a decir la camarera.

-Vengo con una noticia para ti- añadió Alba sin dejar de sonreír.

Su madre la había llamado unos días después de marcharse con un claro tono de preocupación,  sus abuelos ya mayores iban a pasar unos meses en casa de su tia y por eso mismo la casa familiar se quedaría vacía mucho tiempo.  Rafi no podía hacerse cargo de la vivienda hasta el mes siguiente que tenía las vacaciones en el trabajo y pensó que quizá Alba podría ir con Natalia ese fin de semana para controlar que todo estuviese en orden, y así se lo hizo saber a la pelinegra.

-¿Te apetece?- preguntó la rubia.

La chica dudó unos instantes y finalmente habló.

-¿Y Lucas? No puedo pedirle a mi madre que se lo quede, es mi responsabilidad- dijo preocupada.

Alba notó su tono de voz apagado al formular la pregunta y no tuvo mas remedio que sonreír.

-Lucas viene con nosotras, pensaba que estaba claro.- aclaró con una mirada tranquilizadora.

La morena asintió feliz y volvió abrazar a la rubia frente a todo el local abarrotado de clientes , unos mas despiertos que otro. Lo normal un martes a primera hora de la mañana.

Pasaron la semana mas larga que ambas pudiesen recordar,  saber a ciencia cierta que estarían solas en mitad del campo durante tres días y dos noches les hizó sentir una ganar irrefrenables de que llegase cuanto antes aquel viernes en el que partían hacia Benimaclet.

En realidad no iban a estar solas pero la presencia de Lucas no era ningún impedimento para las chicas y por eso mismo se morian de ganas por tenerse en aquellas circunstancias.

Y el viernes que tanto ansiaban llegó y con el cesaron los nervios y crecieron las ganas.

Ya estaban saliendo de Madrid cuando el pequeño cayó en un profundo sueño dejandolas a ambas en su pequeña burbuja de intimidad.

-¿Y como es la casa de tus abuelos?- preguntó la morena cambiando la canción que sonaba por los altavoces.

-Es una finca en mitad del campo en realidad, una casita hecha a mano por mis abuelos cuando se instalaron en Valencia- dijo la rubia.

-A Lucas le va a encantar,  adora estar en la naturaleza.

Alba no dudó en volver a sonreír,  aquellos dos iban a hacerla perder la poca cordura que le quedaba. No supo como pero las palabras de Lucas en lo referido a ser su otra madre le aparecieron por su subconsciente.

¿Ser madre? No voy a poder hacerlo.

Se decía así misma que no era capaz que aquello era una responsabilidad demasiado grande para ella y que sería una decepción para Natalia verla en esa posición,  pero lo que ella no sabía era que la morena había pensado mil veces en aquellas mismas  palabras y que sus pensamientos eran totalmente opuestos.

Si hay alguien que se merezca ese puesto sin duda eres tu Albi.

Quizá aún era muy pronto para pensar en algo de tal magnitud pero si algún día se diera el caso , Natalia tenía claro que ella misma hablaría con su abogaba para tramitar los papeles de la adopción.

Habían salido con suficiente tiempo de la capital para no conducir de noche, aunque con las paradas para ir al baño de Lucas entraban en Valencia a las nueve menos cuarto.

Al llegar frente a la finca Alba bajo del coche para abrir la gran verja que las separaba de su interior y volvió al coche para aparcar .

-Lucas cariño ya hemos llegado- susurró Natalia acariciando sus piernecitas que colgaban de la sillita.

-Un ratito mas mami- musitó el pequeño frotando sus ojitos.

-Mi amor dejame que te lleve a la camita- pidió desabrochando el cinturón.

Caminó junto a Alba hasta llegar frente a la puerta de la pequeña casa que la rubia le había dicho un rato antes.

Todo el exterior de la construcción dejaba ver los ladrillos en la fachada de la casa que a su vez estaba rodeada por un inmenso jardín lleno de rosas rojas y blancas. La casa no tenía pinta de ser grande ni mucho menos una vivienda lujosa pero Natalia quedó enamorada de aquel jardín y ya no pudo prestarle atención a nada mas.

Alba la vió mirar las rosas de su abuela y sonrió acariciando su nuca para llamar su atención.

-Mi amor mañana tendremos tiempo de visitar la finca , vamos dentro que Lucas pesa demasiado para cargar con el- pidió dulcemente con una sonrisa.

La morena asintió y la siguió hasta un espacioso salon recubierto de madera en toda su superficie y un suelo de losas gris ocuro que pudo intuir era en mismo en toda la casa.

-¡Vaya!- exclamó sorprendida al ver las dimensiones que tenía la chimenea.

Alba la acompañó a la habitación donde el pequeño iba a domir aquellas dos noches y la dejó ponerle el pijama mientras ella volvía a la cocina a hacer algo de cenar para ambas.

Familia.

Hola hermosas personas.

Nos hemos ido de viaje eh , estoy segura que esta escapada romantica nos va a dar a todes una alegría para el cuerpo , sobre todo ellas.

Espero que disfruteis del cap.

Besos

-BLUE💙

DE TUS OJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora