Con amor, Grace.

Tú puedes, Grace.

Habían pasado unas cuantas semanas desde la última vez que hablé con él...  Unas difíciles semanas sin él.

Es increíble que cuando finalmente decides abrirte a alguien, esa persona cuando menos lo esperas, te rompe el corazón de la forma más asquerosa posible.

Cada vez que lo veo es una revolución para mí, quiero hablar, pero al mismo tiempo no debo. ¡No puedo!

Tú puedes, Grace. Me repetí por una vez número no sé cuál.

Bueno, en unos días finalmente serán historia de la preparatoria -Habló Cristóbal mientras caminaba entre el salón-

¡Gracias a Dios! -exclamó Ramiro-

También lo extrañaré, Ramiro -contestó él irónico-

¡Yo también, profesor! -dijo Ramiro soltando un beso al aire-

-¡Cómo sea! Necesito que escojan un orador para el acto-

¡Profesor, yo propongo a Grace! -escupió John-

¡¿Qué pepinos te sucede por la cabeza John?!

Todo estaba sobre la marcha, dentro de dos semanas los chicos de la promoción 2019-2020 de la preparatoria Adams se graduaran, todos organizándose. Pero faltaba algo importante.

¡Qué! -grité sin dudarlo-

Yo también apoyo a John -secundaba Lucía levantándose de su asiento-

Oh, genial. ¡Gracias mis amados amigos!

En la gran biblioteca se hayaba el desarrollo de La Tercera Guerra Mundial entre Leonardo y Lindsay.

Lindsay, no mientas. Sabes que no ocurrió así jamás -espetó Leonardo-

Ay, querido Leo. Si no pensaste que me vengaría estás más tonto de lo que creí - confesó la chica soltando un sonrisa malévola-

-¿Así que lo admites?-

Sí, para qué negarle algo a mi galán -respondió haciendo énfasis en ese adjetivo-

Okey, pero quiero que sepas algo -dijo él acercándose-

¿Qué?-preguntó ella alzando una ceja-

Si tú creías que me iba a quedar de brazos cruzados, y que no iba a limpiar mi reputación:¡estás mal, Lindsay! -confesó Leonardo mostrando la pequeña cámara entre su chaqueta negra de cuero-

¡Leonardo qué hiciste! -gritó Lindsay-

Lo justo, Lindsay. ¡Espero que sepas que es por nuestro bien! -declaró para luego marcharse triunfante-

Todo lo había planeado desde el día siguiente al incidente, no podía dejar ir a la chica de sus sueños. Así que si eso implicaba hablar y hablar hasta decir basta con su "querida ex" lo haría.

En el salón de Cristóbal:

Okey, ya han dicho a quién quieren para las palabras de honor. Pero, ¿Aceptas Grace? -habló Cristóbal-

Tú puedes, Grace. ¡Házlo!

Acepto hablar para ustedes, qué pepinos. -respondió ella muy feliz-

Felicidades, Grace. ¿Me permites darte un abrazo? -contestó él-

-Con gusto, profesor.-

Al darse ese pequeño pero tan emotivo abrazo, ambos sintieron esa magia que solo un padre y una hija pueden sentir, que pueden vivir. Aún cuando no se sabía la verdad, el lazo los unió.