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La mañana siguiente Regina se sentó con sus compañeras de habitación para desayunar. En realidad, llevaba haciéndolo desde que habían comenzado las vacaciones de navidad.

Era víspera de nochebuena y el tema principal de conversación era los posibles regalos que recibirían un par de días después, algo de lo que Regina no podía hablar.

Había pensado más de una vez enviar una carta a alguno de sus amigos, pero al final siempre desistía. Al fin y al cabo no era tan amigos.

Esa mañana, mientras se tomaba un vaso de zumo de calabaza, una lechuza de color pardo aterrizó en la mesa de su casa. Llevaba una carta atada en la pata.Regina sonrió al ver lo que ponía en el sobre.

De: Milva y Michael Weasley.
Para: Regina Greengrass.

Regina abrió rápidamente el sobre y leyó la carta que había dentro de este.

Milva:
Hola Regina. Llevamos desde principio de vacaciones queriendo que vinieras con nosotros. Michael y yo lo pedimos en casa y Septimus, nuestro hermano, estuvo de acuerdo enseguida, el problema son nuestros padres.

No les importa que tú seas una Greengrass, porque no compartes el tema de la pureza de sangre y todo eso.

El problema es tu familia. No estoy segura de que te dejen venir. Ya sabes, "los Weasley son unos traidores de sangre y bla bla bla".
Igualmente escríbeles, todo sea que al final si te dejen venir.

Michael:

Hola Reg, (¿Te gusta ese apodo?). Quería haber sido yo quién te informara sobre cómo está todo en casa, pero mi hermana ya me ha quitado el papel.

Tan solo me queda decirte que te estamos esperando y que mis padres y mi hermano Septimus están deseosos de conocerte.

Firmado: Milva y Michael Weasley.

En cuanto terminó de leer la carta Regina se terminó de beber el zumo de calabaza que le faltaba y se levantó de la mesa, excusándose de que tenía que ir a contestar una carta.

Salió hacia la lechuceria, no sin antes pasar por la su habitación para coger una pluma y un bote de tinta.

Al llegar a la lechuceria apoyo el pergamino dónde los Weasley le habían escrito la carta y escribió por atrás su respuesta.

¡Me encantaría ir a vuestra casa! Ahora mismo mandaré una carta a casa y con un poco de suerte me dirán que si. No diré que fui con los Weasley, porque sino me matan. Simplemente les diré que fui con una familia mágica. A ver si cuela.

Regina

Metió la carta en el mismo sobre que la había recibido y escribiendo su nombre en la parte de fuera, se la ató en la pata a la misma lechuza que le había entregado la carta antes. Un momento después la lechuza echó a volar.

Ahora tocaba mandarles una lechuza a los Greengrass.

Regina sacó un trozo de pergamino limpio de un bolsillo de su túnica y después de pensarlo bastante se decidió por lo que quería escribirles.

Hola.

Cómo es natural, en estos tres meses que he estado en el colegio he hecho amigos.
Ahora, dos de ellos (son hermanos), me han invitado a pasar lo que queda de navidades en su casa. ¿Os parece bien?

Regina

Dobló la nota y estuvo a punto de atarsela a la pata del animal, pero antes escribió un par de posdatas.

P.D.1: Son sangre pura.

P.D.2: Necesito vuestra respuesta antes de mañana.

Ahora si que dejó a la lechuza libremente volar, camino a la mansión de los Greengrass.

Capítulo de cartas. Tenía ya ganas de introducir este medio de comunicación que es tan importante para el mundo mágico, pero no había encontrado el momento hasta ahora.

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora