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Hacia frío y a lo lejos, entre los lamentos del viento, se oían los pasos de una mujer. Cojeaba.

Se sentía morir y la única razón por la que seguía caminando era por el bebé que portaba en su vientre.

Era de noche e iba sola por las calles. La poca gente con la que se cruzaba agachaba la cabeza e intentaba evitarla, o simplemente apartaba la mirada.

En ese estado llegó a un edificio lúgubre y de aspecto antiguo. Al tocar la puerta una mujer bajita y de semblante serio la recibió.

—Acompáñeme—dijo y entró de nuevo en el edificio.

La mujer embarazada la siguió, cerrando la puerta a sus espaldas.

Nada más entrar había un pequeño vestíbulo y unas escaleras que subían. Al llegar al piso de arriba entraron en la primera habitación, que resultó ser un despacho.

La mujer de semblante serio se acercó a hablar con otra que había allí.

—Traigo otra embarazada más—susurró.

—¿Otra más? Dile a tu marido que preparé el paritorio.

—Sí señora.

El parto fue en principio un éxito, pero un rato después la mujer se sintió desfallecer. Se moría. La señora de semblante serio se acercó a la mujer y con una libreta en la mano le preguntó:

—¿Cuál es el nombre del niño?

La mujer la miró y con un hilo de voz susurró:

—Tom Marvolo Riddle.Tom por su padre y Marvolo por mí padre, su abuelo.

La señora Blake, que era como se llamaba la mujer de semblante serio, apuntó todo aquello y volvió a preguntar.

—¿Y usted cómo se llama?

—Merope Riddle. De soltera Gaunt.

×××
12 años después
×××

La habitación permanecía vacía, pero dentro algo se movía. Sobre una estantería, un pequeño libro comenzó a deslizarse, hasta caer al suelo. Luego se arrastró por el suelo y fue a parar a la puerta, dónde chocó.

Entonces la puerta se abrió y una mano cogió el libro, la puerta se cerró y se oyó a alguien correr.

Era su venganza. Tom no era un buen niño, e iba a hacer sufrir a la pequeña Betty por haberse chivado después de que le tirase una piedra el día anterior.

Con unas tijeras que había robado de las cocinas ya hacia semanas y una pluma comenzó a rayar y a rajar aquel libro de cuentos, el favorito de Betty.

Cuando ya estuvo lo suficientemente ajado como para provocarle un llanto desconsolado lo devolvió a la habitación de nuevo y se encerró en la suya. En teoría estaba castigado y no podía salir, pero no había sido muy difícil forzar la cerradura con magia.

Cogió un libro y se puso a leer
Así permaneció un rato hasta que se oyó una cerradura y apreció la señora Blake acompañada de un hombre de larga barba blanca y gafas de media luna.

—Tom. Este es el señor Dumbledore. Piensa que puedes ser un buen alumno para su escuela. Te dejo que hables con él.

A Tom aquel hombre no le transmitía demasiada confianza, pero igualmente lo dejó pasar. Sabía que si era lo que pensaba podría sacar mucho provecho de ahí...

¡Buenos días! ¡Primer capítulo de la historia! Espero que haya resultado entretenido de leer, a pesar de ser muy introductorio. :)

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora