El verano llegó al mundo de un día para otro, cuando dejó de llover y el sol se asomó por primera vez en semanas de detrás de las nubes grises.
Sin embargo, por lo demás, nada cambió. Una tersa calma permanecía en el castillo, con Tom encerrado en sus libros y sus propios pensamientos de forma más profunda que antes y con Regina disfrutando de sus amigos más que nunca.
Los misterios que la atormentaban antes, como los paseos nocturnos de Dippet o lo que le podía haber hecho Tom a Blaise para que este dejara de visitar la sala de los menesteres ya le habían dejado de importar casi del todo, pues no suponían ningún incordio para su vida diaria, excepto uno, el propio misterio alrededor de Tom Riddle.
Fue eso lo que provocó que un día de junio, a escasos días de que terminase el curso, se dirigiera a la sala de los menesteres por la tarde, cuando el sol empezaba a caer. Estaba sola y sus pasos resonaban haciendo que se extendiese un inquietante eco que se extendía por todo el piso.
Conforme se iba aproximando a la sala de los menesteres la tensión interna que estaba soportando crecía más y más. Sabía que podía encontrarse con Tom en cualquier momento y aunque por una cuestión irracional que ella había atribuido con que le quería preguntar directamente respecto a lo de Blaise quería encontrárselo, en verdad estaba incluso algo asustada.
Sin embargo, el momento llegó. Cuando ya había entrado en el pasillo en el cual se encontraba la sala de los menesteres vio una larga sombra que se proyectaba a su dirección, larga e inclinada, como los rayos de sol de aquellas horas de la tarde. Era Tom.
Cuando él la vio no pareció sorprendido ni mucho menos, sino que se dirigió con una inusual calma hasta ella y le dijo lo siguiente:
—Greengrass, te he estado buscando los últimos días, pero no te he encontrado por ninguna parte.
—¿Cómo qué...?—no terminó se hablar, pues cayó en la cuenta de que lo que acababa de decir Tom tenía todo el sentido del mundo. Entre que sus casas no tenían casi clases comunes y que estaban en épocas de exámenes, las oportunidades de cruzarse por casualidad o queriendo eran mínimas.
—¿Qué quieres?—acabó preguntando, un poco molesta.
—Necesito tu ayuda.
Aquellas tres simples palabras la dejaron algo extrañada. ¿Qué podía querer Tom de ella que no pudiese obtener de otra persona? A no ser qué...
—¿Necesitas mi ayuda personalmente o es por mi sangre qué me buscas?
Tom no contestó verbalmente a su pregunta, lo cual fue la respuesta para Regina. Estaba claro que la necesitaba a alguien de sangre pura y que ella era la persona más accesible que tenía para conseguirlo. Las dos grandes preguntas eran que porque y si ella lo ayudaría.
—Entonces qué. ¿Se supone qué te ayudo y ya está?
Tom se encogió de hombros, dándole el beneficio de la duda. Quizás esa era el inicio de una nueva etapa en el mundo mágico.
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օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom Riddle
Hayran KurguTom Riddle tiene un plan perfecto para convertirse en inmortal, pero una chica llamada Regina intentará boicotearlo. ¿Lo conseguirá? 𝗔𝗖𝗟𝗔𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗗𝗘𝗟 𝗧𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢: Este es el primer libro de una mini saga y transcurre en el primer año de...