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—¿¡La sala que viene y va?!¿¡La que aparece en Historia de Hogwarts?!¿¡De verdad existe?! Entonces... ¿¡La cámara de los secretos existe?!

Estas y muchas otras preguntas fueron las que Blaise le formuló a Regina después de que esta le revelase que la misteriosa sala del séptimo piso no era otra que la sala que viene y va, también conocida como la sala de los menesteres.

Su amiga las había ido contestando conforme habían ido saliendo, principalmente con la verdad, aunque había colado alguna mentira piadosa para no tener que revelar información que se podría considerar...confidencial.

La última que contestó fue:

—¿Y si vamos a la sala que viene y va ahora mismo?

—Emmmm....

—¡Es una idea genial! ¡Y que Lina también venga!

Por una parte, a Regina le gustaba la idea de que Lina y Blaise conocieran por fin la sala de los menesteres, pero por otra parte le daba miedo que se pudieran cruzar con Tom o que Blaise y Lina se fueran de lengua.

Igualmente aceptó.

—Vamos.

Debido a la hora que era no tuvieron ningún problema para salir de su sala común y llegar hasta la pared donde estaba la sala, bastante cerca de allí.

Regina les explico el procedimiento para poder entrar.

—Esta sala, como ya debéis de suponer, es mágica y para entrar hay que hacer algo en la especial. Pues bien, tenéis que cerrar los ojos y pasar tres veces por delante de esta pared pensando la sala a la cual vais a acceder.

Sus dos amigos asintieron, comenzando el proceso que que les había indicado Regina. Cuando ya abrieron los ojos los tres se toparon con una puerta que no estaba antes allí, ricamente decorada y de aspecto antiguo.

Lina se quedó observándola con la mirada perdida, mientras que Blaise pegaba saltitos de la emoción.

—¿A que esperáis?¡Entrad!—los alentó Regina.

No pasaron ni diez segundos que ambos se encontraban dentro.

Regina los siguió.

Blaise, que ya había estado allí anteriormente, se tomó aquella visita de manera más tranquila, pero Lina, que nunca antes había pisado ese lugar se quedó impresionada.

—Regina. Esto es...

—¿Increíble?

—Sí. Creo que esa es la palabra.

El trio comenzó a explorar la sala. Lina comenzó a probar las diferentes escobas voladoras, algunas realmente buenas, que habían por allí.

Blaise, por su parte, había desaparecido y Regina, como en su anterior visita, fue a por aquella diadema plateada que anteriormente había visto.

La diferencia fue, que en esta ocasión no la encontró.

Buscó y rebuscó entre los objetos del alrededor, pero no, no encontró nada. Era como si se hubiese esfumado.

—No encuentro la diadema...—suspiró, para si misma.

"¿Diadema?¿Había una por aquí?"

Una voz misteriosa había hablado. No era ni la de Lina, ni la de Blaise. Ni tan siquiera la de Tom.

Parecía salida de las profundidades de la sala y Regina no pudo evitar pensar si aquel lugar también tenía voz propia, más allá de las órdenes de los seres mágicos del mundo.

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora