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Habían pasado varias semanas desde que Tom visitó la sala de los menesteres por última vez. Ahora no la sentía un espacio seguro, como antes y la evitaba a toda costa.

Habló con el director Dippet sobre los hechos ocurridos en relación con Alphard Black y contra todo pronóstico quien fue castigado fue el sangre pura y no Tom.

Alphard había resultado ser un chico problemático en más de una ocasión y aunque las pruebas eran claras todos los profesores perdonaron a Tom, excepto uno, Dumbledore.

Por su parte, Regina tampoco había frecuentado la sala mucho más.

A veces, cuando se sentía agobiada iba allí y probaba sus diferentes posibilidades, aunque ya no la llenaran.

Otras veces se agobiaba también, pero no iba, porque la sala ya estaba ocupada. Por Blaise.

Su amigo no había seguido el consejo de Regina y visitaba la sala con bastante frecuencia.

Por si esto no fuera suficiente, lo hacía de manera indiscreta, arriesgándose a que alguien lo siguiera y descubriera el secreto que guardaba aquel pasillo.

Lina representaba el caso contrario. En todo ese tiempo había visitado la sala solo dos veces y en ambas ocasiones había consultado a Regina antes de ir.

Esto le servía de consuelo a la Ravenclaw, quien se sentía bastante decepcionada por el comportamiento de su amigo.

La ausencia de Tom también la entristecía, aunque no quisiese admitirlo. La sala era un lugar maravilloso, pero cada vez que entraba pesaba en ella el hecho de haber traicionado la confianza del de Slytherin y quería decírselo, aunque no supiese cuan violenta iba a ser su reacción.

Ese día en concreto era uno de esos en los cuales Regina estaba agobiada, pero no quería ir a la sala. Y ese era el día en el que se lo contaría todo a Tom.

Su estrategía, por llamarla de alguna manera, fue simple. Aprovechó uno de los tantos ratos en los que coincidía con él en la biblioteca para llamar su atención y abordarlo después.  

Después de comer, como hacía siempre, fue andando hasta su sala común mientras que charlaba con Lina y Blaise. Ella era muy tranquila de carácter y transmitía mucha paz, mientras que él...Regina se sentía cada vez más decepcionada por el que había considerado su amigo los últimos meses.

Parecía en ocasiones más un Slytherin que un Ravenclaw, con sus grandes ideas y planes de futuro.

—¡Y-y con esa escoba que encontramos seré el mejor jugador de Quidditch de la historia!

—Blaise—le contestó Lina sonriendo—¿No crees qué esa escoba ya está un poco vieja? Seguro que si hablas con tus padres, te conseguiran una escoba mejor para el equipo de Quidditch el año que viene.

Blaise negó con la cabeza efusivamente, lo que hizo que Lina riera, mientras que Regina se quedaba callada, al tiempo que avanzaba. No se sentía cómoda con la conversación y su mente tampoco estaba allí, sino que en su futura conversación con Tom Riddle, que se daría en apenas unas horas.

Este es el primer capítulo que escribí después de un parón de dos años, así que espero que notéis mi evolución como escritora.

օɾíցҽղҽs: LA SALA DE LOS MENESTERES // Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora