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Los ojos avellanas de Rubén intentaban decifrar a Julia que se encontraba frente a él completamente muda.
—Voy a la cocina a servirme un poco de agua —dijo Belén mirando atentamente a la pareja que parecían no notar su presencia.
El salón parecía increíblemente vacío a pesar de encontrarse ellos dos. Sentados uno frente al otro.
Rubén fue el que cortó el silencio.
—Yo quería... eh, estuve pensando en todo lo que sucedió y...
El muchacho metió una mano en su bolsillo de la chaqueta, pero sus movimientos quedaron a la mitad.
—Dejame hablar a mi primero, por favor —habló Julia respirando con dificultad. Sus ojos estaban hinchados por el llanto que había producido minutos antes de que su amigo llegara a su casa. Rubén quitó su mano de adentro de su bolsillo—. Estuve pensando mucho en lo de... bueno, en lo de los últimos meses, los últimos años incluso y sé que nunca fue mi fuerte expresar de manera correcta lo que me pasa, pero necesito hacerlo ahora, con vos.
Belén miraba todo desde la puerta de la cocina por si su amiga en algún momento necesitaba ayuda. El castaño no parecía demostrar ninguna emoción. Decidió quedarse callado y esperar a que la menor hablara.
—Hace mucho tiempo hay algo que vengo escondiendo incluso a mi misma que no me había querido dar cuenta hasta hace unos días.
La respiración se le entrecortaba y costaba hablar, pero se tomaba su tiempo para seguir.
—No sé cómo explicarte lo que siento. Ahora mismo dentro de mi tengo mil sentimientos y no es fácil manejarlos. No sé cómo decirte lo que me produce verte acá y pensar en todo lo que vivimos —su voz comenzaba a entrecortarse. No había sido buena idea estar tan sentimental antes de hablar—. Todo ese tiempo que estuvimos separados realmente tenía la necesidad de estar con vos, de verte, de hablar, de reírnos.
Algunas lágrimas comenzaban a escapar, pero ella siguió intacta. Cómo si tan solo fueran una muestra de cómo estaba por dentro.
Rubén bajó la mirada a sus manos. Esa situación lo estaba poniendo mal.
—Cuando te vi en la fiesta y me besaste no me fui porque no te quiero o porque no quería... Me fui porque me asusté. Tenía miedo que lo que había sentido fuera real, ¿Me entendés? Rubén.
El castaño levantó la mirada y se encontró con las mejillas sonrojadas de su amiga bañadas por las lágrimas rebeldes.
—Necesito que me digas que entendés.
—¿En qué momento ocurrió? —se animó a preguntar en un susurro sin apartar la mirada.
—No lo sé, desde hace mucho creo. Siempre intenté pensar que lo que sentía era... no sé, mentira, algo del momento, pero no es así.
Rubén se llevó las manos a su cabeza cabizbaja y se quedó en silencio cosa que provocó aún más pena en su amiga. Las cosas no estaban saliendo bien.
—Sé que no me querés de esa manera —habló ella nerviosa—. Sé que me besaste porque querías ver qué pasaba en vos y que todo lo de Samuel te presionó haciéndote creer algo que no sentías y lo entiendo, pero no puedo ocultarlo más.
—No puedes decirme esto ahora, Julia —murmuró Rubén aún sin mirarla—. Simplemente no puedes.
La morena miró a Belén que le asintió con la cabeza dándole ánimos. Julia tomó aire y soltó lo último que tenía.
—Te amo, te amo tanto que cuando las cosas se ponen mal lo único que quiero es correr a tus brazos porque ahí me siento en casa... Rubén, por favor, decí algo.
El muchacho se levantó de su asiento y miró a Belén que observaba toda la situación apenada.
Rubén volvió su vista triste a Julia que buscaba palabras en dónde no habría ninguna. Metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un sobre, lo tiró sobre la mesa y se acercó a la puerta.
—Lo siento.
Belén corrió hacia su amiga cuando Rubén dejó el departamento. Julia tomó el papel en sus manos y con cuidado lo desplegó notando varios garabatos en su interior.
Las lágrimas ya caían sin poder controlarlas e intentaba que ninguna cayera sobre la tinta.
Ya no puedo con esto. No puedo seguir fingiendo. No puedo seguir diciendo cosas que no siento.
Te quise, Julia. Te quise como no he querido a nadie, pero es imposible seguir manteniendo esto. ¿Nos sirvió de algo? Joder, que no paramos de lastimarnos y mentirnos.
Traté toda mi vida intentando que sepas cuánto significabas para mí, pero nunca pareció importarte lo difícil que era querer estar contigo y no poder. Nunca viste en mí lo que yo veía en tí, pero no puedo culparte. Simplemente no me quisiste de la misma forma.
Pero hoy lo termino. Hoy termino esto que tanto nos duele. No podemos seguir siendo amigos si no paramos de sufrir.
Lo que teníamos que vivir ya lo vivimos. Nos acompañamos hasta donde teníamos que hacerlo y tenemos que dejarlo aquí, en un bonito recuerdo.
Que imbécil ¿no? Creyendo que esto será sencillo cuando lo único que haré de ahora en más será extrañarte más que antes, extrañar tu risa, tus abrazos.
Perdón. Perdón por besarte y creer que no significaría nada para ti, lo siento. Tienes razón, tengo una novia y la amo y jamás sabré por qué hice lo que hice, pero espero que me perdones.
Necesito alejarme. Pensar con claridad y si algún día me aceptas volver a lo que éramos, te juro que te querré toda la vida y hasta con una venda en los ojos te elegiría mil veces más, pero ahora no puedo. Simplemente no puedo.
Espero que entindas que lo hago por el bien de ambos.
Te quiero eternamente, tu rubito.
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𝙨𝙤𝙛𝙩 𝙧𝙪𝙗𝙞𝙪𝙨 • 𝙧𝙪𝙗𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙗𝙡𝙖𝙨
Fanfiction"la suavidad de tus caricias y el sonido de tu risa me hacían sentir en casa"