𝙨𝙤𝙛𝙩 𝙧𝙪𝙗𝙞𝙪𝙨 • 𝙧𝙪𝙗𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙗𝙡𝙖𝙨

𝘧𝘶𝘦𝘳𝘻𝘢

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—No es normal las ojeras que tenés, Rubén y estás muy flaco...

—Ya te he dicho que te vayas de aquí, joder.

La muchacha lo miró apenada. Sabía que él necesitaba ayuda, pero no estaba queriendo aceptarla. Últimamente Rubén estaba teniendo días espantosos y todo iba sumándose en su vida.

El acoso por parte de los seguidores, el peso que YouTube estaba generando en él y querer que su comic saliera de diez puntos.

—Necesitás ayuda —murmuró intentando acercarse a él, pero este se negó.

—¿Tú vas a brindarme ayuda? Vete con Vegetta, joder y déjame en paz de una puta vez.

El castaño empezó a apretarse con fuerza su brazo izquierdo y a tener dificultad para respirar. En unos minutos cayó al piso y el estrés y el miedo de Rubén se le contagió a Julia.

—Intentá respirar tranquilo —dijo ella acompañándolo en el suelo y acariciando su cabello—. Vamos, tranquilo, respirá.

Rubén tenía dificultades, pero la paz que su amiga le estaba transmitiendo logró calmarlo.

—Por favor, no podés seguir así.

El llanto del muchacho se hizo presente en el salón y Julia, que intentaba demostrar fuerza, hizo lo posible por no llorar. No podía quebrarse ahora que intentaba sostener a Rubén.

A medida que los minutos pasaban él comenzaba a recomponerse y aunque sus ojos se encontraban rojos no paraban de buscar la mirada de Julia.

—¿Estás decepcionada de mi?

—No, no —dijo ella con un nudo en la garganta— Jamás estaría decepcionada. Estás siendo muy fuerte.

Ella no quería verlo porque se pondría a llorar. Le lastimada verlo así.

Julia: estás bromeando?

Samuel: Julia, no te estás dando cuenta? No puedo pensar en una relación si tratas a Rubius como un hijo y no dejas de meterlo en el medio.

Julia: Es mi amigo y necesita mi ayuda.

Samuel: Y eso lo entiendo, vale? Ese no es el problema.

Samuel: El problema está en que intentas ocultarme todo el tiempo de él porque sino se pondrá mal.

Samuel: No quiero hacerte esto, pero es él o yo

Julia: no intentas hacerme esto? No podés tener un poco más de empatía? cómo me vas a hacer elegir?

Samuel: No es mi culpa si él está enamorado de ti y tú quieres protegerlo.

Samuel: Así nunca serás feliz.

Samuel: Antepones su felicidad antes que la tuya.

Julia: Me ha gritado que me vaya contigo mientras tenía un puto ataque.

Julia: Que clase de amiga sería si lo sigo lastimando?

Samuel: y qué clase de amigo está siendo él?

Samuel: Te quiero, Julia, en serio

Samuel: y me encantaría estar ahí contigo para poder acompañarte, pero no puedo y eso me destroza

Samuel: pero desde aquí puedo ver qué tú no me quieres tanto y yo no puedo seguir así.

Samuel: te pedí sinceridad. Si querías divertirte tan sólo debías decirlo y yo me divertía también

Julia: Esto no tiene nada que ver con mis sentimientos

Julia: Yo también te quiero

Julia: pero hay algo que no puedo negociar y ese algo es mi mejor amigo.

Julia: Juré jamás dejarlo y no lo haré ahora

Julia: si no puedes con eso entonces adiós.

—Me ha dicho que conoció a alguien —comentó Mangel mientras cenaban—. No sé muy bien de dónde ni cómo, pero parece que su ánimo está cambiando.

—Mejor —dijo Julia esperanzada—. Últimamente no me deja acercarme mucho y evita que hablemos del tema.

—Ya, cree que si no le da importancia todo se olvidará.

Julia revolvía su comida de un lado al otro mientras miraba su teléfono de reojo para ver si llegaba una notificación.

—¿Te ha llamado Vegetta? —preguntó Mangel. Ella negó—. Deberías hablarle.

—No, creo que quedó bastante claro lo que pensamos. Él tiene algo planeado y yo otra cosa.

—Tus planes no pueden estar ligados a Rubius, Julia.

Ella no quiso mirar a su amigo y siguió jugando con los fideos. No tenía ganas de comer, mucho menos de pensar en Samuel.